Los tres jóvenes trasladaron a todos los tripulantes centinelas inconscientes a una de las habitaciones de la nave y lo cerraron. Sin alguien que ingresara el código de acceso en el panel exterior, las personas que se encontraban dentro de la habitación no podrían salir. Ling Lan tampoco se olvidó de dejar que Pequeño Cuatro deshabilitara sus comunicadores, evitando la posibilidad de que cualquiera de los oponentes revelara su plan si se despertaban antes de lo esperado.
A esas alturas, los estudiantes que seguían a Ling Lan podían decir cuál era el objetivo de Ling Lan. Aunque parecía una locura, la sangre de todos estaba hirviendo con sólo pensarlo. Nadie optó por retirarse, sino que se emocionaron aún más, creyendo que eso era realmente lo que debían hacer.
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