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Capítulo 1 - ¿Existen Las Almas Después De La Muerte?

Editor: Nyoi-Bo Studio

¡Ling Lan estaba muerta!

Desde el momento en el que se encontró flotando en el aire mirando hacia la escena debajo de ella, supo que estaba muerta.

Se dio cuenta de que podía ver a través de paredes sólidas. Vio a sus padres llorando fuera de la Unidad de Cuidados Intensivos y la solemne expresión en el rostro de su hermano menor. También vio como él suspiraba aliviado cuando nadie lo estaba mirando, como si un peso se hubiese levantado de sus hombros.

Esto no molestó a Ling Lan. Ella sabía perfectamente que había sido una carga para su familia por 24 años, casi arruinando su hogar, que de por sí ya no era adinerado. Si no hubiese sido por el hecho de que su enfermedad era tan bizarra que era considerada merecedora de investigación, lo cual resultó en apoyo del gobierno para su medicación, ella ya hubiese muerto 10 años atrás por la inhabilidad de costear el tratamiento.

Sin embargo, a pesar de la demora, no pudo escapar a la muerte en el final. La única sorpresa para ella fue descubrir que los humanos realmente poseían almas.

Miró hacia arriba, hacia la distante oscuridad del cielo nocturno, y se preguntó fantásticamente –¿existirían en el mundo seres como el Cabeza de Buey o el Cara de Caballo, o quizá un Ángel de la Muerte, como en el animé Bleach, quien aparecería de pronto y se la llevaría al más allá?

Abruptamente rió, burlándose de sí misma por haber leído todo tipo de libros inútiles y cómics cuando estuvo postrada en la cama. Los Ángeles de la Muerte eran de Japón –¿por qué aparecerían en China? Era mucho más probable que aparecieran Cabeza de Buey y Cara de Caballo, y, ¿tal vez un fantasma pequeño con ropas tradicionales?

"¡Idiota! No hay tal cosa como almas humanas; éste es tu yo espiritual. Si no vuelves pronto, vas a dispersarte en el aire y convertirte en parte de la energía de este mundo." Una voz infantil sonó al lado del oído de Ling Lan, su tono frenético y preocupado.

Antes de que Ling Lan pueda responder, sintió como era atraída por una fuerza abrumadora, y su consciencia empezó a esfumarse. Justo antes de desvanecer, le pareció escuchar como la misma voz infantil gritaba con felicidad, "¡Lo conseguí! Pensaba que mi huésped se habría perdido para siempre."

Fue en ese momento, cuando el hospital militar nacional de primer nivel en donde se encontraba Ling Lan quedó a oscuras. Poco después, la capital entera, junto a varias provincias y ciudades aledañas, también quedó en tinieblas.

La ocurrencia improbable de un apagón a tan gran escala, que afectase la capital y varias otras provincias y ciudades, inmediatamente ocasionó una conmoción en la tranquila noche.

Afortunadamente, el apagón no duró mucho, solamente 3 minutos. Todas las ciudades retornaron rápidamente a la normalidad, dejando solo a la Compañía Nacional de Electricidad en desorden. En esos 3 minutos, la electricidad que habían proporcionado a las ciudades involucradas había desaparecido misteriosamente, como si la Compañía Eléctrica no hubiese proporcionado nada de electricidad. Pero en realidad, como fue comprobado por sus datos numéricos, habían liberado más de un trillón de kilovatios en esos 3 minutos, una cantidad mayor a lo que habían producido hasta entonces.

Este asunto fue rápidamente asignado a la Agencia Nacional de Seguridad para su investigación. Luego de varios meses, la respuesta que dieron al público fue que las computadoras utilizadas por la Compañía Eléctrica para medir el suministro eléctrico habían sido irrumpidas por hackers, quienes habían modificado los datos y detenido el suministro de energía, lo cual resultó en el apagón masivo. Y fue así como las protestas públicas por el apagón terminaron.

Sin embargo, los resultados de la investigación que fueron finalmente sellados en los archivos de máxima seguridad de la nación decían lo siguiente: un fenómeno inexplicable. La energía había desaparecido, ¡como si hubiese sido un acto divino!

*****

Año del Calendario Estelar 4731:

En el puerto espacial del Planeta Anta, todos los guerreros que marchaban hacia las líneas del frente se encontraban alineados para ingresar a las naves de batalla regulares. Mientras tanto, en frente a la nave nodriza de comando del oficial de mayor rango, una pareja de amantes se miraba entre la multitud de personas dándose el adiós, hablando en tonos suaves y con las manos entrelazadas.

–Ling Xiao, debes volver vivo –imploró Lan Luofeng con los ojos llenos de lágrimas.

Ling Xiao asintió. No esperaba tener que precipitarse a la batalla luego de haber estado casado por solo dos meses, pero el enemigo era implacable y a su nación no le estaba yendo muy bien, dejándolo con ninguna otra alternativa más que tomar acción.

–Dejo la casa en tus manos.

Ling Xiao sentía pena por su nueva esposa a causa de su inminente partida – una vez que él se haya ido, todos los confusos y molestos asuntos familiares caerían sobre esta delicada mujer que estaba frente a él. ¿Podría ella mantener a raya a todas esas personas codiciosas? En su corazón, no estaba del todo seguro.

Con los ojos rojos, pero con voz firme, Lan Luofeng dijo: –No te preocupes, Ling Xiao. Yo cuidaré bien de nuestra casa –Puso la mano de Ling Xiao sobre su abdomen y siguió, tímidamente–. En más o menos ocho meses, serás padre.

–¿Tenemos un hijo? ¡Eso es genial! – Aturdido por la feliz noticia, Ling Xiao abrazó a su esposa y la hizo girar en círculos, dejando escapar de su boca una risa alegre.

Lan Luofeng se agarró ansiosamente a Ling Xiao pero no hizo nada para detener su celebración. Luego de un buen rato, Ling Xiao finalmente bajó a Lan Luofeng y la abrazó fuerte, diciendo: –¡Luofeng, gracias!

–¿Qué dices? Soy tu esposa, y éste…éste es un hijo que yo también espero. – Lan Luofeng sonrió gentilmente con su mano presionada en su abdomen, la alegría en su corazón rebosaba. – Quería preguntarte, ¿cómo llamaremos al niño?

Al oír esto, Ling Xiao empezó a considerarlo seriamente. Mirando la alegría reflejada en el rostro de su esposa, se le encendió una chispa de inspiración.

–Lo he decidido. Ya sea un niño o una niña, ¡nuestro hijo se llamará Ling Lan! El hijo es tanto tuyo como mío, y merece llevar nuestros dos apellidos. – Como Lan Luofeng también era hija única, tal vez ese nombre le concedería a su esposa algo de felicidad.

Y, realmente, Lan Luofeng rebosaba de alegría, asintiendo vigorosamente: –Sí, hagamos como tú dices.

Las lágrimas en sus ojos ya no podían ser contenidas, y Ling Xiao no podía hacer más que ayudar a secárselas frenéticamente.

En ese momento, la plataforma anunció la llamada para el abordaje final. Lan Luofeng se compuso rápidamente, se limpió el resto de sus lágrimas, y dijo con una sonrisa:

–Ling Xiao, debes cumplir la promesa que me has hecho. Ling Lan y yo esperaremos tu retorno juntos.

Ling Xiao asintió con seriedad: –Siempre cumplo con mis promesas.

Con la anticipación por su hijo en su corazón, Ling Xiao partió, abordando la nave nodriza de comando bajo la mirada llorosa de Lan Luofeng. Rápidamente, la nave nodriza cerró sus puertas e inició su arranque y, con la guía de control aéreo, se desacopló del puerto de navegación, lentamente ascendió y arrancó de la Estrella de Anta, liderando a innumerables naves de batalla hacia el espacio.

Mientras tanto, habiendo pasado inadvertida por las personas enfocadas en la partida de las naves, una masiva cantidad de energía fue generada por el encendido en simultáneo de incontables naves, causando la oscilación de esa parte del espacio y hasta que se doblase en sí mismo en algunos lugares. Una partícula casi microscópica apareció de pronto y se dirigió con rapidez hacia la Estrella de Anta, a la velocidad de la luz.

Aun envuelta en tristeza, Lan Luofeng sintió de pronto que su abdomen se ponía caliente y frío y no pudo evitar gritar por el susto, sus manos cubriendo instintivamente su vientre. Esto preocupó al chambelán Ling Qin, quien hasta entonces había estado parado y mirando en silencio como si fuera papel tapiz en el fondo.

–Joven ama, ¿se encuentra bien?

Lan Luofeng cerró sus ojos y cuidadosamente analizó su estado. No habiendo encontrado nada malo, finalmente se relajó, y respondió: –Tío Qin, estoy bien. Creo que solo estaba un poco sensible.

Habiendo escuchado eso, Ling Qin respiró con alivio.

–Joven ama, ya que el joven amo ha dejado Anta, creo que deberíamos volver a casa ahora. Este lugar es muy caótico, me temo que podría ser nocivo para su salud.

Lan Luofeng no era una persona terca, y sintió que las preocupaciones de Ling Qin tenían mérito, entonces asintió y dijo: –Luego de ti, Tío Qin.

En poco tiempo, ambos estuvieron sentados en un auto flotante, alejándose rápidamente del puerto espacial hacia su hogar.