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La historia de Albert.

Bueno, llegados a este punto, después de haberle expuesto mis opiniones, ahora sí que le he pedido un café. Me lo acaba de dar. Nos hemos vuelto a sentar, y ahora sí, por fin me voy a enterar de lo que me está pasando, esperemos que está vez si sea de verdad.

-Bueno, pues como te iba contando, Perla se me presentó como ayudante, ella era la que se iba a encargar de elegirme la compañera de trabajo.

-Si eso me lo dijo ella.

-Bien, pues lo que me acabo de enterar es que el proyecto que estábamos haciendo, a la vez que lo estábamos inoculando a los cadáveres, ella te lo inoculó a tí.

-¿Cómo? ¿Tú estás seguro de lo que estás diciendo? Eso es imposible, yo nunca he tenido contacto con ella antes del día que la vi en el café. No puedo creerte.

-Cálmate Lena, déjame que te lo explique. Y verás como cuando lo haga vas uniendo piezas.

Le miré y asentí con la cabeza, dándole consentimiento para que siguiese contándome.

-Te acuerdas cuando terminamos la primera fase, que te dije que te tomarás una semana de vacaciones, pues bien, durante esa semana Perla iba siguiendo los pasos de todo lo que ibas haciendo, compras, visitas a la universidad, parque... Me iba informando de todo. -Se supone que trabajaba para mí, pero yo solo era una simple pieza, ella era la verdadera investigadora y a mí me estaban utilizando. Y yo sin saber nada, pero que tonto he sido.

Según lo estaba escuchando me estaba dando hasta pena, estaba viendo su sinceridad, se sentía dolido, y aún no había ni escuchado la mitad de lo que quería contarme.

-Pues bien, el día que te quedaste dormida en el sofá, que luego te despertaste a, y creías que estabas en el laboratorio, y que era un sueño. Te acuerdas.

-Sí que me acuerdo, pero ¿Cómo sabes eso? Si no se lo he contado a nadie.-Le dije muy asombrada.

-Lo sé porque según te quedaste dormida, entraron en tu casa, te durmieron con un gas y te trajeron al laboratorio, es cuando aprovecharon para inocularle el virus. En teoría no tenías que haberte despertado, pero se ve que tu cuerpo quemó antes de tiempo la anestesia, cuando entraste a la habitación, realmente sí que me viste a mí, y la sombra que creías que veías en tus pesadillas, la que estaba detrás de mí, no era ninguna sombra, en esa habitación está Perla conmigo, estábamos hablando de cómo iba la investigación, aunque yo en ese momento no sabía nada de lo que te habían hecho, hasta que te vi entrar en la habitación. Eso me descuadró por completo.

Según me iba contando todo, me iban viniendo las imágenes del primer sueño, y ahora todo iba encajando. En el suelo recuero haber escuchado, tras la puerta, a Albert hablando con alguien, peri cuando entré no vi a nadie, y también recuerdo que había una sombra detrás de él (y resulta que la sombra era Perla), Albert estaba hablando con ella, y la sombra me intentaba coger y llevarme una y otra vez la habitación.

-Te volvieron a dormir y te llevaron de vuelta a casa, a mí me dijo que a partir de ese momento tenía que estar encima de ti, vigilándote, viendo si experimentadas algún cambio físico, anotando todo.

-Entonces, la carpeta que vi, vamos ya no sé si la vi, la soñé, sobre mí, de que yo era el experimento, los datos que apuntáis sobre mí de la primera fase, la segunda, los cambios...

En ese momento vi que su expresión cambió por completo, su expresión se volvió de asombro, de no saber lo que estaba pasando.

-¿Cómo sabes lo de la carpeta Lena? Si eso no lo sabe ni Perla.

No sabía si contárselo o no, eso y lo de las mentes, pero llegados hasta aquí, supongo que voy a necesitar ayudar, y en el único que realmente confío es en él.

-Lo soñé, tras dos semanas con pesadillas sobre la sombra, el día que conocí a Perla. Esa misma noche, cuando me fui a dormir, en vez de tener la misma pesadilla de siempre, esa noche soñé que estaba en el laboratorio, y que había un escritorio que no había estado nunca, Perla estaba allí también, y se acercó al escritorio, sacó una carpeta de un cajón y sacó una carpeta de él, me la dio, y era un informe sobre mí, en él ponía todo lo que te acabo de decir. Que yo era el experimento, y lo demás.

Los ojos de Albert parecían dos platos, se le iban a salir de las órbitas. Parecía hasta cómico.

-Sé que es algo increíble Albert, son sueños premonitorios, pero eso no es todo, querías saber lo que me está ocurriendo, pues bien, no hace falta que esperes a que termines de contarme todo, porque ya estoy bastante asustada y necesito tu ayuda. Quieres saber otro de los efectos de lo que me está pasando.

-Claro Lena, y gracias por confiar en mí, te he fallado, pero te prometo que no volverá a pasar. No sabía lo que te iban a hacer, porque no lo hubiese permitido, en la vida.

-Lo sé, no te preocupes, pues bien. Hoy, antes de quedar contigo, según acabaron las clases, me fui a sentar al césped, en el campus, estaba muy nerviosa por la cita que tenía contigo, sobre todo después de todo lo que Perla me había contado sobre ti, que como imaginarás todo es malo.

-Lena yo...

-Tranquilo Albert, no hace falta que me digas nada, ahora sí me estoy dando cuenta de todo, te creo en todo. No tienes que decir nada. Prosigo, estaba sentada en el césped, cuando de repente empecé a temblar, a acelerarse me es corazón, la respiración, y de repente empezó a escuchar murmullos por todos lados. Levanté la vista y no vi a nadie cerca de mí, sino que las personas estaban caminando por el campus, y las estaba escuchando hablar, pero ninguna me estaba hablando a mí.

-Un momento Lena, me estás tratando de decir que ¿puedes leer las mentes?.

La cara de Albert cada vez era más asombrosa, parecía un muñeco de cómic, tuve que apartar la mirada un segundo de él porque creí que me iba a salir una carcajada de verlo así.

-Si puedo hacerlo. Y no, necesito que me encierren con Claris, deja de pensar eso. Por cierto quien es.

Según le dije eso se quedó blanco, creí que se iba a desmayar.

-Es mi prima, está en un sanatorio. Pues sí que realmente lees la mente. Puedes hacer algo más.

-De momento no, vamos no lo sé, solo sé que cuando me pongo nerviosa es cuando me empiezan a suceder las cosas, y que tengo miedo Albert. No sé qué más cosas pueden aparecer, y si serán buenas o malas, y si me convierto en un monstruo, o ¿intento hacerte algo a ti o a la gente?.

-No te preocupes, intentaremos buscar una solución. Vamos a dormir un poco, que ya es muy tarde, quédate en mi casa, sube a mi habitación, yo me quedaré en el sofá

Le dije que no una y otra vez, pero no hubo manera, al final tuve que aceptar, me subí a su habitación y pasar la noche allí y él se quedó en el sillón.