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Comienzan las pesadillas.

Llevo una semana sin dormir más de dos horas seguidas, es cerrar los ojos y siempre se me presenta la misma figura, ya no veo a Albert, solo es la figura transformada, quiere llevarme con él, por más que corro, me escondo, haga lo que haga siempre termina encontrándome, me agarra, me arrastra hacia una habitación, y cuando se queda todo en silencio me despierto sudando, gritando, con palpitaciones. He perdido más de cinco kilos, apenas tengo apetito, y sé que mi humor se está volviendo un poco serio.

No se lo he contado a nadie, no siquiera a Albert, aunque hoy si hablaré con él, porque de sé que estoy distante, y eso está afectando al proyecto. Hoy tenemos la reunión de todos los finales de mes, le explicaré todo cuando terminemos, espero que él sepa lo que me esté pasando, porque todo ha sido a raíz de empezar la segunda fase.

-Buena Lena, con esto terminamos la reunión, mañana seguimos con el planning. Si no tienes nada más que decir damos por concluida la reunión.

-Espera Albert, me gustaría comentarte algo que lleva pasándome desde que empezamos

con la segunda fase he empezado Con pesadillas y aún sigo. Me persigue una especie de sombra, el primer día tenía tu forma, después se disipó y apareció una forma extraña, intenta llevarme a un cuarto y ahí me despierto.

Mientras se lo contaba le observaba atentamente a ver sus gestos y me di cuenta de que no le extrañaba nada, había algo muy raro en todo esto, sabía que no me lo iba a contar, pero si expresión lo decía todo, sabía exactamente qué era lo que me estaba pasando, y si era así era porque tenía algo que ver, aunque no quería pensar que eso era verdad porque me habría estado engañando, o utilizando, y si era así, ¿qué es lo qué me había echo o cuándo me lo había echo?

Estuve toda la noche sin dormir, dándole vueltas, intentando averiguar qué estaba pasando, o qué me había hecho, o si realmente había perdido la cabeza del todo y era todo imaginaciones mías.

Las pesadillas siguieron sucediendo todas las noches, pasó otra semana más así, ya estaba desespera. No sabía que hacer, apenas dormía, cuando de repente me sonó el móvil, era un número desconocido. Al cogerlo, la voz sonaba muy apagada, era de una mujer, me dijo que si podíamos vernos esa misma tarde, que tenía que hablar conmigo, que ella sabía lo que me estaba pasando.

¿Cómo era posible? No dejaba de darle vueltas, claro que iba a ir. Necesita saber lo que estaba ocurriendo, aunque tampoco estaba segura de si era una buena idea, tenía que intentarlo porque ya estaba muy desesperada.

Salí de la universidad, habíamos quedado a las 5, esa tarde no tenía que ir a trabajar, así que no tenía que poner ninguna escusa, me fui a casa, comí, me cambié de ropa y me fui dando un paseo hasta la cafetería donde habíamos quedado.

Nunca había estado allí, era muy grande, pero apenas había gente, llegué pronto, faltaba aún media hora, me senté en una mesa a esperarla, por una parte, deseaba que no viniese, pero por otra sí que quería que lo hiciera, que me contara todo lo que ella sabía, o que era lo que sabía.

Estaba distraída en mis pensamientos, cuando noté que la silla de al lado mía se movía, me sobresalté tanto que casi se me cayó el café que estaba tomando. Cuando levante la vista, vía a una muchacha, más o menos de mi edad, de piel muy clara, pelo castaño, ojos verdes, complexión muy delgada, iba vestida completamente de negro. Me miró, y le hice un gesto indicando la que se sentará, con una media sonrisa en la cara lo hizo.

Se pidió otro café, eran las cinco de la tarde. Por lo menos sé que es puntual, la miro, antes de ponerme a hablar, su expresión es muy extraña, la mirada de sus ojos, parece a la vez de pérdida se nota que tiene miedo. Nos empezamos a tomar el café, de momento ninguna de las dos habla, no quiero meterla presión, prefiero que vaya cogiendo confianza, que se sienta tranquila con mi presencia, y a ver qué pasa, supongo que sí ha sido ella la que me ha llamado, será ella la que empezará la conversación, pero si veo que no lo hace, tendré que romper yo el hielo.