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Capítulo 22 – Encuentro En El Bosquecito (2)

Editor: Nyoi-Bo Studio

Debido a la tenue luz en el bosque, que era significativamente más brillante en la dirección de donde había venido Lin Jiage, Shi Yao no podía ver claramente su expresión.

Sin embargo, estando tan cerca, bajo la tenue luz de la calle, se dio cuenta de que su semblante era horrible.

¿No la invitó a salir para discutir la cancelación de su compromiso?

Debería estar contento de poder salir con La Bella Qin...

Incapaz de comprender la situación, el ceño fruncido de Shi Yao se hizo más profundo.

También estaba claro que la paciencia de Lin Jiage se había agotado, y antes de que Shi Yao pudiera responder, ya había hablado una vez más con el mismo tono mordaz.

—¡Haces una cosa delante de mí y otra a mis espaldas, eres una tramposa!

¿Una cosa delante de él y otra a sus espaldas? ¿Tramposa? ¿De qué demonios está hablando?

Shi Yao estaba completamente confundida por la situación, y se notó en sus palabras.

—¿Qué quieres decir? No sé de qué estás hablando...

—¿No sabes de qué estoy hablando? —Como si las palabras de Shi Yao lo hubiesen provocado, Lin Jiage dijo con desdén— No te molestes en intentar eso conmigo, ¡deberías saber muy bien de lo que estoy hablando! Por un lado, me mandas un mensaje pidiéndome que cancele nuestro compromiso, pero por otro, vas a ver a mi abuelo a mis espaldas para quejarte de mí. ¡Nunca he visto a una persona tan descarada como tú!

Era cierto que ella le había enviado un mensaje sobre la cancelación, pero quejarse al abuelo Lin a sus espaldas. Ella no se había encontrado con el abuelo Lin desde el Festival de la Primavera, así que, ¿en qué momento tendría la oportunidad de quejarse de Lin Jiage con el abuelo Lin, sin que éste lo supiese?

—¿Estás malinterpretando algo aquí? No me he encontrado con el abuelo Lin últimamente, así que ¿cómo podría quejarme con él?

—¿Sigues fingiendo que no sabes? El abuelo me dijo que te acercaste a él con lágrimas en los ojos, diciendo que yo quería cancelar el compromiso.

Esa tarde, Lin Jiage estaba jugando baloncesto cuando de repente recibió una llamada instándole a que volviera a casa. Sin embargo, tan pronto como entró por la puerta, su abuelo le había arrojado una taza de té antes de que pudiera decir una sola palabra. Después se vio forzado a pasar por una humillante reprimenda. Cuando estos recuerdos emergieron una vez más en su mente, sintió como su furia se intensificaba.

—Si no querías cancelar el compromiso, no debiste haberme enviado ese mensaje en primer lugar. ¿Realmente tiene sentido vivir una vida tan falsa? ¿O fue intencional? ¿Intentabas llamar mi atención haciéndote la difícil? ¡Déjame decirte esto aquí y ahora, hay muchas mujeres que lo han intentado conmigo, pero tú eres la única que me ha dejado tan asqueado!

A medida que las palabras de Lin Jiage se hicieron cada vez más exageradas, Shi Yao se acordó del día en que entró en la grandiosa residencia de la familia Lin hace seis años. El abuelo Lin señaló a la niña humildemente vestida y se volvió hacia el resplandeciente joven y le dijo: —Jiage, deja que el abuelo te presente formalmente a tu prometida, Shi Yao.

Cuando eso, él sólo tenía quince años, y todavía había un toque de juventud entre sus delicadas cejas. Era tan guapo que ella lo comparó con las muñecas que había visto en la vitrina, y no pudo evitar sentir cariño por él.

En ese entonces, toda su atención estaba en él, pero su reacción justo después de que el abuelo Lin la presentara la había herido profundamente.

Como si mirara a un repulsivo pedazo de basura, se volvió hacia el abuelo Lin y gritó indignado: —¡No quiero! Una chica tan fea, sucia y desaliñada. ¡No quiero una prometida así!

Por supuesto, tan pronto como las palabras salieron de su boca, el abuelo Lin inmediatamente le dio una lección.

El abuelo Lin había pasado su vida en el ejército, así que sus golpes eran particularmente fuertes. Sin embargo, bajo una paliza tan dura, Lin Jiage no había emitido ni un solo sonido.

En medio de la paliza, él le había echado una mirada que ella todavía podía recordar hasta el día de hoy.