Después de acompañar a Tristan hasta el patio delantero y ver desaparecer su coche de su vista, Bella volvió a la casa para buscar a su hijo.
No lo había visto desde que desayunaron.
Justo antes de dirigirse al dormitorio de Dax, Bella vio a Geoffrey aparecer de la cocina.
—Geoffrey, ¿has visto a Dax? —preguntó Bella.
—¿El joven amo? Está en su sala de computadoras con el señor Stefan —respondió Geoffrey—. ¿Quiere que lo llame, señora?
Bella detuvo sus pasos antes de subir las escaleras. Sonrió a Geoffrey, —Gracias, Geoffrey, pero no hay necesidad. Continúa con tu trabajo. Yo misma iré a verlo ahora.
—Sí, señora —asintió Geoffrey y se dirigió a la sala de estar.
Bella abrió la puerta de la sala de computadoras en silencio. No quería distraerlos, curiosa por saber qué estaban haciendo.
Los vio mirando la pantalla de la computadora con auriculares puestos.
«¡Cielos! Son sólo las nueve y ya han empezado su sesión de computadoras?», pensó Bella.
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