nieto

Esas personas sintieron un escalofrío recorrer su espina dorsal ante la mirada de Jing Chen y rápidamente se callaron.

—Tienen razón. Ellos son de hecho mis hijos —dijo lentamente Jing Chen, mientras estaba de pie frente a ellos con Yuyu y Haohao en sus brazos.

Tan pronto como él dijo eso, casi todos los presentes se quedaron petrificados.

Los ojos de todos estaban llenos de incredulidad.

Jiang Xin también se quedó atónita en el lugar, mirando a Jing Chen con desconcierto.

—¡Estos dos niños eran realmente los hijos de Jing Chen!

—¡Lo clave era que Jing Chen aún no estaba casado!

Además, Jing Chen tenía una sonrisa tenue en su rostro todo el tiempo. No estaba impaciente ni enojado en absoluto.

Qin Lan había esperado esto y parecía más tranquila. Sin embargo, si necesitaba confirmarlo, tenía que preguntar a Jing Chen en privado qué estaba pasando.

Justo cuando todos aún estaban aturdidos, la voz de Jing Chen sonó en sus oídos de nuevo.