Incluso si el cielo se cae, lo sostendré por ti.

Después de acostar a los dos niños, Mason cargó a Lila en brazos y la llevó a la cama. Luego se acostó sobre ella y presionó su nariz contra la de ella...

—Pareces estar divirtiéndote, pero has descuidado a tu marido por bastante tiempo...

—Eh... —Lila quería refutar. Este hombre la estaba acusando injustamente. Ella prácticamente lo deseaba todas las noches. ¿Cómo era eso considerado descuido?

Pero antes de que pudiera quejarse, Mason la silenció con su beso.

Después, todo lo que podía oírse en la habitación era el sonido de las pijamas de Lila siendo rasgadas...

Por alguna razón, aunque Mason tenía 34 años, Lila encontró que se había vuelto más obsesionada con su cuerpo. Especialmente le gustaba su cuello. Esta era una costumbre que probablemente nunca cambiaría...

—Haga lo que hagas, yo te apoyaré. Incluso si el cielo se cae, yo lo sostendré por ti —estas fueron las palabras que Mason murmuró al lado del oído de Lila justo antes de dormir.