Dado que Tang Moyu ya no tenía que preocuparse por su hermana mayor, que había decidido irse al extranjero a terminar sus estudios, los cuales se vio obligada a abandonar debido a su repentino matrimonio con Han Shaohui hace siete años, la emperatriz ya no necesitaba quedarse y trabajar en casa.
Tang Wanyu se había ido del país ayer. Así que incluso si Han Shaohui aún quería acosarla, no sería posible a menos que la siguiera al extranjero, lo cual era improbable ya que la Corporación Han actualmente enfrentaba una gran reacción negativa de sus inversores después de no poder asegurar la asociación que prometieron concretar con una compañía de diamantes extranjera.
Cuando Tang Moyu regresó a su oficina, la recibió otro montón de papeleo, que nunca parecía disminuir sin importar cuánto trabajara en ello. Llegaban uno tras otro. Incluso su asistente, Cheng Ning, no podía evitar compadecerse de ella.
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