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LUNA LLENA (GAY)

Es claro que el peligro está presente en todos lados. Liam, un lobo adolescente solitario queda totalmente enamorado cuando conoce a Matthew, un humano pacifico y vulnerable que correrá peligro tras descubrir la existencia de hombres lobo. Por otro lado, dos jóvenes Cazadores de hombres lobo afrontarán nuevos desafíos para que uno pueda sobrevivir y adaptarse a su nueva vida. HISTORIA COMPLETA EN: https://www.wattpad.com/618598366-luna-llena-gay-pr%C3%B3logo

TeamRangel · อื่นๆ
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22 Chs

También hay más.

<p style="direction: ltr;">Narra Liam

Las horas transcurrieron más rápido de lo que creí, Joe llegó a mi casa exactamente a las 7:00 p.m. tal y como lo dijo. Bajé a recibirlo y ambos subimos las escaleras para escuchar aquello tan importante que necesitaba decirme.

—¿Qué querías decirme? —me senté en la orilla de mi cama mientras él permanecía parado frente a mí.

—Escucha —finalmente decidió hablar—, en nuestro colegio hay Cazadores de Hombres Lobo y dos de ellos son —hizo una pausa de suspenso sin apartar su mirada de la mía—, Ray y Douglas… Los chicos que agrediste hoy en el colegio —para ser sinceros tenía ese presentimiento—. El aullido de Hombre Lobo que seguramente logró despertarte esta mañana era falso…

—¿Falso? —interrumpí—. Se escuchó tan real —fruncí el ceño.

—Si… El primer aullido fue falso, el segundo fue real…

—¿Qué quieres decir? —alcé una ceja.

Joe apartó su mirada de la mía y después de dar una caminata en el espacio libre de mi habitación volvió a encontrar mi mirada.

—Los Cazadores utilizan un aparato extraño, más bien una grabadora —se corrigió— con una frecuencia que nosotros podemos escuchar.

—Ajá… —respondí en señal de que prosiguiera.

—Esto lo utilizan para engañar a los Omegas y tenderles una trampa.

—¿Qué? —miré la alfombra—. ¿Utilizan esa grabación como carnada?

—Si, al parecer un Omega ya cayó en esa trampa —lo miré—. Además, en nuestro colegio hay un Alfa acompañando de Betas.

—¿Un Alfa…? —abrí mis ojos como dos grandes platos.

Quizá no pude percibir el aroma de los Betas que estuvieron presentes en el colegio, debido a que mi olfato se confundió con el exceso olor a perfume que abundaba por los pasillos, pero el aroma de un Alfa es totalmente perceptible ante cualquier circunstancia.

—Si, él me convirtió.

Me levanté de mi cama tratando de procesar esta información… Cazadores, Hombres Lobo y un Alfa en la ciudad; me siento nervioso por ello, ya que esta ciudad es territorio de él y algunos Alfas deciden si los nuevos Hombres Lobo que emigran de otros lugares pueden quedarse o no; además de ofrecer un lugar en la manada.

Espero que este Alfa no sea igual que el resto —pensé.

Conforme daba vueltas cerca de la ventana, mi mirada se enfocó en Matthew quien curiosamente tenía las persianas de su ventana arriba y podía verlo con claridad.

—Escucho tu corazón latiendo más rápido de lo normal, Liam —se incorporó a mi lado y ambos lo observamos.

—Lo sé —dije sin apartar mi mirada de la ventana.

—Lo mejor será que te alejes de él, sabes que está prohibido la relación de Hombre Lobo y humano.

—Lo sé —volví a repetir.

Pero el amor es algo que no se puede controlar, simplemente pasa.

—Volviendo al tema principal —habló, por mi parte comencé a bajar las persianas, demasiado espionaje por hoy—. Es importante que tengas en mente algunas cosas.

—Te escucho —me senté en la orilla de la cama y puse atención a sus palabras.

—Evita estar cerca de Ray y Douglas, son los Cazadores más jóvenes con mucha más experiencia en el colegio y lo más importante, evita tener mucha comunicación con los humanos. Sabes que nuestro calor corporal es demasiado alto y sería extraño para ellos.

—Eso me ha quedado muy claro —rodeé los ojos—. Mi tía me lo ha repetido todo el día cientos de veces —abrió los ojos como dos grandes platos.

—¿Tu tía sabe de nosotros?

—Solo de mí —aclaré.

— ¿Por qué se lo dijiste?

—Ella se enteró cuando lo descubrí.

—¿Qué? —quedó en shock tras escuchar esto—. ¿No fuiste mordido por un Hombre Lobo? —negué.

—Nací con la condición de Hombre Lobo.

—No, eso no puede ser verdad —se alejó de mí para sentarse en el asiento de mi escritorio, apoyó sus codos a la altura de sus rodillas y se inclinó hacia enfrente, en dirección a mi, cubriendo su nariz y boca con ambas manos— , no es más que un simple mito —me observó.

—No tengo intenciones de engañarte —me encogí de hombros.

—Entonces si ese mito es real —hizo una pausa—, el otro también lo es.

—¿De qué hablas? ¿Qué mito? —alcé una ceja y él se levantó.

—Se dice que cuando un bebe nace en una noche de luna llena, él bebe nace con la condición de Hombre Lobo —hizo una pausa—, sin embargo hay otro mito que se dice que aquel bebe que nació con la condición de Hombre Lobo se convertirá en un Alfa sin tener que asesinar a otro Alfa para robarle el poder...

—Eso no puede ser verdad.

—Lo es, ahora que acabas de confirmar uno de los dos mitos —se acercó a mi puerta para abrirla—. En fin, debo regresar con mis hermanos antes de que se preocupen por mi. Te veré mañana.

—Hasta luego… —abandonó mi habitación.

Después miré por la ventana, haciendo un hueco entre las persianas. La luz de la habitación de Matthew estaba apagada.

Al día siguiente, según mi tía, esta mañana hacía más frío que el día de ayer por lo que me obligó a ir más abrigado al colegio. Era ridículo, apenas tenía total movilidad en mis brazos, si Ray quisiera golpearme de nuevo esta vez no podré detenerlo y se saldrá con la suya.

Después de varias calles llegué una vez más a la prisión juvenil llamada colegio. A lo lejos visualicé a Matthew en el pasillo sacando unos libros de su casillero, quise acercarme a él pero en el camino me topé con Joe y me convenció de seguirlo.

Las horas pasaron y no tuve la oportunidad de conversar con Matthew en ningún momento; fue hasta la clase de química y una vez que esta acabó, todos salieron del laboratorio a excepción de nosotros pues el profesor nos pidió por equipos que, uno de estos después de terminar la clase lavará los vasos de precipitado con total precaución. Está vez nos tocó a nosotros y por ello nos quedamos al final.

El silencio era muy incómodo, ninguno de los dos se atrevía a romperlo pero no tardé en hacerlo después de dar un brinco en mi sitio. Accidentalmente tomé por error un vaso de precipitado roto y este me hizo un corte profundo en mi mano derecha, por inercia solté el vaso haciéndolo caer al lavabo y varias gotas de sangre quedaron esparcidas.

—¿Te cortaste? —se escuchó preocupado.

—No es nada —me aparté de él y le di la espalda—. Estoy bien —alcé mi mano a la altura de mi pecho y observé como mi dedo iba sanando.

—Liam —dejó los utensilios de limpieza—, vi la sangre. Anda, muéstrame la herida —intentó ponerse a mi lado con la intención de tomar mi mano.

—¡He dicho que estoy bien! —alcé la voz y segundos después me arrepentí de hacerlo. No supe como reaccionar—. Déjame tranquilo.

Tomé mis cosas y escapé del laboratorio, en estos momentos donde podría refugiarme es en el sanitario y me dirigí hacia allá. Una vez dentro me acerqué al lavabo para lavar la sangre que quedó en mi mano, antes de que él entrara por la puerta.

—¿Estás bien? —preguntó.

—Si… estoy bien —respondí ya calmado.

Apartó su mirada de mi y esta se enfocó en una de mis manos, para ser exactos mi mano derecha la cual miré al instante y puse detrás de mí.

—Tú mano —su respiración se aceleró—, no tiene ninguna herida, ¿cómo puede ser esto posible? Yo miré cuando te cortaste… Miré la sangre —me miró a los ojos.

—Matthew... Yo… —puse mi mirada en la puerta.

—Quisimos hacerte una broma —entró Joe y nuestras miradas se dirigieron en él—, y caíste en ella.

—¿Qué? ¿Una broma? —giró hacia mí—. ¿En serio todo esto se trató de una broma?

—Sí —fue lo único que pude decir.

Sus ojos se cristalizaron.

—Eres un tonto —dijo en un tono molesto—. Por un momento pensé que te habías hecho daño y resulta que todo fue una estúpida broma para hacerme sentir mal... No esperaba esto de ti, Liam —se dio la vuelta.

—Matthew… —abandonó el lugar haciendo sonar la puerta en la pared—. Espera —susurré pero él ya se había ido, inmediatamente fruncí el ceño y lo miré.

—Antes de regañarme —agregó—, recuerda que te salve de un apuro. ¿En serio querías decirle que sanaste porque eres un Hombre Lobo?

Solté un suspiro para relajarme; tenía razón.

El tiempo avanzó a un ritmo normal y gracias a ello las clases ya habían acabado. Regresé a casa con la mirada en el suelo pensando en Matthew, estaba preocupado por él y no volví a saber nada de él desde aquel incidente.

¿Y si voy a su casa? —pensé. Para tratar de disculparme con él por esa "broma" que le hicimos Joe y yo.

Apresuré el paso y llegué primero a mi casa, subí rápidamente las escaleras y entré a mi habitación, lo primero que hice fue tirar la mochila en el rincón y me acerque a la ventana para saber si Matthew estaba en su habitación, pero por mi mala suerte las persianas estaban abajo.

Agucé el oído para tratar de escuchar algo.

Solo escuchaba sollozos del otro lado y el estruendo de un trueno hizo que dejara escapar un grito. Miré el cielo por la ventana: estaba totalmente gris. Luego de unos segundos las primeras gotas de las nubes se hicieron presentes. Grandes cantidades de gotas caían del cielo para hacer contacto con la tierra y formar a la vez pequeñas cantidades de charcos.

La lluvia no impedirá que vaya a su casa —pensé.

Di tres golpes a la puerta una vez que llegué para después escuchar los primeros pasos de alguien del otro lado de ella, acto seguido me abracé a mí mismo para fingir y comportarme como un humano por el frío que estaba haciendo aquí afuera, más tarde la puerta se abrió mostrando a la vez a un chico de cabello castaño con los ojos rojos, las mejillas húmedas y la nariz enrojecida, con un enorme abrigo que lo cubría del frío.

—¿Qué haces aquí? —se talló los ojos con sus manos para limpiar las últimas lágrimas que escaparon de sus ojos.

—Quería pedirte una disculpa por lo que sucedió hoy en el colegio —hice una pausa—. No era mi intención hacerte esa broma.

—Genial, ahora largo —trató de cerrar la puerta en mi cara, pero la detuve con una de mis manos.

—¿Qué sucede, Matthew? Te ves diferente... —bajó la mirada—. Puedes decirme qué es lo que te pasa...

—No sé si deba decírtelo —levantó la mirada—. Puede que te incomode y que dejes de ser mi amigo.

Si supieras que en realidad yo quiero que seamos algo más que amigos, sin embargo algo me impide que lo seamos.

—Puedes confiar en mí —suspiró.

Sabía lo que quería decirme, puedo percibir sus emociones y lo quiero escuchar fluyendo de su boca aquellas palabras.

—No puedo —negó—, no quiero arruinar nuestra amistad.

Quiso cerrar la puerta una vez más y de nuevo la detuve con una de mis manos, seguidamente le di un corto beso de siete segundos por lo menos, el cual fueron los siete mejores segundos de mi vida.

Por primera vez en mi vida pude sentir el aleteo de cientos de mariposas en mi estomago, no se detenían y la sensación fue satisfactoria; sus labios se movían sobre los míos a un ritmo lento y apasionado. Cuando nos separamos me acerqué a su oído para susurrarle.

—También me gustas y esto es lo único que puedo darte —di media vuelta y me fui de ahí sin decir más, con la mirada en el suelo.

Antes de que esto vaya demasiado lejos, quiero que sepas lo que realmente soy y con esto me refiero a mi verdadera naturaleza. Mientras caminaba bajo la lluvia, una sensación de tensión crecía en mi pecho; no quería poner en riesgo su seguridad, pero tampoco quería seguir ocultando este secreto por mucho tiempo.