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La toma de la escuela (pt. 2)

Dormitorio de Pomefiore, noche.

Los estudiantes ya estaban alistándose para dormir cuando la alarma del dormitorio comenzó a sonar, por lo que más de uno estaba aún con rastros de mascarilla en el rostro. Mientras el líder de dormitorio aún estaba en su cuarto su mano derecha Rook junto con Epel coordinaban al resto de estudiantes para salir en el Longe del dormitorio.

—Parece que ya están todos Rook-kun— hacía notar el de primer año cuando vio a los últimos estudiantes entrar al salón. Rook agradeció con un gesto, checo el último mensaje de Vil quien le indicaba que comenzara a sacar a los estudiantes y en breve los alcanzaría.

—Bonne nuit, lamento que sus rutinas nocturnas se hayan visto interrumpidas, sin entrar en muchos detalles la escuela está en peligro, así que regresaremos al edificio principal— explicaba Rook a sus compañeros. Dio algunas cuantas instrucciones, sin notar como un sujeto entraba al longe.

Mientras el sub-líder seguía hablando un chico desde las sombras observaba su antiguo dormitorio, tenía el cabello gris y corto bien peinado, de la corona que adornaba su cabeza colgaba una tela roja, tenía tres anillos de oro, dos en la mano derecha y uno en su mano izquierda.

El chico parecía recordar los tiempos en que él estudiaba y dormía aquí, una mirada melancólica se dibujó en su rostro. El sub-líder termino de dar instrucciones y volteo a la entrada del longe, fue cuando finalmente vio al misterioso chico, no tardo mucho en reconocer quién era por lo que se puso en alerta.

—Pomefiore sigue siendo hermoso— comenzaba a hablar el chico peli-gris, —Pero no puedo decir lo mismo de sus estudiantes— decía viendo finalmente a los chicos. Los murmullos y quejas no se hicieron esperar, "¿Nos dijo feos?", "¿Quién se cree que es?", "Que se atreva a decir eso frente a Vil-sempai", eran los comentarios que más corrían.

Con una mirada Rook los mando a callar, si este chico era quien él estaba seguro de que era, no podía darse el lujo de hacerle enojar. —Me gustaría arreglar esto de la forma más pacífica posible, ¿eres tú el líder actual?— preguntaba el chico a Rook.

—El líder soy yo— la voz de Vil resonaba en la sala, los estudiantes se emocionaron al ver a su líder entrar, —No esperaba verlo aquí, Jógvan Claudere-sempai—le enfrentaba el rubio. Jógvan se veía un poco en shock, su mirada no se apartaba y no era claro cuál era la impresión que tenía.

—En verdad… la moral de los estudiantes ha decaído— decía Claudere saliendo finalmente de su impresión, pero sus palabras fueron recibidas de mala forma por los presentes. —Sé bien quién eres, pero, aun así, no dejaré que le faltes al respeto al dormitorio ni a sus alumnos—.

Antes de que Vil lanzara el primer ataque le dio una mirada rápida a Rook y Epel, estos solo asintieron y cuando el primer hechizo de oscuridad fue lanzado los chicos gritaron "CORRAN", y así todos procedieron a iniciar la evacuación mientras la batalla de líderes de Pomefiore se desataba.

Los ataques de ambos chicos eran feroces; aun así, era un espectáculo hermoso y peligroso de ver. Los dos líderes asían gala de su poder y elegancia, claro que no podían bajar la guardia si no querían perder. Para fortuna de Vil los alumnos evacuaron en pocos segundos el lugar, así que decidió que era momento para que él también saliera.

Tomo una rosa de uno de los jarrones, la pulverizo y lanzo los pétalos que en conjunto a su magia única lograron cegar a Jógvan, momento que aprovecho para correr a la salida, pero antes de que pudiera tocar el pomo una bola de fuego se impactó contra esta, comenzando a incendiar la puerta.

—Mi amado dormitorio, ya no es más que una burla, su belleza es solo una máscara de impuro…— decía notablemente exaltado el peli-gris, —Maldita tentación— hablaba más para sí mismo. Aunque Vil trababa de conservar la calma, en el fondo tenía miedo, y como no tenerlo si este chico cuando creció fue conocido por la violencia que ejerció al hacer "justicia".

En un ataque rápido Jógvan lanzo un nuevo hechizo oscuro que hizo a Vil alejarse de la salida, y aprovechando la distracción lanzo una bola de fuego al techo que hizo que el candelabro callera. Vil los esquivo nuevamente, pero no vio cuando el otro líder lanzo un nuevo hechizo que le dio en la cabeza, dejándolo inconsciente.

 Claudere se acercó al cuerpo inconsciente de Vil, lo vio y por un momento estuvo tentado a tocar su rostro, pero alejo su mano de este como si le quemara. Se levantó y dirigió a la salida, pero antes de irse volteo una última vez a donde el otro líder estaba. 

—"Borraré la tentación de la belleza de este lugar, lo haré así tenga que quemar todo Pomefiore"— recitaba Jógvan comenzando a juntar magia en sus manos, —Magia única, ¡HELLFIRE!—

El fuego comenzó a consumir las paredes y el mobiliario, el peli-gris vio por última vez antes de que un portal se abriera frente a él y este lo cruzara. Antes de que las llamas alcanzarán a Vil dos estudiantes entraban al longe después de romper una de las ventanas.

—¡Vil!— gritaron Rook y Epel corriendo a donde su líder estaba, mientras Rook cargaba al chico Epel trataba de apagar el fuego con magia de agua, pero era inútil. —¿Por qué no funciona?— gritaba exasperado el de primer año.

—Detén eso— la voz débil de Vil aliviaba un poco a los otros dos, —Es la magia única de Claudere, el fuego no parará hasta que haya consumido todo su objetivo— explicaba Vil, —Por fortuna, entonces solo el edificio es su objetivo— decía Rook viendo triste cómo el dormitorio era consumido.

Los tres se dirigieron a la salida, aunque efectivamente el fuego no los quemaba ni lastimaba salieron lo más pronto que pudieron, antes de atravesar el espejo vieron cómo su amado dormitorio era consumido por las llamas.

Dormitorio de Savanaclaw, noche.

— En este colegio no se puede dormir en paz— se quejaba mientras bostezaba el líder de Savanaclaw. El dormitorio estaba en relativa tranquilidad cuando la alarma activada por el llamado de auxilio de Scarabia comenzó a sonar.

Aunque de malas todos los alumnos dejaron sus actividades y se dirigieron a la salida, algunos se quejaban, pero otros esperaban que con esto ellos pudieran luchar contra aquello que atacaba el colegio. En cierto modo el ambiente era más animado que en otros dormitorios.

Ya estaban todos en la entrada del dormitorio, cundo Leona hizo un gesto con la mano para que todos se callaran, Ruggie y Jack se acercaron al león para ver que era lo que había captado su atención. Sobre el cráneo de elefante que decoraba la entrada al dormitorio se alzaba una pequeña flor blanca.

Los más jóvenes tardaron unos minutos antes de comprender que había de malo con aquella pequeña planta. —Hora de ver quién tiene las garras más afiladas— gritaba Leona al resto, quienes se pusieron en guardia justo a tiempo para recibir el primer impacto.

De todos lados comenzaron a crecer árboles y plantas, evitar ser golpeados por los abruptos brotes no era problema para las habilidades de los alumnos bestia, el problema venía cuando las ramas, tallos y espinas de estos iban a ellos con intenciones de capturarlos o golpearlos.

Los alumnos podía perfectamente con la extraña batalla, pero si seguían así se cansarían pronto. —Ruggie— gritaba Leona a su sub-líder, —Llévatelos al colegio— indicaba el león preparándose a usar su magia única.

—Ni hablar— gritaba un alumno pantera, —Nosotros nos quedamos a luchar a su lado— gritaba otro alumno oso. —Jack— llamaba Leona al chico lobo, —Al que no obedezca a Ruggie golpéalo— decía el líder, amenaza que hizo a todos dejar la batalla por temor a los puños del de primero.

Leona comenzó a usar su magia única en las plantas, aunque lograba frenar el ataque a los alumnos más y más plantas brotaban, asiendo que el dormitorio ahora luciera como una pequeña selva. El último alumno cruzó el espejo, quedando solo los líderes y el chico lobo.

—Evacuación terminada— suspiraba Ruggie aliviado, líder y sub-líder estaban por cruzar el espejo cuando notaron que el otro chico no los seguía, al estar cerca de él vieron que este tenía su atención en un lugar, además de que su mirada estaba completamente furiosa.

Sobre el arco de piedra de la entrada, ahora cubierta de lianas y ramas estaba un chico resguardado por la sombra de los árboles, aunque no podían verlo bien si notaban un par de orejas y una cola naranjas y ralladas, las rayas también se extendían a sus extremidades.

Entre las sombras solo sus ojos amarillos eran notables en su rostro. Leona y Ruggie eran conscientes del peligro que este sujeto emanaba, no así el menor. No sabía si era una cuestión de destino o mera coincidencia, pero por la visita del día anterior había reconocido de inmediato de quién se trataba.

—Jack, no hagas nada estúpido— le decía en voz baja Leona, temiendo que por primera vez el chico actuara de forma salvaje. El chico tigre no se veía con intenciones de dejarse ver, se recostó de lado sobre el arco, analizando a los tres chicos.

—Me resultas familiar— la voz del chico sonaba tranquila, como si no tuviera intenciones de atacarlos, — ¿Eres pariente de Atila Howl*?— su voz no mostraba burla o emoción negativa, pero la sola mención de este por aquel chico tigre enfureció más a Jack.

—¡Él era mi abuelo!— grito colérico Jack lanzándose al ataque, el otro chico solo se sentó y reactivo su magia, las plantas impedían que el lobo pudiera acercarse, pero este cegado por la ira solo destruía cada planta que se ponía frente a él.

Maldiciendo su suerte Leona también se lanzó a la batalla, pero con intenciones de alejar al lobo y llegar al espejo. Ruggie también se acercó, su plan era lanzar su magia única sobre el lobo para obligarlo a retirarse, no obstante en un momento de distracción una rama lo golpeo fuertemente tumbándolo al suelo y haciendo que viera estrellas.

—¡Ruggie!— gritaron ambos chicos yendo a donde su inconsciente amigo estaba, viendo rápidamente que el chico solo se había desmallado ambos decidieron que era momento de retirarse, para fortuna sulla el chico tigre no intento volver a atacarlos; aun así, temiendo que esto fuera solamente una trampa ambos corrieron al espejo, Leona cargaba a la hiena.

Ya a salvo al otro lado del espejo Leona dejo a Ruggie en el suelo, quien ya poco a poco recuperaba el conocimiento. —Leona-sempai, Ruggie-sempai, lo lamento— se disculpaba arrepentido Jack.

Dormitorio de Diasomnia, noche.

La noche corría con relativa tranquilidad con los típicos gritos de Sebek buscando a Malleus junto con Silver, este en realidad no se había escabullido a sus lugares habituales, solo estaba sentado sobre una de las torres del dormitorio viendo a su "guardia" buscarle.

—¿Esta vez cuanto tiempo vas a dejarlos buscándote?— aparecía de cabeza Lilia frente a él, Malleus tomo una posición pensativa antes de responderle, —Cinco minutos más y romperán su récord— decía Malleus sacando su Gaogao y jugando con él.

Lilia se sentó frente a él sacando un instructivo, —No entiendo esto, lo bueno es que Idia-san me prometo que mañana vendría a calibrar la alarma— decía el sub-líder tratando de entender lo que leía. Si bien la alarma ya había sido encendida por Silver aún faltaba hacerle ajustes, lamentablemente ese dormitorio no era famoso por ser tecnológicos.

Ya iban a entrar al interior de la torre cuando vieron que varios copos de nieve comenzaron a caer, llamando su atención por no ser temporada invernal. No iban a tomarle tanta importancia cuando escucharon varios gritos en el interior del edificio, rápidamente Malleus los tele-transporto al corredor.

Se llevaron un gran susto al ver a algunos estudiantes con partes de su cuerpo capturados en hielo, otros que estaban a salvo, ayudaban a sus compañeros a liberarse. También las ventanas estaban cubiertas con escarcha y las llamas normalmente verdes de los candelabros ahora eran azul pálido.

—¡Waka-sama, Sr. Lilia!— el grito de Sebek resonaba por el pasillo cuando los cuatro estuvieron juntos, —Todo el dormitorio está igual, y aparte…— decía Silver señalando afuera del edificio, al mirar los otros tres fuera notaron como poco a poco el lugar comenzaba a cubrirse por la nieve.

Malleus levanto un brazo y en menos de un segundo todos los alumnos estaban libres del hielo, —Regresemos al colegio— fue la única indicación que dio, la cual sin peros ni reclamos fue inmediatamente cumplida por todos.

Solo dejaron que los alumnos tomaran un abrigo y procedieron a juntarlos en el puente de la entrada al dormitorio, si no fuera por lo extraño de la situación ver las espinas fuera del edificio siendo cubiertas por la nieve hubiera sido un bello paisaje.

Silver estaba juntando a los chicos de segundo cuando vio algo raro en la torre donde había instalado la alarma, —¿Ocurre algo?— se acercaba Lilia a su hijo al notar la mirada de extrañeza de este, el peli-plateado solo señalo asía arriba y fue cuando Lilia noto a un cuervo hecho de luz congelado sobre el sistema de alarma.

—Con razón no sonó— decía con una gotita en la frente el de ojos rojos.

Una vez que todos los alumnos estuvieron reunidos la evacuación fue bastante calmada, aunque tanta calma ponía nerviosos a los líderes y la guardia de Malleus, quienes no se fiaban de esta tranquilidad.

El último alumno cruzó el espejo, los cuatro chicos vieron como su dormitorio ahora lucia cubierto por la nieve, Lilia tomo una foto con su celular lo que hizo que los otros tres lo miraran raro. —¿Qué?— Lilia no veía extraño querer tomar un recuerdo de la nieve en verano.

Antes de que cruzaran un rayo azul se impactó cerca de donde estaban, al voltear Lilia vio a un sujeto rubio en la entrada del edificio, —Como se atreve a…—comenzaba a gritar Sebek cuando Lilia comenzó a empujarlos al espejo.

—¡Corran!— gritaba el más chico con pánico en su mirada, los menores no sabían por qué Lilia se veía tan asustado, pero si ese sujeto hacía que el mayor reaccionara así no podía ser alguien a tomarse a la ligera.

Silver y Sebek cruzaron primero, cuando Malleus iba a cruzar el sujeto volvió a lanzar un nuevo hechizo, antes de que este impactara contra el Lilia se puso frente a él y recibió el impacto, —¡Lilia!— grito preocupado Malleus sosteniendo al más chico, —Maldito…— comenzaba a cargar magia en su mano cuando Lilia puso una mano en su mejilla.

—No Malleus… él…es peligroso… vámonos— le suplicaba en sus brazos Lilia, Malleus, lanzo el hechizo como advertencia, el chico rubio lo esquivo y vio cómo ambos cruzaban el espejo.

—Te destruiré como lo hice con esos tres, traidor— decía el chico, quien con su báculo convertía en hielo una mariposa que volaba cerca.