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Capitulo 2:

Capítulo 2:

Zeoticus jadeó mientras salía de una cueva.

Aún lleva a su nieto protectoramente en sus brazos. Su agarré más fuerte que antes al estar en la tierra.

Está puerta del infierno lleva hacía Japón, Nagano.

Nunca se había visto obligado a usar una puerta del infierno así que desconocía en qué parte de Nagano se encontraba actualmente.

Apoyó su espalda contra el tronco de un árbol, descansando en su sombra proyectada mientras la brisa del lugar golpeaba su cuerpo sudoroso y cansado.

Miró a su nieto y para su alivió y sorpresa estaba dormido.

—Tu abuelo te da tanta seguridad que puedes darte el lujo de dormir en una situación como está—Zeoticus susurró mientras sonreía viendo a su nieto dormír plácidamente.

Supuso que descansó mucho, por lo menos media ahora, ya era tiempo de retomar su camino y esconderse.

Debía localizar a Venelana y luego encontrar a Amur dónde quiera que esté.

Escuchó el sonido del rugir de su estómago y su garganta seca le gritaba por agua.

—Es bueno que siempre traiga conmigo mis tarjetas de crédito.

Zeoticus se levantó con la intención de salir de las montañas hacía la ciudad en busca de comida y un lugar donde hospedarse por un tiempo.

—Huele a... Demonio.

Zeoticus se lanzó detrás de un árbol al instante que escuchó y sintió a alguien acercarse.

Su corazón se aceleró rápidamente por lo que sentía.

Era un poder sagrado inconmensurable, a la par de los Maous si no estaba mal.

Millicas hizo una mueca que su abuelo noto al instante.

El poder sagrado que lentamente era impregnado en el aire estaba siendo mortal para su nieto.

En mi condición actual, solo me queda escapar de la manera más sigilosamente posible.

No podía usar un círculo mágico, la firma de energía demoníaca sería fácilmente rastreada si así el ángel lo quiere.

Y volver al infierno no era una opción.

—La puerta del infierno está cerca, de ahí viene el olor.

—¿¡Son dos!?—pensó Zeoticus preocupado.

Solo había sentido a uno de ellos.

—¿Planea destruir la Gehenna de Nagano?

—Nunca se ha encontrado una forma de destruir una de las Gehenna de forma definitiva.

—¿Entonces planea sellar Gehenna?

—En efecto... Pero necesitó cero interrupciones exteriores.

—¿Debo matarlo entonces?

—Procede a tu manera. Solo se rápida e intenta no llamar la atención de los kami.

Zeoticus saltó lejos de su escondite, justo a tiempo para esquivar una ráfaga de energía sagrada.

De entre los árboles emergió una mujer con diez alas blancas a su espalda.

Tenía piel clara y su atuendo le recordó a una valquiria vestida con una ondulante túnica blanca y azul con una armadura dorada. Su rostro está oculto bajo un yelmo adornado con motivos de águilas y debajo del yelmo hay una gran melena de cabello plateado que llega hasta sus pies y cubre gran parte de su trasero.

Zeoticus tragó saliva y habló—. La paz es lo que me motiva estar aquí.

El ángel ignoró sus palabras y extendió su mano invocando una lanza en ella.

—No te pedí explicaciones.

Ella dijo mientras empujaba su lanza a una velocidad cegadora.

Zeoticus se movió por instinto, esquivando por poco la lanza pero aún así su costado fue desgarrado.

Apretó los dientes ante el dolor que atravesó su cuerpo que casi lo hace caer de rodillas.

El ángel pareció sorprendido por el resultado de su ataque pero rápidamente su boca se torció en una mueca de fastidio.

—El próximo no fallará.

Zeoticus entendió que el diálogo nunca fue una opción desde el principio.

Convocó fuego en su mano mientras agarraba a su nieto en la otra. Uso el fuego para cicatrizar la herida y evitar la pérdida de sangre mientras huía.

El patriarca Gremory esquivó una estocada dirigida a su cabeza, no tuvo tiempo de levantarse y pensar cuando el ángel movió su lanza de forma horizontal hacia el.

Erigió un escudo que bloqueó el golpe de la lanza pero la fuerza lo envió a atravesar varios árboles.

Se encontraba débil y limitado con su nieto en brazos.

Ella puede detectar energía con facilidad... Espero que este plan funcione.

Zeoticus se apartó de la embestida del ángel, notando que sus ataques habían perdido potencia por alguna razón desconocida para él.

Ella bajó su lanza para golpear su cabeza pero el pelirrojo cubrió su brazo con energía demoníaca y lo bloqueó con dificultad.

El ángel aumentó el agarré en su lanza y encendió su aura sagrada para reforzar su arma.

Zeoticus sintió su piel quemar y el llanto de su nieto hizo que el pánico se apoderará de él.

Ella pareció sorprendida al ver al bebé. Había pensado que era algún tipo de artefacto demoníaco ocultó en tela pero jamás pensó que un bebé estaría en medio de esta confrontación.

Zeoticus se dió cuenta que el agarré del ángel la lanza flaqueo. Debía actuar ahora o nunca.

Movió su brazo hacia afuera, sacándose la lanza de encima y dejando al ángel con la guardia abierta.

Envío una gran cantidad de energía demoníaca hacía su pie derecho y golpeó a la mujer en el estómago, enviándola a impactar contra un árbol.

Desplegó sus alas de demonios y alzó un poco el vuelo.

—No creas que te dejaré escapar.

Ella se levantó y apuntó su lanza hacía Zeoticus, lista para lanzarla hacía el.

El Gremory gritó mientras crea cientos de círculos mágicos que dispararon múltiples hechizos en la zona.

Ella evadió cada ataque sin dificultad y desvío algunos, cuando todo acabó vió que el demonio pelirrojo ya no estaba en el lugar.

Extendió sus sentidos alrededor y soltó una risa.

La energía del demonio estaba plagada por todo el lugar, complicando el ubicarlo con exactitud.

—Un par de minutos no serán suficientes para salvarte—ella dijo volviéndose a encender y concentrándose en sentirlo.

—Dejalo ir.

Rápidamente reinó en su aura y se arrodilló ante su superior.

Frente a ella estaba una mujer de piel clara con largo cabello castaño rojizo, vestida con una túnica verde, una corona alada y sandalias marrones.

—¿Está segura Sariel-sama?

Sariel asintió—. El bebé en sus brazos sembró dudas en tu misión y parece que no tiene malas intenciones más que huir de lo que ocurre en el infierno.

Grigori había informado que la facción de los demonios había sido tomada por antiguos enemigos que se suponían estaban muertos.

Sirzechs y los otros Maous eran pacíficos, no tenían problemas con ellos y nunca hubo algún indicio de querer reanudar la guerra santa. Pero estos demonios eran diferentes y su líder aún más.

Sariel junto a otro grupo de ángeles habían sido encargados de sellar cada Gehenna en el mundo en busca de limitar las salidas de los demonios.

Aún podían salir del infierno por otros métodos pero las Gehenna estaban en puntos claves del mundo que podían usar a su favor en una posible guerra y no podían mantener vigiladas cada una de ellas.

La mejor opción por el momento fue sellarlas y observar cómo se desarrollan los acontecimientos a futuro y actuar en consecuencia.

—Tenemos otros asuntos que seguir atendiendo—Sariel género un círculo mágico debajo de ellas—. Aquél demonio ya es asunto de los kami.

Ambas desaparecieron junto a la luz del círculo mágico.

XXX

Zeoticus estaba muy cansado.

El breve enfrentamiento contra aquella ángel lo llevó a su límite y apenas tenía fuerzas para sostener a su nieto.

Se encontraba en un callejón de la ciudad de Nagano.

El lugar parecía poco transcurrido y le dio tiempo y algo de privacidad mientras recuperaba fuerzas.

—Los ángeles están sellando las Gehenna... Sirzechs perdió al final—pensó Zoticus triste.

Millicas estaba despierto y muy callado, mirando la cara triste y cansada de su abuelo.

Zeoticus se encerró en sus pensamientos, desconectandose del mundo por largos minutos.

—¿Hola?

Zeoticus se sobresaltó por ser visto.

Había lanzado una barrera básica para ocultarse ante la vista de los humanos.

Zeoticus no pudo levantarse, sus piernas no le respondieron, hizo lo mejor que pudo para cubrir a Millicas en sus brazos y miró la entrada del callejón con ojos entrecerrados en desconfianza.

Era una mujer de unos veinticinco años. Cabello negro corto y ojos avellana brillantes.

Tenía la apariencia de una simple ama de casa pero Zeoticus sabía que no era alguien normal.

—¿De casualidad... Eres un demonio?

—¿Habrá consecuencias si digo que sí?—preguntó Zeoticus—. Porque entonces diré que no.

La mujer pareció divertida por sus palabras y sacudió la mano.

—No hay problema con aquello—ella lo miró—. Entonces eres un Gremory.

Zeoticus arqueó una ceja por saber parte de su identidad.

—Tienes conocimientos del mundo sobrenatural.

—Estuve involucrada activamente en lo sobrenatural en el pasado—ella reveló—. Ahora intentó vivir una vida normal.

Zeoticus se relajó después del breve intercambio de palabras, ella no parece alguien con malas intenciones.

—No eres un simple miembro si puedo juzgarte por tus vestimenta—ella dijo viéndolo de pies a cabeza—. Pero parece que has tenido un mal día.

—Eres muy observadora.

—Ser observadora me ha sacado de muchas situaciones antes—dijo y su rostro adoptó seriedad—. ¿Tu pelea sucedió aquí en Nagano?

Zeoticus reflexiono en decirle lo que sucedía, al final ella se enteraría de todo sin que él se lo contase.

—¿Sabes del nuevo gobierno de los demonios?—preguntó Zeoticus.

—Sirzechs Lucifer, Ajuka Beelzebub, Serafall Leviathan y Falbium Asmodeus—ella nombró a los reyes demonios—. Todos lucharon hace siglos en una guerra civil y derrotaron a las familias de los Maous originales en busca de un infierno diferente y evitar la extinción.

Zeoticus asintió, estaba al tanto del pasado.

—Todo eso ya no existe—dijo Zeoticus—. Algunos demonios antiguos dieron un golpe de estado y se apoderaron de la facción de los demonios.

Ella no pudo evitar estremecerse por la noticia.

—¿Entonces habrá una guerra?—preguntó ella.

En su mente solo existían algunos demonios de tal proeza y sabía que todo apuntaba a una guerra entre las tres facciones en el futuro cercano.

—Lo más probable—dijo Zeoticus—. Pero tal parece que los ángeles por ahora los mantendrán vigilados y evitarán la guerra por el momento.

Ella pareció pensativa.

—Luces muy mal y este definitivamente no es lugar para un bebé—ella dijo mirando a Millicas—. Puedes acompañarme a mi casa y quedarte el tiempo que creas necesario.

—¿Por qué ayudarías a un desconocido y más a un demonio?—cuestionó Zeoticus intrigado.

Ella le dió una cálida sonrisa.

—El mundo ya tiene suficiente maldad, un gramo de bondad no viene mal en estos tiempos—ella dijo—. Por cierto, mi nombre es Amber, solo Amber.

Zeoticus se levantó con dificultad y asintió ante sus palabras.

—Zeoticus Gremory.

XXX

Lucrezia se paró frente a un gran monitor.

Alrededor de ella hay múltiples demonios trabajando sin descanso.

—Zeoticus Gremory no se encuentra entre los capturados—le dijo un demonio arrodillado juntó a ella.

Lucrezia asintió por la información y siguió con otra pregunta—. ¿Cual Gehenna fue activada?

—El Gehenna en Japón, Nagano.

—Retírate—Lucrezia ordenó mientras reflexionaba.

Zeoticus había escapado con el hijo de Sirzechs en el momento que mantenían una fuerte interferencia en los círculos mágicos.

Eso dejaba Gehenna del territorio Balam y lo más seguro sería que esté ahí en alguna parte de Nagano.

¿A quién debería mandar tras Zeoticus? No hay alguien competente libre en estos momentos y yo tengo asuntos que atender aquí...

Lucrezia ya había dado todo a la suerte con el nacimiento de Sirzechs y el resultado fue negativo para ellos.

Ahora con el hijo de Sirzechs las cosas parecían volver a repetirse, ella no permitiría eso.

Oh el niño caía en sus manos o moría antes de convertirse en una amenaza como su padre en el pasado.

Debería comunicarme con ella...

Lucrezia miró un cristal azul verdoso en su mano. Ella lo aplastó y sintió una conexión con alguien.

No enviaría a uno de los suyos a territorio de otro panteón a morir.

La misión era importante pero actualmente están cortó con la mano de obra por el golpe de estado que dieron. Tampoco se le venía alguien a la mente que esté libre y sea lo suficientemente capaz de salir con vida si llegase a interferir un kami.

Dile a Graham que tengo un trabajo para él... El pagó será de un billón.

Millicas x Asia x Ingvild x Kunou

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