—¿Quieres entrar en el Reino de la Mente aquí? —Hackzord inspeccionó los alrededores luego miró al suelo debajo de él.
Desastre Silencioso asintió.
—Creo que ese hombre humano no vendrá otra vez. —Silenciosamente conjuró otra puerta de distorsión del tamaño de un dedo detrás de él y la alcanzó, solo para tocar el suelo. —Y una vez que la Deidad de los Dioses comience su descenso, es irreversible. Simplemente estás perdiendo el tiempo.
—Si no deseas venir, puedes irte. —Serakkas permaneció inmóvil.
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