Después de dos siglos de travesía interplanetaria, las naves finalmente llegaron a su destino: un nuevo planeta que los colonizadores decidieron llamar "Hojas de Sangre". La superficie del planeta estaba teñida de tonalidades rojizas, producto de su atmósfera y geografía peculiar. Este mundo ofrecía un refugio esperanzador para la humanidad, con vastas llanuras y bosques cuyas hojas, de un rojo profundo, recordaban la conexión espiritual con la antigua fe del Ojo de Sangre.
Los colonizadores, una amalgama de diversas culturas y creencias, se esforzaron por construir una sociedad en Hojas de Sangre. La adaptación a un entorno alienígena presentaba desafíos, pero la comunidad compartía la determinación de forjar un nuevo hogar. Los rituales antiguos del Ojo de Sangre evolucionaron para enraizarse en la nueva realidad, incorporando las experiencias de los colonizadores en un tejido espiritual que vinculaba el pasado con el presente, trazando un camino hacia el futuro en este mundo marcado por las Hojas de Sangre.
Con el tiempo, la sociedad en Hojas de Sangre floreció, fusionando las tradiciones terrestres con las adaptaciones necesarias para prosperar en este nuevo entorno. La tierra rojiza y las hojas profundamente carmesíes se convirtieron en símbolos sagrados, recordando la travesía que llevó a la humanidad a este mundo lejano.
Las antiguas enseñanzas del Ojo de Sangre se integraron en la estructura espiritual de la sociedad, influyendo en ceremonias y festivales que celebraban la vida, la conexión con la tierra y la diversidad de la comunidad. Los rituales evolucionaron, manteniendo el simbolismo de la sangre como un recordatorio de la fragilidad y vitalidad de la existencia.
Los descendientes de los colonizadores, marcados por las Hojas de Sangre, crecieron en un ambiente donde las creencias ancestrales coexistían con nuevas perspectivas. La historia del Ojo de Sangre se convirtió en un relato compartido, transmitido de generación en generación, recordando a la humanidad su viaje desde la Tierra hasta este planeta rojizo.
La tecnología avanzó en Hojas de Sangre, pero la conexión con lo espiritual siguió siendo una parte integral de la vida cotidiana. Los colonizadores, inspirados por la travesía y las antiguas profecías, establecieron una relación armoniosa con su nuevo hogar, cuidando la tierra y honrando las Hojas de Sangre como un lazo simbólico con la divinidad.
A medida que la civilización en Hojas de Sangre prosperaba, la memoria de la Tierra se desvanecía gradualmente, pero el legado del Ojo de Sangre persistía. Las enseñanzas de equilibrio, conexión espiritual y respeto por la vida se convirtieron en los cimientos de una sociedad próspera y sostenible en este mundo distante.