La apariencia de Anastasia cambió completamente. Su cabello negro azabache se tornó castaño mientras que su rostro desfigurado se transformó en alguien que Zed había reverenciado hace mucho tiempo.
Veronica.
Ella era la mujer más hermosa que él había conocido. La belleza no era estrictamente física, sino más bien la interior, la que la gente llama belleza interna.
Siempre la había admirado, pues cuando estaba al borde de la desesperación, ella apareció en su vida y le enseñó cosas que nunca olvidó. Cosas que recordaba con nostalgia incluso después de adquirir la Chispa Cósmica.
—El regalo más grande que el Creador nos dio a todos es soñar. Puedes imaginar lo imposible y vivirlo, incluso si solo es en las oscuras horas de la noche.
—El primer paso en el camino de los sueños es buscar lo que realmente deseas. Algo que nace de ti y no es creado por otros.
—Soñar es esperar…
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