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Capitulo 16: Los alrededores del hogar

Punto de vista de Lint

 Cuando mi señor Hel me permitió ser el que explorase no pude mantener la compostura, una sonrisa escapo de mi, aunque en comparación con la que hizo Baltasar cuando se le dio la orden de estudiar magia y los cristales, la mía parecía ser una medio sonrisa y la suya mostró nuestros innumerables dientes.

 También he de admitir que Baltasar se arriesgo al intentar contradecir al maestro Hel, no por él, si no por Lilith. El maestro es muy amable, nosotros sabemos que nacimos para servirle y que es un inmortal, pero también sabemos que para ser un inmortal hay que sufrir en otro mundo, un sufrimiento inimaginable, ellos no volverían a ver a sus familias, a no ser que vengan, pero con el tiempo ni eso, además del pre requisito básico es morir.

 El parece no darse cuenta de que lo sabemos, pero no tenemos la intención de decírselo, siempre seremos sus leales sirvientes, volviendo a por que es tan amable, es sencillo, es porque confesó, él admitió que nos salvo sacrificándose por egoísmo, pero... desde cuando un egoísta admite sus actos, desde nunca. Alguien realmente egoísta diría que lo hizo de corazón e intentaría sacar algo de provecho.

 A veces es tan astuto y otras tan inocente, aunque eso nos gusta a todos.

 Volviendo a Baltasar, su riesgo fue con todos, hacer algo contra nuestro señor es castigo capital, incluso una contradicción, aunque ahora lo medio permitiremos como pidió nuestro señor y sobre Lilith…

 Todo es gracias a mi individualidad, los ojos del mundo, me permiten ver la esencia de las cosas, ya sea el resplandor contenido de la magia en los cristales, los rastros en el entorno o incluso las emociones de aquellos a mi alrededor, en este caso, todos teníamos ciertos niveles de ira hacia Baltasar, pero Lilith, ella no solo tenía odio, era un mar de emociones, ira, deseo, veneración, salvajismo y sangre, un enorme deseo de sangre, incluso mayor que el de Velona.

 No hace falta saber que el deseo y la veneración no eran para Baltasar, su deseo hacia nuestro señor sobresale con creces, se podría decir que su lealtad hacia el maestro Hel, es mayor a la de Gal, pero a la vez es más oscura.

 Puedo decir sin miedo a equivocarme que si Baltasar llegase a sobrepasarse acabaría con todas sus extremidades rotas, incluyendo su cuello. Pero bueno, en nuestros corazones ya le hemos dado el segundo puesto de mando a Lilith, aun siendo tan bajita y mona, para nuestra raza, es la que da más miedo de todos.

 Dejando eso de lado, mi misión es lo más importante, se me ha concedido mi deseo de salir a explorar, así que con entusiasmo, recogí a los tres integrantes de nuestro grupo y salimos.

 No teníamos destino pero eso era lo interesante, haber que nos encontrábamos, donde podríamos acabar y podría traerle alguna buena nueva a mi señor, tengo que admitir que tras el descubrimiento pude ver en la mirada de mi señor, el asombro y el agradecimiento, hehe, si Lilith se entera seguro que me mataría, pero seria un muerte divertida.

 Tras salir de la sima, Caronte cogió un trozo largo de coral y lo dejó caer como una hélice, elegimos uno de los lados de la rama como indicador y seguimos el rumbo indicado por el azar. Para mi sorpresa ni Velona, ni a Gea, le importo nuestro perfecto modo de guía para el viaje.

 Con ello comenzamos a movernos, en nuestra primera hora de viaje encontramos un par de bestias de zonas con alta densidad de Bestias, tanto clase animal, como clase bestia. Nos mantuvimos lo más lejos posible y manteníamos un ojo en ellas en todo momento, no estaban en absoluto lejos de nuestra sima/agujero/caverna/hogar, seguro podría ser útil para tener una dieta más poderosa, además de la experiencia, por otro lado, también encontramos varias frutas que crecían en los corales, pero las dejamos todas, habían tantas que seguro serán recogidas temprano.

 Tras un rato más de búsqueda volvimos a tirar el trozo de coral y como antes seguimos explorando hacia donde el azar nos indicó.

 Durante este viaje, pudimos encontrar una gran sima, repleta de agujeros, en ellos muchas bestias de pequeño tamaño, todas con ciertas características iguales: su forma no difería mucho entre ellos, aunque era algo peculiar, su cola era extremadamente fina y crecía cada vez más en anchura hasta llegar casi a la zona donde un humanoide tendría el cuello, luego volvería a adelgazar dando a la cabeza una punta, todo su cuerpo, desde su larga cola, hasta su cuerpo en sí, era plano, debajo de ellos una decena de patitas y dos más grandes debajo de la cabeza, desde el extremo de su hocico cuatro tiras cartilaginosas, salían como bigotes, en las cuatro diagonales.

 A parte de estas características conjuntas, lo demás era diferente entre ellos, más bien parecían castas, habían algunas mas grandes, otras con colores diferentes, la clase más pequeña y habitual era blanca con zonas rojas, las más grandes en escena, diferían por sus dos extremidades más grandes, eran mucho más robustas y con púas tanto dentro como fuera, estas extremidades delanteras, parecían pinzas redondas, donde el interior era hueco, la clase más numerosa parecía usarlas para excavar y transportar rocas y otros materiales que obstaculizan los túneles.

 Nos miramos y decidimos que tendríamos que informar sobre esta especie de bestias, quizás podrían ser un peligro para nosotros, al contrario que otros seres, estas parecían ordenadas y eficientes, quizá tenían alguna bestia líder que los dirigía, pero se podía ver que tenían inteligencia.

 Tras observarlas durante un tiempo seguimos nuestro viaje.

 Ya era oscuro en la noche, pero para nosotros no era en absoluto importante.

 Sin bestias cercanas de nivel demoníaco y con nuestra zona segura, estábamos más que preparados para seguir explorando, además de que el trozo de coral escogió que nuestro siguiente punto de ruta sería cerca de la costa, a una hora y poco de nuestra base.

 La zona cercana a la costa, era muy tranquila, conchas y almejas reposaban en las rocas o escondidas en la arena, como teníamos algo de apetitos nos comimos unas cuantas.

 Su sabor no era una delicia, pero tampoco era horrible, aquí tendríamos otra fuente de alimento, seguimos observando con tranquilidad, todos teníamos algo de resistencia agotada, pero una misión es una misión, más si esa misión es explorar.

 Seguimos nuestro camino y decidimos ir a la superficie, dentro de poco llegaremos a la playa y no habrá nada que ver en el océano.

 Y solo entonces nos dimos cuenta de nuestra estupidez, estábamos muy cerca de un pueblo costero, con redes y gente paseando.

 Si nos hubiéramos acercado más sin ascender estaríamos a merced de sus luces y seríamos notados.

 El pueblo era extremadamente pequeño, con solo una decena de casas simples de madera y barro, una muralla sencilla hecha de troncos clavados en el suelo los bordeaba dejando solo la costa abierta y porque dejar la zona de agua sin muralla, pues sencillo, eran hombres tortuga, como anfibios no temían pelear en agua, además de que al ver tantas redes se podía ver que se centraban en pescar.

 Eso explicó porque no encontraron tantos peces en la zona, habían peces, pero en la zona de coral donde estaba nuestro hogar, los números alcanzaban docenas de veces o incluso más en comparación.

 Con nuestro descubrimiento a cuestas, le pedí a Caronte que nos guiase de regreso y solo gracias a él pudimos llegar rápido, él era algo serio y poco hablador, pero se volvía tímido cuando se le agradecía, que mono.

 Dejando esos pensamientos innecesarios, encontré a nuestro señor y con prisa le explique sobre el pueblo de hombres tortuga.

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