El olor a carne quemada se sentía en el aire. Cuando la herida se cerró, Ángel corrió a buscar agua del río y la echó sobre la carne quemada.
Dimitri aún estaba consciente después de todo el dolor por el que acababa de pasar. Respiraba pesadamente y cuando su conciencia se aclaró, probó algo de sangre en sus labios. Se sobresaltó y miró a Ángel, quien lo estaba atendiendo.
—¿Q-Qué hiciste?! —Dimitri vio la marca de mordida en el brazo de Ángel.
—No pude encontrar nada en lo que pudieras morder y simplemente te di mi brazo —Ángel dijo con una mirada avergonzada—. Esperaba ser regañada y sermoneada por Dimitri, ya que debería conocer los pasos a seguir en primeros auxilios.
—Hah… —Dimitri suspiró—. Por favor, cuide más de su cuerpo. Eres una mujer y no querría que tuvieras tantas cicatrices en tu cuerpo. ¿Qué diría tu futuro esposo cuando vea que tienes una marca de mordida como cicatriz? Me temo que tendría que casarme contigo para compensar esto.
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