—¿A dónde vas? —preguntó con el ceño fruncido.
—Creí-Creí que estabas dormido —respondió Mauve y miró hacia atrás para ver el torso de Jael parcialmente levantado mientras la fulminaba con la mirada. ¿Estaba fingiendo dormir mientras ella intentaba escaparse?
Su ceño se acentuó. —No has respondido a mi pregunta —murmuró con un tono severo en su voz.
—Quería ir a la azotea —explicó ella, mirando hacia otro lado. ¿Por qué sonaba tan enojado? ¿Adónde más podría ir aquí?
—¿Sola?
—Puedo llegar allí por mí misma —dijo ella con una burla e intentó alejarse de él. No tenía por qué hacerla sentir inútil.
—No es eso lo que quiero decir —suspiró—. La puerta debería estar cerrada con llave. ¿Cómo planeas abrirla tú sola?
—Eh —hizo un mohín—. No lo había pensado mucho.
Jael la miró con los ojos entrecerrados. —Quédate —dijo y la atrajo hacia él—. Estaré levantado en menos de dos horas, podrás verlo todo lo que quieras entonces. Le pediré a Mack que te acompañe.
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