Oneshot

Aunque años pasaran, el mundo cambiara, gente muriera, gente naciera, ella no podría contra la culpa clavada profundamente en su pecho. Un dolor tan grande que ella jura algún día la matara, un dolor tan grande que la mata cada día dejándola viva para que recuerde lo que había hecho. Para que recuerde como no solo arruinó la vida de una pareja enamorada.

Por esa razón, ver a su hermanastro después de mucho tiempo le hizo tomar una decisión muy contradictoria con sus creencias.

Después de todo, hablar con una persona quien tiene una nueva vida es mejor de hablar con una que ya la perdió.

–¿Algo en mente, Parthenia?

La mujer solo pudo negar con la cabeza para no preocupar as su hermanastro. Ella hija de la esposa ya muerta mientras el hijo de la mujer viuda.

Ambos tomaban café en una cafetería cerca de el lugar que el trabajaba. Mientras el le hablaba de su reciente encuentro con alguien muy amado para el, Parthenia no podía parar de pensar en un pasado muy lejano. Pensando en lo que podría pasar en el futuro con destinos destinados sin poder cambiar. Aunque ya hubiera cambiado muchas cosas, el miedo de que todo lo que a hecho los últimos años fuera a caerse de repente como una casa de cartas. Pero eso sería mejor que caer igual que la nieve, sin un fin, dejando un caos hermoso.

Al fin y al cabo que Parthenia no es un dios, solo una mujer immortal. Con poderes que solo puede usar para ella misma, no para cambiar vidas desafortunadas. Pero a Parthenia no le importa, tener poder es justicia. El quien lo tenga más es mejor.

Parthenia sonrió –Porque no te apresuras y le confesas tu amor, el es un hombre muy guapo y muy amable. No creas que tú eres el único hombre que está tras el. Yo sugiero que te apresures

–N..no digas tonterías. Sería muy rápido

Parthenia solo podía mirar por la ventana, el reconocimiento se reflejó en su rostro.

–Le perderás, así de sencillo té lo digo.

Pero la verdad, para una persona destinada a morirse, la muerte seria inevitable. Tratar de unir un amor que no debería existir es muy inútil, Parthenia ya se aburrió. Ella es un ser extraordinario, ¿porque debería estar jugando con algo de poca importancia?

No lo logra recordar.

El desinterés de su hermanastro solo la confundía más. Si el no trataba al menos, entonces porque debería ella.

Ya no importa.

Parthenia se puso de pie y tomó su abrigo. Le dio una última mirada a su hermanastro.

–Bueno, si tú lo dices. Me voy Minos

El solo pudo observarla con preocupación. Pero no era la primera vez, no debería de estar tan sorprendió pero si lo estaba. Parthenia era una mujer de veintiún años. El solo prosiguió tomando su café mientras observaba como su hermanastra tomó un taxi y lentamente se fue alejando.

Pero mientras más lo hacía, la curiosidad de saber quien era Minos se hizo más grande.

Parthenia no era un dios pero si muy codiciosa, si algo no iba a su manera no tenía porque seguir. Uno se aburre muy rápido después de tomar una acción que no funciona.