Arde Troya

Tiago

-Dime, ¿que has hecho para aclarar los rumores?- me pregunta mi hermano Enzo.

-Mucho- digo sin despegar la vista de la computadora.

-¿Mucho como que?- pregunta y yo suspiro.

-Ya te enterarás- le digo y el niega.

-Quiero saber ahora Tiago- demanda.

-Te lo diré pero… ¿prometes guardar el secreto?- pregunto, el se acerca y asiente- tengo prometida.

-¡¿Cómo?!- pregunta gritando y yo le hago señas para que se calle- ¿quien es?

-Pues su nombre es Sofía Scott, es hermosa y me trae loco, es la primera mujer en todos estos años que me llama la atención, ella es diferente y aunque ella no está interesada ni me ve de la misma forma, igual la haré mi esposa- le digo sonriendo.

-¿No está interesada?- pregunta incrédulo.

-¿De todo lo que te dije solo escuchaste eso?- le pregunto y el se encoge de hombros.

-Escuché todo pero lo interesante es que no le interesas- me dice y yo asiento dándole la razón.

-A mi también me sorprendió pero es la realidad hermano, ella me mira con indiferencia, todo lo contrario de su hermana que me ve y le aparecen signos de dólares en los ojos, puedes creer que hace tres días les envié una carta diciendo que me quería casar con la joven señorita Scott y la hermana de mi prometida creyó que era ella, tenías que verla- le digo riendo entre diente y el ríe.

-Muero por conocer a mi cuñada, debe de ser increíble, debería hacerle una estatua por no caer bajo sus encantos- me dice riendo.

-Le pedí que se mudara conmigo, hoy iré por ella en la tarde, en dos semanas nos casamos-le digo y el vuelve a abrir mucho los ojos.

-¿Tan rápido?- pregunta y yo asiento.

-Busca quien organice la boda para que ayuden a Sofía, en dos semanas me caso y quiero que nadie se olvide de mi boda, será la boda del siglo- digo y el asiente.

-Claro que te ayudo hermano. ¿Cuando la llevarás a conocer a la familia?- me pregunta y eso no lo había pensado.

-Pronto- respondo y el asiente saliendo de mi oficina. Veo la hora y ya Sofía debe de estar lista, voy por ella.

-Cancela todo lo que tenga que hacer en la tarde- le digo a mi secretaria.

-Si señor- dice ella y yo me detengo.

-Y tomate la tarde libre- le digo y ella sonríe.

-Gracias señor- asiento y me voy. Cuando llego toco el timbre, me hacen esperar en la sala y en eso llega la hermana de Sofía.

-Hola- dice con una voz melosa, yo solo asiento- quería disculparme por lo de ayer.

-No hay problema- le digo cortante, ella se sienta a mi lado y sonríe.

-Gracias por entender. ¿Qué te trae por aquí hoy?- dice y palmea mi pierna. ¿Está niña no aprende? ¿Pero es que le gusta estar con hombres comprometidos o que? Quito su mano y en eso aparece Sofía con unas maletas, me levanto y la ayudo a cargarlas.

-No necesitas hablar con nadie, hable con mi padre ayer y me dejaran irme- dice ella y yo asiento.

-¿Nos vamos ya gatita?- le pregunto y ella asiente, salimos para llevarla a mi casa y cuando llegamos ella mira todo- ¿te gusta?

-Si, es hermosa- dice haciendo que la mire, mi casa no es muy grande, es linda pero nada comparado con la de su familia ya que vivo yo solo.

-Me alegra que te guste- le digo y abro la puerta. Muerde se me olvidó que tenía a los perros en casa (tengo dos perros pastor Alemán)- ¡cuidado con los perros!- digo pero es demasiado tarde, ellos se le lanzan encima a Sofía y ella cae la suelo, pensé que gritaría pero ella solo ríe y los acaricia.

-¡Que lindos! ¿Porque no me dijiste que tenías a estas linduras aquí?- pregunta y definitivamente a esta mujer le falta un tornillo, no les tiene miedo todo lo contrario ella los acaricia y juega con ellos, lo más sorprendente es que ellos se dejan, ellos son solitarios y no les gusta estar con desconocidos pero a ella… ¿la quieren? Díganos que la aceptan y eso es bueno.

-Son Niebla y Milo, perdón, se me había olvidado hablarte de ellos- digo y ella niega sonriendo.

-No pasa nada, todo está bien, ¡son tan lindos!- chilla acariciando a Niebla y Milo lo empuja para que lo acaricia a el. ¿Y ahora porque siento que ellos me quieren quitar a Sofía? Que me quieren quitar su atención.

-On, ven que te mostraré tu habitación- le digo, ella asiente y me sigue- esta es la tuya y la de al lado es la mía.

-Entendido- dice sonriendo y yo asiento.

-¿Quieres que te ayude a desempacar?- le pregunto y ella lo piensa pero luego asiente.

-Te lo agradezco- dice, entramos y empiezo a desempacar la maleta más cercana y a acomodar todo.

-La señora Claudia viene en las mañanas, lo que quieras se lo pides a ella, ella se encarga de mantener la casa limpia al igual que a Niebla y a Milo- cuando digo sus nombres ellos me miran pero no viene, están detrás de Sofía todo el tiempo, creo que esto será un problema, me molesta que ellos puedan tener su atención más que yo y se que eso está mal pero es lo que siento.

-Ok- dice ella. Tomo algo de la maleta y se siente muy pequeño, lo miro y es una braga de encaje de Sofía, mierda no quería tocar eso ya que con solo ver una braga mi imaginación vuela, tengo años de abstinencia y volver a tener una braga en las manos solo hace que mis pensamientos y deseos más oscuros salgan a la luz.

-¡¿Qué haces con eso?!- pega un grito Sofía logrando que suelte la braga.

-Me asustaste- le digo y ella está toda roja, parece un tomate.

-¿Por qué tocas mis bragas?- pregunta y yo niego.

-No fue mi intención, te estaba mirando a ti cuando las tomé y al sentir la tela extraña fue que la miré y me di cuenta de lo que era- le trato de explicar y ella me toma de los hombros y me empuja a la salida.

-Y yo me chupo el dedo, fuera de mi habitación- me dice y yo alzo las manos y me salgo- y ustedes también- dice mirando a Niebla y a Milo, ellos salen y me miran como si estuvieran enojados conmigo.

Tengo que deshacerme de la gran erección que tengo porque esta que rompe mis pantalones, gracias a dios Sofía no miro para abajo porque si no arde Troya.