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Con mi hermana

🌹ICHIKA NAKANO🌹

—Ichika... me haces cosquillas...

—Tranquila hermana, esto es por tu bien~ — expresé en un pequeño susurro.

—P-pero... no debes... Ahhh...

—Shhhh... deja que tu Onee-san te ayude~ —dije al momento de apoyar un dedo sobre sus labios, y con una sonrisa traviesa me acerque al cuello de mi hermana.

Eran pasadas las 02:00 AM de la noche, ese día había decidido dormir con Miku, no era la primera vez que dormíamos juntas, cuando éramos niñas Miku siempre acudía a su hermana mayor cuando tenía alguna pesadilla o se despertaba en la noche por algún ruido.

Mis labios hicieron contacto con el delgado cuello de mi hermana y comencé a depositar pequeños besos sobre ella. Levante mi mano derecha y la apoye contra el pecho de Miku, la palma de mi mano ya se había acostumbrado a ese tamaño y trate de cubrir todo lo posible. Mis labios recorrían el cuello de mi hermana y saboreaban la suave piel que esta tenía.

Así como no era la primera vez que dormía con ella tampoco era la primera vez que hacíamos estas cosas. Esta noche sería la tercera vez que jugaría con Miku en mi habitación, y trataría de mostrarle varias cosas y enseñarle otras más, como venía haciendo las noches anteriores.

—Aahhh...~ Ichika... ahi...

Miku comenzaba a soltar pequeños jadeos, de las dos noches que pase junto a ella había aprendido que mi hermana era demasiado sensible en algunas partes de su cuerpo, una de ellas era su cuello. Mi mano continuaba sobre uno de sus pechos y cada vez ejercía un poco más de presión sobre ella. Yo me encontraba sentada en mi cama sobre mis rodillas. Delante mío se encontraba Miku, que estaba acorralada contra la cabecera de mi cama.

Estuve unos segundos explorando su cuello y no paso mucho tiempo hasta que comenzó a faltarme el aire. Cuando me separe de ella solté algunos cuantos jadeos para recuperar el aliento. Al levantar la mirada pude ver de frente a mi hermana, muy sonrojada, tratando de controlar su respiración.

Cerré lentamente mis ojos y me acerqué un poco hacia su rostro, lo suficiente para rozar sus labios. Miku termino de acercarse a mí y nuestros labios hicieron contacto, sonreí contenta al saber que ella había aprendido bien lo que le enseñe.

Comenzamos a besarnos, los primeros segundos fueron unos besos lentos, saboreando los labios de la otra. No tardamos mucho en convertir ese beso tímido a un beso más intenso, como el de dos enamoradas demostrando sus profundos sentimientos.

Otra cosa que había aprendido de Miku en las dos ocasiones que me acosté con ella fue que mi hermana no sabía como controlarse. Una vez que su cuerpo y mente se encendían no había vuelta atrás. Era como si cambiara de una personalidad a otra. Como si tuviera a otra Miku muy diferente de la habitual.

Terminamos cayendo sobre la cama, recostadas de costado una al lado de la otra, mi mano no se separó de su pecho y las manos de mi hermana fueron a mis hombros. Nuestro beso se había transformado en el de dos amantes que no se habían visto en semanas. Miku no tardo en extender su lengua entre mis labios y yo no dude en separarlos para darle paso libre.

Nuestras lenguas jugaban y se abrazaban dentro de nuestras bocas, saboreando la saliva y la pasión de la otra. Mi mano derecha presionaba con fuerza el pecho de Miku y mi mano izquierda fue a su cintura para hacer de apoyo. Nuestras piernas se entrelazaron una debajo de la otra y noté que Miku me había atraído más a ella, estábamos tan juntas que podía sentir el calor que emanaba de su cuerpo.

Pronto nos comenzó a faltar el aire y, aunque ninguna de las dos quería separarse, tuvimos que darnos espacio para recuperar el aliento que nos estaba faltando.

Exhale dos veces y luego sentí los labios de Miku sobre mi cuello. Mi hermana, como la última noche que pasamos juntas, se había excitado demasiado rápido y comenzó a ceder a sus instintos sexuales.

—Mmmhh...~ Miku...~

Jadee con placer al sentir como besaba mi cuello y poco a poco iba bajando. Me dejo un camino de besos y sus manos se movieron de mis hombros hasta la cintura, tomando el borde inferior de mi pijama. Ayude a mi hermana a quitarme la camiseta y, como era de costumbre, no tenía nada debajo. Miku no lo dudo y se acercó a uno de mis pechos para besarlo y lamerlo.

—Aahhh~ Mikuu~ Mmmhhh...~

Fueron los primeros gemidos de esta noche, me mordí los labios con fuerza sintiendo la saliva y la boca de Miku cubrir mi pecho. Era una sensación electrizante que se expandía por todo mi cuerpo y me transmitía un placer que iba en aumento.

Mis caderas se movieron para acercarse más a Miku, podía sentir sus muslos sobre mis piernas. Miku, como la última vez, no se detuvo y comenzó a lamer y a chupar el pezón de su hermana mayor con energía. Sus manos rodeaban el contorno de mi pecho y los sujetaban con firmeza.

—Aaaahhh~ ¡Miku!~ Mmmhhhgg~ Tu Onee-san te complacerá como se debe~

Le sonreí con lujuria y apoyé una mano sobre su cabeza, acariciando su cabello y disfrutando de como me complacía sobre mi pecho. Miku no se detuvo ni un segundo, estuvo chupando mi pecho por varios minutos hasta que no pude aguantar por más tiempo mis deseos sexuales.

Me giré para dejar a Miku recostada boca arriba. Ahora me encontraba encima de ella. La mire con una sonrisa traviesa y antes de comenzar mi ataque le susurre al oído.

—Ahora tu Onee-chan jugará contigo~

Tome su mentón y lo levante para besarla, me apodere de su boca completamente. Esta vez fui yo la que empujo mi lengua hacia su boca, el juego de lenguas se llevó a cabo dentro de la boca de Miku. Mientras la besaba con lujuria mis manos se movieron rápido y desabotonaron la pijama azul que mi hermana siempre solía usar.

Cuando la libere de su encierro azul tome ambos pechos con mis manos y los presione con fuerza, en ese momento Miku soltó un jadeo y nos separamos de nuestro beso. Aproveche ese pequeño momento para bajar y llevar mi boca a la altura de sus pechos.

—Aprendes rápido Miku, pero aún te falta experiencia, deja que te demuestre como se debe hacer~ —le susurre encima de sus pechos, recordando como ella había complacido los míos hace unos momentos.

Abrí mi boca lo más que pude y lleve uno de sus pechos hacia mí, de inmediato comencé a lamer y a succionar su pezón con algo de fuerza. Ni una de mis dos manos dejo de presionar la delantera de Miku mientras chupaba su pecho.

—¡¡Aaahhgggg!!~ Aahhh~ ¡¡Ichika!!~ —soltó Miku jadeante.

Escuchar los gemidos de mi hermana me reconfortaban, pero que me llamara por mi nombre era algo que me molestaba. Separe mi boca y fui a su pecho izquierdo para hacerle lo mismo, succionaba y lamia con fuerza mientras mi mano presionaba el contorno de su pecho.

Mi mano derecha se movió, bajando por el abdomen de mi hermana menor, y metiéndose por debajo de su pantalón.

—Miku... ya te dije que tienes que llamarme Onee-chan...

Le susurré sobre su pecho en un tono desafiante, y la punta de mis dedos rozaron la entrepierna mojada de Miku. En ese momento se escuchó un gemido más fuerte que los anteriores, como era de esperarse Miku ya se encontraba húmeda ahí abajo. Este era otro de los lugares sensibles que tenía mi hermana, lo cual, como mujer, era una debilidad que la hacía demasiado vulnerable.

Estuve unos segundos rozando sus labios vaginales hasta que decidí meter mi dedo medio dentro de ella. Este entro con facilidad, aprovechando lo húmeda que estaba Miku. Apenas había metido el dedo por completo comencé a masturbarla con movimientos repetitivos.

Mientras mi boca se encargaba de complacer sus pechos, mi dedo hacía que sintiera placer allí abajo metiendo y sacándolo repetidamente. Los gemidos de Miku no tardaron en llenar la habitación, sentí como sus paredes vaginales presionaban con fuerza mi dedo, debido a que ella había juntado sus piernas.

Miku aún no estaba acostumbrada a recibir tanto placer a la vez, por lo que se inquietaba bastante en algunos momentos. Como su hermana mayor era mi deber enseñarle a controlar esa parte de ella.

—¡¡Aaahhgggg!! Onee-chan~ Mmhhh~ ¡Onee-chan!~

Sentí como una de las manos de Miku tomo mi cabello y lo jalo levemente, separándome de su pecho. Pero mi dedo no se detuvo y seguía metiéndose dentro de mi hermana.

Todo esto también me excitaba bastante, no me había dado cuenta, pero tome una de las piernas de Miku con mis dos piernas y me estaba frotando contra su muslo, mis caderas se movían por si solas.

—Miku... tenemos... hay que hacer...~ —no logre terminar ni una frase.

Le susurré con una sonrisa complacida y mi hermana capto el mensaje. Saque mi dedo de su interior y me aparte un momento de ella. Comencé a quitarme el pantalón y antes de que me diera cuenta Miku ya se había subido encima mío.

Ella tenía una gran habilidad para quitarse la ropa, aunque solo se había sacado el pantalón y la ropa interior, su pijama la seguía teniendo puesta con los botones abiertos. Ella me tomo los hombros y los empujo contra la cama, abrí mis piernas al igual que ella y nos acomodamos.

Cuando Miku se acomodó sobre mí, su intimidad se sentía muy caliente sobre la mía, solté un gemido cuando nos pusimos en posición y enseguida varios gemidos repetitivos salieron de nuestras bocas. Mi hermana estaba demasiado excitaba y como siempre se dejaba llevar por su lujuria.

—¡Aaahhhh!~ Mikuu~ Mhhhggg~ Asii~ sii…~ —gemía mientras Miku se movía sobre mí.

—AAHHH~ ¡¡Oneechan!!~ ¡¡Ssiii!!~ ¡Ssiiii!~ ¡Aaahhgggg!~~

Ambas gemíamos en voz alta, Miku se movía con tal fuerza que frotaba nuestras vaginas y nos transmitía un placer electrizante a las dos. Los resortes de mi cama comenzaron a escucharse, a su vez que la cabecera también comenzó a golpear contra la pared al ritmo del movimiento de las caderas de Miku.

Era algo que me preocupaba, mis otras hermanas podrían escucharnos en cualquier momento. Pero para Miku era una posibilidad que no existía en este momento. Recorrí su cuerpo con la mirada, sus piernas y muslos que excitarían a cualquier hombre, esas caderas que no paraban de moverse de adelante hacia atrás, sus pechos grandes que daban pequeños saltos a medida que Miku se movía.

Mis manos se movieron, pararon por los muslos de mi hermana subiendo hasta sus caderas, y allí se quedaron un momento. Me quede admirando como Miku me follaba, apoyando sus manos sobre mis hombros para moverse cada vez más rápido. Mis caderas también entraron en acción y se movieron como podían debajo de ella, aumentando el placer para ambas.

Trate de levantar un poco mi espalda, mis manos subieron hasta sus hombros y de un tirón trate de quitarle la pijama a Miku, esa última prenda que tenía se quedó a medio camino, pero me ayudo a acercarme más. Estaba cerca de su rostro y Miku lo noto, ella también buscaba lo mismo y se agachó hacia mí.

Nuestras bocas se encontraron, ninguna de las dos dejo de moverse, nos besamos con desesperación y unos segundos después nos separamos. Volví a caer sobre las sabanas. A las dos nos faltaba el aire, Miku no podía controlar sus gemidos y yo no dejaba de exhalar con fuerza.

Todo este placer se estaba acumulando en mi interior, levante mis manos y Miku las encontró en el momento, entrelazamos los dedos y nos sostuvimos con fuerza mientras continuábamos disfrutando del sexo entre hermanas, ambas moviéndonos y frotándonos con rapidez.

—Aaaaggg~ Mikuu~ Yoo...~ Mmhhggg~ yo...

—¡¡AAAHHGGGG!!~ ¡Onee-chan!~ ¡Aayyyy!~ voy a... voy a… Mmmhhgggg ¡¡SIIII!!~~

Ambas estábamos en el punto máximo de placer, Miku con un fuerte gemido dejo escapar su orgasmo. Al momento que ella arqueó su espalda yo hice lo mismo y me corrí junto a ella. Nuestras manos se sostenían con demasiada fuerza mientras las dos nos corríamos.

Unos segundos después sentí como el agarre de Miku se aflojaba. Ella estaba totalmente exhausta, cuando termino de correrse cayó sobre mí y luego la acomode a mi lado en la cama.

Mi respiración estaba agitada, pero traté de controlarme, cuando habían pasado unos minutos me di media vuelta para ver a Miku.

—Miku... oye Miku... ¿Aún estás despierta? ¿Tienes ganas de hacerlo otra vez?

Le pregunté curiosa tratando de girarla hacia mi lado, cuando me di cuenta ella ya se encontraba dormida, se le veía cansada. Como en las otras dos veces, ella no podía continuar luego de su primer orgasmo, sonreí y la abrace unos momentos.

—Está bien, tu Onee-chan ya te enseñará a aguantar más tiempo, por el momento descansemos.

Le di un beso en la mejilla y me recosté a su lado, cubriéndonos con la sabana y tratando de dormir abrazada a mi hermanita.