Después del acuerdo con Arcturus, la familia experimentó varios cambios significativos. Con nuevos recursos y respaldo, ahora podían planear y ejecutar proyectos que antes les parecían inalcanzables. Sin embargo, no todo fue fácil y agradable para ellos. .
Bella, decidida a cumplir con su parte del trato para asegurar un futuro mejor a sus hijos, se dedicó completamente a las tareas que su tío abuelo le encomendó. Asistía con devoción y determinación a la casa Black. Arcturus le dejó mucho material: antiguos escritos de la familia, registros de negocios y algunos textos importantes. Estos se convirtieron en parte del intenso estudio que Bella debía realizar, mientras lo acompañaba en visitas a propiedades, negocios familiares y reuniones políticas, entre otras obligaciones.
A pesar de que muchos no la veían con buenos ojos, el respeto hacia Arcturus impidió que expresaran abiertamente sus críticas. Aunque las reuniones eran incómodas, Bella no se dejaba afectar. El juicio y desprecio de la alta sociedad mágica no la desanimaban. Recordaba vagamente las lecciones de etiqueta de su infancia, y aunque la práctica ya no estaba acompañada de los gritos y golpes de su madre, se esmeraba por mejorar en su tiempo libre.
Bella se entregó por completo a su nueva vida. Si no estaba en reuniones o trabajando con Arcturus, dedicaba su tiempo a estudiar. Al llegar a casa, después de compartir brevemente con sus esposas e hijos, retomaba la lectura, aumentando gradualmente las horas que dedicaba al estudio. Esto generó tensiones emocionales en la familia. Aunque nadie lo mencionaba en voz alta, Jean y Pan, aunque orgullosas del esfuerzo de Bella, también estaban preocupadas por lo distante que se estaba volviendo.
Los resultados no tardaron en llegar. Viejas tradiciones y conocimientos olvidados volvían a surgir, complementados por nuevas ideas. Gracias a Jean, Bella adquirió libros muggles sobre economía, antropología, psicología, política y otros temas, lo que enriqueció aún más su formación. A pesar de dormir cada vez menos, avanzaba rápidamente. Arcturus estaba muy satisfecho con su progreso, pues tras unos meses ya veía en Bella las cualidades que buscaba.
Sin embargo, no solo Bella experimentó cambios en su rutina. Jean también sintió la necesidad de retomar su antiguo oficio. Aunque la vida en el hogar era feliz, necesitaba sentirse útil y contribuir al bienestar de la familia. Así que decidió repasar lo que había olvidado de su profesión. Sorprendentemente, el conocimiento volvió a ella con facilidad, como si una fuerza invisible la asistiera. En solo un mes, se sentía como antes de haber sido secuestrada.
Con el apoyo económico de la familia, Jean pudo cumplir su deseo. Bella, que amaba profundamente a sus esposas, no dudó en financiar su proyecto. Así fue como Jean inauguró una pequeña clínica dental en Ottery St. Catchpole. Aunque la clínica fue un éxito, Jean aun preferia a sus esposas e hijos por sobre el trabajo, asi que equilibró. Trabajaba solo cuatro horas al día, cuatro días a la semana. Disfrutaba de la satisfacción de contribuir, aunque fuera con dinero muggle, y lo que más le llenaba de orgullo era poder atender personalmente la salud dental de sus hijos, combinando métodos mágicos y muggles.
Al cabo de un año, con el apoyo de Bella y Pan, Jean decidió expandir su negocio. No solo amplió la clínica y contrató personal, sino que también empezó a invertir lentamente en la industria médica. Las tres mujeres demostraron ser muy competentes cuando trabajaban juntas. Bella aportaba carácter, recursos y conexiones en el mundo mágico, Jean tenía su conocimiento del mundo muggle, y Pan, con su fuerte instinto casi clarividente, las guiaba en los negocios. Con el tiempo, las inversiones darían sus frutos, y mejoraría con cada año transcurrido. Jean llegaría a ser propietaria de varias clínicas dentales en diferentes ciudades, además de tener participaciones en industrias médicas y farmacéuticas. Aunque estas empresas tenían poco impacto en el mundo mágico, se convertirían en una base sólida en el mundo no mágico.
En cuanto a Pan, no optó por abrir un negocio ni hacer algo llamativo. Ella prefería no dejar a sus hijos sin una figura presente. Con Jean ocupada con su clínica muggle y Bella cada vez más absorta en sus responsabilidades bajo la tutela de Arcturus, Pan se dedicó a estar en casa a tiempo completo. Le encantaba ser madre y disfrutar del tiempo con sus hijos cuando sus esposas no estaban. Además de ser ama de casa, Pan construyó un pequeño jardín e invernadero. Siempre había disfrutado de la herbología y, al ver que Jean traía ingresos del mundo muggle y Bella trabajaba tan duro para mantener a la familia, decidió hacer su propio aporte.
Cultivaba varias plantas, no una gran cantidad, pero sí más de las que se encontrarían en el jardín de un mago promedio que no fuera experto en herbología. Pan tenía un talento especial para las plantas, aunque quizás era su paciencia y dedicación lo que hacía la diferencia. Cuidaba de su jardín junto a sus hijos, enseñándoles sobre las plantas en el proceso. Una vez que las plantas estaban listas, vendía la mayor parte de ellas a algunas tiendas del Callejón Diagon. A pesar de que los compradores siempre se quejaban de la limitada cantidad que producía, la calidad de su mercancía era excelente, y los precios, razonables. Es importante mencionar que Pan jamás cultivaba plantas peligrosas; cualquier planta que pudiera representar un riesgo para sus hijos era descartada de inmediato, al menos hasta que crecieran y pudiera enseñarles cómo protegerse.
Meses después, cuando Jean decidió expandir su negocio, Pan también optó por hacer algo similar. Con el apoyo de sus esposas, adquirió una pequeña reserva natural de plantas y criaturas mágicas en el extranjero. El lugar había pertenecido a otra familia que había quebrado debido a los altos costos de mantenimiento, pero Pan se enamoró del sitio. Quería un espacio donde, en el futuro, sus hijos pudieran observar las maravillas de la naturaleza y donde la familia pudiera obtener materiales valiosos en caso de emergencia.
Aunque la compra de la reserva parecía una inversión poco rentable, ya que requería mucho cuidado y protección contra intrusos, Bella no le negó su deseo y la apoyó en su decisión. Pan realizó algunos ajustes y dirigía el lugar a distancia, sin involucrarse demasiado. La administración diaria recaía en los trabajadores que vivían allí. Pan contrató a magos nacidos de muggles que no encontraban oportunidades laborales, siempre que tuvieran al menos una calificación de "E" en Herbología y Cuidado de Criaturas Mágicas en sus O.W.L.s y N.E.W.T.s, además de superar una entrevista personal. También contrató a magos de otros países bajo las mismas condiciones, e incluso no tenía problemas en emplear a criaturas no humanas, siempre que cumplieran con los requisitos. Su habilidad para leer el carácter de las personas le permitió mantener lejos a las "manzanas podridas" de su equipo, garantizando un ambiente de trabajo confiable. A pesar de todo, la reserva apenas se sostenía económicamente, lo que la hacía poco atractiva para los ladrones.
Aunque Pan era oficialmente la propietaria de la reserva, no la visitaba con frecuencia. Solo iba una vez al mes para revisar el lugar y dar algunas indicaciones menores. Prefería pasar la mayor parte de su tiempo en casa, en su jardín, disfrutando con sus hijos.
...
Ahora pasemos a la vida de los hijos, quienes poco a poco comenzaron a mostrar sus propias cualidades y defectos con el paso del tiempo.
Empezamos con la mayor(Por unos instantes), Hermione Black Granger. Una niña de cabello negro, ojos verdes esmeraldas y gran belleza. Era la más activa de los tres, así como la más inteligente y astuta. Con un carácter fuerte, rencoroso y dominante, Hermione fue la primera en hablar, caminar y hacer casi cualquier cosa. Siempre estaba explorando y descubriendo cosas nuevas, lo que solía causar mucho caos en la casa.
Parecía tener una energía inagotable. Aprendió a leer rápidamente y disfrutaba mucho de ello, aunque no cualquier tipo de lectura capturaba su interés. Estaba fascinada por la magia y nunca perdía la oportunidad de observar a sus madres cuando la usaban. Estaba ansiosa por aprender, y si tenía la oportunidad de robar una varita o alcanzar algún libro de magia, no la desaprovechaba. Esto causó más de un dolor de cabeza a sus madres, pero también las alegraba ver su interés. Aunque intentaban no ser estrictas, a menudo tenian que detenerla o regañarla.
Además de su amor por la magia, Hermione tenía demasiada energía, por lo que, entre los cinco y seis años, sus madres debatieron si, además de enviarla a una escuela muggle como Jean sugería, también incluirla en actividades adicionales que pudieran canalizar su inquietud. Así comenzó la búsqueda de una actividad que realmente la apasionara.
Probaron varias opciones, tanto mágicas como muggles, pero muchas no lograron captar su interés de manera duradera. Actividades como ajedrez, rompecabezas, arte y similares fueron rápidamente descartadas, ya que Hermione no soportaba estar quieta a menos que fuera para leer o hacer algo relacionado con la magia. Disfrutaba de la jardinería con Pan y otros trabajos manuales como tejer, alfarería e incluso carpintería, pero solo si estaba acompañada por su familia. Aunque le agradaban, le parecían demasiado calmadas... poco emocionantes.
Luego llegaron los deportes, y ahí finalmente encontraron algo que llamaba su atención. Después de probar varias disciplinas, descubrieron lo que realmente le apasionaba: las artes marciales y la lucha. Hermione sentía una fascinación por la pelea, y si hubiera podido, habría incluido los duelos mágicos como su actividad favorita, pero aún era muy joven para manejar una varita. Este interés por el combate quizás era una herencia de Bella, quien también tenía una inclinación por ese tipo de habilidades.
Jean, sin embargo, no estaba de acuerdo con los intereses de su hija. Consideraba que eran peligrosos y poco femeninos, algo inapropiado para una dama. Quiso disuadir a Hermione de seguir ese camino, pero la conversación no salió como esperaba.
---Flashback---
Jean: "No, Hermione. Eso no es algo que una chica deba aprender."
Hermione: "¡Pero yo quiero!" —dijo haciendo un puchero.
Jean: "Tienes que elegir algo menos peligroso, algo más apropiado para una niña. ¿Por qué no pruebas la jardinería con Pan o la danza? Yo practicaba danza a tu edad."
Hermione: "¡Mamá Bella sabe lanzar cuchillos y es una chica!" —replicó desafiante, señalando a su otra madre.
Bella, que estaba sentada cerca, se escondió detrás del libro que leía, sonrojada. Sabía que había sido ella quien, con el afán de impresionar a sus hijos, les había mostrado algunas de sus habilidades, y ahora anticipaba la reprimenda de Jean por haberlo hecho.
---Fin del Flashback---
Finalmente, Jean, tras ser convencida por Pan y Bella, accedió a que su hija probara esas actividades. No había un lugar cercano donde se practicaran ese tipo de deportes, así que Bella o Pan usaban la aparición o el autobús noctámbulo para llevar a Hermione a clases fuera del pueblo.
Encontrar un lugar que aceptara a una niña tan pequeña fue complicado, pero lo lograron. El primer día fue una prueba, y Hermione regresó a casa llorando después de recibir algunos golpes. Sus madres la consolaron, pensando que aquello la haría desistir de su interés. Sin embargo, estaban equivocadas. Al día siguiente, Hermione insistió sin descanso desde la mañana hasta la tarde para que la llevaran de nuevo. Accedieron, y esa vez, la pequeña buscó vengarse del niño que le había golpeado, lanzándose sobre él con una furia desmedida, como si ese niño hubiese cometido un crimen atroz contra su familia. Curiosamente, volvió a casa llorando de nuevo ese día.
Esto se convirtió en un ciclo: Hermione iba, recibía golpes, volvía llorando y, al día siguiente, exigía regresar para tomar venganza. La niña, llena de energía y resentimiento, nunca dejaba pasar una ofensa. No importaba que siempre perdiera, lo que importaba era tomar venganza y pisar a su enemigo. Con el tiempo, sus llantos fueron disminuyendo hasta que, eventualmente, ya no lloraba; apenas derramaba algunas lágrimas por el dolor, pero aprendió a contenerse. En el futuro, incluso llegaba a casa sangrando sin mostrar preocupación alguna. Peleando se sentía más viva que nunca; la adrenalina y la sensación de superar a los demás la llenaban, además de que canalizaba toda la energía extra que tenía.
Al principio, fue difícil para Jean aceptar esto. Ver a su hija herida era doloroso, pero sus esposas la ayudaron a entender el deseo de Hermione. Con el tiempo, cuando la niña dejó de llorar y comenzó a disfrutar plenamente de las clases, Jean vio la emoción y felicidad que esas actividades traían a su hija, aunque las considerara algo bárbaras.
A lo largo de los años, Hermione se sumergió en una gran variedad de disciplinas: boxeo, karate, taekwondo, krav maga, kickboxing, todo lo que pudieran encontrar en Gran Bretaña. Bella la llevaba a sus clases una o dos horas casi todos los días. Lentamente, Hermione se fue transformando en una máquina de combate, violenta y peligrosa. Por supuesto, con dos madres brujas que podían sanar sus heridas y darle suplementos adecuados, además de incentivarla a seguir sus sueños, nada la detenía. Para cuando llegara a la adolescencia, habría muy pocas personas que pudieran enfrentarse a ella cuerpo a cuerpo.
A pesar de adquirir tantas habilidades de lucha, Hermione nunca levantó la mano contra su familia. Quizás se peleaba con su hermano de vez en cuando, pero jamás usó lo aprendido en sus clases de combate contra él. No, ella discutía e incluso hacía mas berrinches que cualquier niña, pero nunca lastimaba a su familia. Después de cada discusión o regaño en el que salía perdiendo, se enfadaba y gritaba, pero, al cabo de un rato, aparecía para hacer la tarea que le habían pedido o para disculparse. Aunque, claro, lo hacía con una actitud de mártir, como si hubiera sido torturada hasta rendirse a la tiranía de sus madres. Hermione era una niña que nunca aceptaba la derrota, incluso cuando perdía.
Hermione era la más problemática de los hijos, causando dolores de cabeza a sus madres, pero también momentos llenos de risas y emociones. A pesar de los conflictos que generaba, nunca hacía nada que perjudicara gravemente a su familia o a ella misma. Quizá lo más serio que sucedió fue su expulsión de la escuela.
Cuando ella y su hermano Riuz ingresaron por primera vez a la escuela, en un momento otro niño se burló de Riuz y lo empujó al suelo. No fue algo grave, pero antes de que su hermano siquiera pensara en cómo reaccionar, Hermione ya estaba sobre el niño, golpeándolo sin detenerse, con una mirada feroz. Para entonces, ya tenía algunos conocimientos de artes marciales y sabía cómo propinar un buen golpe. Cuando los maestros llegaron, el otro niño estaba inmóvil en el suelo, mientras Hermione seguía golpeándolo sin piedad, como si quisiera convertir su cabeza en pulpa. Incluso atacó al maestro que intentó separarla, perdida en un estado de furia.
El incidente fue grave. El niño terminó en emergencias en una condición peligrosa, y Hermione también tuvo que ser hospitalizada debido a las lesiones en su mano, producto de haber ignorado el dolor mientras golpeaba con tanta fuerza. Bella y Pan intervinieron con magia para curar tanto al niño como la mano de su hija, ya que sin intervención mágica habría quedado con secuelas graves. Además, se vieron obligadas a lanzar varios encantamientos de olvido para minimizar el impacto del incidente en la comunidad.
Hermione fue expulsada de la escuela. A pesar del regaño de sus madres, nunca mostró arrepentimiento ni bajó la mirada por lo que había hecho. No importaba cómo la castigaran, su convicción se mantenía firme: nadie toca a su familia.
Aunque Bella y Pan no estaban del todo en desacuerdo con la postura de su hija respecto a proteger a su hermano, sabían que era necesario establecer límites. Le dieron varias charlas sobre lo que estaba permitido hacer y dónde debía poner freno a su temperamento. Después de dejar claro cómo debía actuar en el futuro, volvieron a enviarla a otra escuela. Por suerte, no hubo más incidentes tan graves como ese, aunque sí ocurrieron algunos casos menores de "autodefensa", que fueron resueltos sin mayor problema gracias a la magia.
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Capítulo semanal