Al mismo tiempo, Jackson estaba detrás del volante esperando a Fil. Su expresión era oscura y solemne, sumido en sus pensamientos.
Justo ahora, ya le había contado la mitad de la historia.
Ya le había revelado detalles que nunca pensó que le diría en esta vida. Pero, lamentablemente, las cosas pasaron.
—¿Es esto simplemente una coincidencia? —se preguntaba—. ¿O… fue una intervención divina?
Como se mencionó, Filomena, o como se la conocía, Latrice, estaba confirmada como la hija del mal. Toda su existencia era una maldición, incluso para los dioses.
A pesar de vivir muchas vidas como humanos, siempre llevaría esa maldición en ella.
Decírselo, o mejor dicho, recordarle quién o qué era, podría despertar el diablo dentro de ella. Por lo tanto, Jackson reconsideraba si esto era una intervención divina o pura coincidencia.
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