``` La historia de un hombre que trae la muerte y una chica que la niega. ---- En la montaña embrujada del reino, dicen que vivía una bruja. Ella nació princesa. Pero incluso antes de su nacimiento, el sacerdote la declaró maldita y exigió su muerte. Envenenaron a la madre para matar al bebé antes de que diese a luz, pero el bebé nació de la madre muerta —una niña maldita. Una y otra vez, intentaron matar al bebé pero ella milagrosamente sobrevivió cada intento. Dándose por vencidos, la abandonaron en la montaña embrujada para que muriera pero ella aún sobrevivió en esa tierra estéril —una bruja. —¿Por qué no muere? Años más tarde, la gente finalmente se hartó de la bruja y decidió quemar la montaña. Pero el Diablo llegó en su rescate y la llevó consigo de aquel lugar en llamas, porque morir no era su destino ni siquiera entonces. Draven Amaris. El Dragón Negro, que gobernaba sobre los seres sobrenaturales, el Diablo con quien nadie deseaba cruzarse en su camino. Odiaba a los humanos pero esta determinada chica humana lo atraía hacia ella cada vez que estaba en peligro. —¿Es realmente humana? Él se llevó a la humana con él y nombró a esta misteriosamente tenaz chica “Ember”, un pedazo de carbón ardiente en un fuego moribundo. Un alma manchada de venganza y la oscuridad del infierno, se levantaría de las cenizas y cumpliría su revancha. ------ Este es el segundo libro de la serie de Los Diablos y Las Brujas. El primer libro es - La hija de la bruja y el hijo del diablo. Ambos libros están conectados entre sí, pero puedes leerlos de manera independiente. ```
El día pasó justo así, sin que ella saliera de su cámara ni siquiera para sus comidas, y esto preocupaba a sus sirvientes.
Al día siguiente, Ember también pidió que le llevaran su desayuno a su aposento. A diferencia de la rutina que había seguido los últimos días, no fue a su estudio y simplemente decidió quedarse en su habitación una vez más.
Ember no estaba de ánimo para jugar con su mascota y simplemente se sentó junto a la ventana mirando hacia afuera. Después de que Clio despejara la mesa de los platos vacíos, finalmente preguntó:
—Señorita, ¿no va a ir a leer en su estudio hoy?
Al ver que negaba con la cabeza, Reya tuvo una idea:
—Oh, Señorita, ¿qué tal si da un paseo por el jardín? El clima está bastante bueno hoy.
—Estoy bien —respondió Ember indiferentemente.
Reya pensó en intentarlo otra vez con una buena excusa:
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