``` La historia de un hombre que trae la muerte y una chica que la niega. ---- En la montaña embrujada del reino, dicen que vivía una bruja. Ella nació princesa. Pero incluso antes de su nacimiento, el sacerdote la declaró maldita y exigió su muerte. Envenenaron a la madre para matar al bebé antes de que diese a luz, pero el bebé nació de la madre muerta —una niña maldita. Una y otra vez, intentaron matar al bebé pero ella milagrosamente sobrevivió cada intento. Dándose por vencidos, la abandonaron en la montaña embrujada para que muriera pero ella aún sobrevivió en esa tierra estéril —una bruja. —¿Por qué no muere? Años más tarde, la gente finalmente se hartó de la bruja y decidió quemar la montaña. Pero el Diablo llegó en su rescate y la llevó consigo de aquel lugar en llamas, porque morir no era su destino ni siquiera entonces. Draven Amaris. El Dragón Negro, que gobernaba sobre los seres sobrenaturales, el Diablo con quien nadie deseaba cruzarse en su camino. Odiaba a los humanos pero esta determinada chica humana lo atraía hacia ella cada vez que estaba en peligro. —¿Es realmente humana? Él se llevó a la humana con él y nombró a esta misteriosamente tenaz chica “Ember”, un pedazo de carbón ardiente en un fuego moribundo. Un alma manchada de venganza y la oscuridad del infierno, se levantaría de las cenizas y cumpliría su revancha. ------ Este es el segundo libro de la serie de Los Diablos y Las Brujas. El primer libro es - La hija de la bruja y el hijo del diablo. Ambos libros están conectados entre sí, pero puedes leerlos de manera independiente. ```
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A medida que se alejaban más y más del palacio, pronto la vista que les rodeaba capturó la atención de Ember y ella olvidó el miedo que sentía al montar a caballo.
La ciudad del Clan del Tigre Blanco.
A un lado del palacio donde reside Draven estaba el Bosque de los Elfos, donde la ciudad más cercana era Ronan, la ciudad del Clan del Elfo del Bosque. Mientras tanto, en el lado opuesto del palacio estaba el territorio de los cambiaformas. La ciudad de Nimer era la ciudad más cercana a la frontera.
El camino hacia Nimer no estaba cubierto por árboles altos sino por una vasta vegetación de prados y pequeñas colinas cubiertas de hierba. Había un río fluyendo a lo largo del camino que seguían. Con el cielo brillante y los pastizales tranquilos, muchos adorables grupos de pequeños animales rindiendo homenaje cada vez que pasaban, parecía realmente agradable.
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