``` La historia de un hombre que trae la muerte y una chica que la niega. ---- En la montaña embrujada del reino, dicen que vivía una bruja. Ella nació princesa. Pero incluso antes de su nacimiento, el sacerdote la declaró maldita y exigió su muerte. Envenenaron a la madre para matar al bebé antes de que diese a luz, pero el bebé nació de la madre muerta —una niña maldita. Una y otra vez, intentaron matar al bebé pero ella milagrosamente sobrevivió cada intento. Dándose por vencidos, la abandonaron en la montaña embrujada para que muriera pero ella aún sobrevivió en esa tierra estéril —una bruja. —¿Por qué no muere? Años más tarde, la gente finalmente se hartó de la bruja y decidió quemar la montaña. Pero el Diablo llegó en su rescate y la llevó consigo de aquel lugar en llamas, porque morir no era su destino ni siquiera entonces. Draven Amaris. El Dragón Negro, que gobernaba sobre los seres sobrenaturales, el Diablo con quien nadie deseaba cruzarse en su camino. Odiaba a los humanos pero esta determinada chica humana lo atraía hacia ella cada vez que estaba en peligro. —¿Es realmente humana? Él se llevó a la humana con él y nombró a esta misteriosamente tenaz chica “Ember”, un pedazo de carbón ardiente en un fuego moribundo. Un alma manchada de venganza y la oscuridad del infierno, se levantaría de las cenizas y cumpliría su revancha. ------ Este es el segundo libro de la serie de Los Diablos y Las Brujas. El primer libro es - La hija de la bruja y el hijo del diablo. Ambos libros están conectados entre sí, pero puedes leerlos de manera independiente. ```
La forma en que él la miraba le daba miedo, pero entonces Ember de repente mostró una sonrisa aliviada mientras sus ojos se desviaban a otro lugar.
Alguien llegó y aterrizó junto a los dos.
Draven estaba tan concentrado en su compañera que solo se percató de la nueva presencia cuando vio que los ojos de su compañera se iluminaban al ver al recién llegado. Su expresión hacía parecer como si viera a un ángel viniendo a salvarla de las fauces de un demonio aterrador.
Un hombre guapo con alas grises ceniza plegó sus majestuosas alas tras de sí.
—¡Morfo! —exclamó ella con los ojos llenos de lágrimas.
La ira de Draven se redirigió—aumentada incluso—al ver lo feliz que estaba su compañera de ver a otro hombre. Con los dientes apretados y los puños cerrados, desvió su atención hacia su lado donde vio al hombre alado sonriéndole a su compañera, ignorando su presencia.
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