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Capítulo 9

/ ¡De hecho! Eso es relleno /

El murmullo constante de los estudiantes llenaba el aire a mi alrededor, aunque apenas era

legible entre la preocupación que me embargaba.

Ahora mismo, a pesar de los continuos cuchicheos, mi mente se encuentra vagando en otro

lugar, más específicamente, hacia mi cómoda cama, mis videojuegos y… mis libros

educativos.

Sí. Sí, educativos.

"Kazuma, Kazuma"

Aun así, Aqua encontraba la forma de llegar hacía mí entre todo ese caos, insistiendo en

sacarme de mis pensamientos.

Sin embargo, mi vista se mantenía perdida entre el paisaje urbano; en las calles y

pasadizos; tal vez buscando una razón para el lío en el que me encontraba.

Vaya ironía. Esta vez, no era por culpa de la Diosa del desastre.

"Kazuma… ¡Kazuma!"

El recuerdo persistente de la reunión que se llevó a cabo esta mañana aún se mantenía

fresco en mi mente. Terrible.

Aqua y yo fuimos convocados, y no pude evitar sentir un nudo en el estómago ante la idea

de lo que nos esperaba.

"Ahora no, Aqua. Estoy sufriendo de un flashback."

Recuerdo claramente cómo, con un ligero temblor en nuestro andar, caminamos entre los

pasillos de la escuela, en busca de su oficina.

Al entrar, el ambiente se volvió tenso en tan solo un instante. El director, con su mirada

severa y autoritaria, nos recibió con seriedad.

"Satou Kazuma, y Aqua… Aqua", nos recibió, sus palabras resonando en la habitación

como un eco ominoso.

Puede sonar exagerado, ¡pero era justamente como lo sentía en ese momento! En serio, no

recuerdo haber pasado tanto terror antes, lo único que se lo podría asemejar sería cuando

Darkness me encontró oliendo la ropa de las chicas en la lavandería…

Pero, dejando eso de lado, el director nos reprendió por nuestras faltas: mi ausencia

prolongada y el historial académico desfavorable de Aqua.

Desfavorable, por no decir inexistente. Realmente los Dioses se tomaron el tiempo de

hacerle una especie de curriculum académico… Uno que representa completamente el tipo

de persona que es Aqua.

Nos instó a reflexionar sobre nuestras acciones y nos advirtió sobre las consecuencias si no

mejorábamos nuestro desempeño.

Fue un momento incómodo y vergonzoso, pero necesario. Salimos de esa oficina con una

sensación de pesar y determinación, conscientes de que debíamos hacer todo lo posible

para enmendar nuestras faltas y demostrar que éramos capaces de mejorar…

Ese sentimiento solamente duró un par de horas en la inconsciente Aqua.

Su comportamiento desde entonces ha sido… desconcertante, por decir menos.

Aparentemente olvidando la riña por parte de nuestro director, ella realmente creía que

todos estarían asombrados por su belleza "celestial", agradecidos por presenciar a alguien

de su magnitud.

No quiero sonar negativo, pero este año sin duda es diferente… Nuestros compañeros de

clase, son sin duda gente particular.

"¡Kazuma, ayúdame por favor!"

"¡Aqua-san, venga! No se aleje de nosotros. En serio. No haremos nada... ¡Rodeenla!"

"¡Wuaaah, Kashumaa!"

Su intento de destacarse no funcionó como esperaba. Las otras chicas de la escuela

demostraron tener más valor de lo que Aqua había anticipado. Incluso aquel extraño grupo

de otakus, que la observaban con curiosidad, no fueron engañados por su actuación.

Es una lástima... ¡Para ella! Debo admitir que es bastante gracioso.

Parece que, a pesar de sus esfuerzos, sigue siendo el blanco de críticas.

Algunos la odian, otros la "aman".

Es lo suficientemente inocente para dejarse llevar por los pocos cumplidos que recibe por

parte de ese tipo de personas.

Por suerte para ella —pero no para mí— alguien se entrometió, buscando ayudarla.

"¡Oye, tú! Aqua, ¿estás buscando pelea por los pasillos otra vez?", llamó una voz desde

afuera de clase.

Al escucharla, Aqua levantó la vista, mostrando que ella había comenzado a sollozar

levemente a ese punto.

Aún con sus ojos llenos de… ¿vergüenza? Una chica de cabello castaño y ojos color

caramelo entró en la habitación con un aire de autoridad, interrumpiendo la tensa situación.

"Himawari-san", murmuró Aqua entre sollozos, dejando escapar un suspiro de alivio al verla.

Himawari se acercó a Aqua con una expresión seria pero compasiva en su rostro. "Aqua, en

serio. ¿Qué está pasando aquí?" preguntó con voz firme pero amable.

Aqua hizo un gesto vago hacia las chicas que la rodeaban. "Ellas... ellas están siendo...

malas conmigo", dijo entre sollozos, su voz temblorosa.

Himawari frunció el ceño, mirando a las otras chicas con una mirada penetrante. "Chicas,

¿qué está pasando aquí?" preguntó con tono autoritario.

Su comportamiento causó que soltara un leve suspiro. "En serio, ¿actuar como una niña?"

Las otras chicas se miraron entre ellas, visiblemente incómodas bajo la mirada de Himawari.

Una de ellas, aparentemente la líder del grupo, habló con cautela. "Solo estábamos...

conversando", dijo evasivamente.

Himawari no pareció convencida. "Conversando, ¿eh? No parece que Aqua lo vea de esa

manera. Si hay algún problema, ¿por qué no lo resuelven de manera civilizada en lugar de

atormentar a alguien?" dijo con firmeza.

Las chicas bajaron la mirada, avergonzadas por ser reprendidas por la castaña. Sin decir

una palabra más, se dispersaron en silencio, dejando a Aqua y a Himawari a solas en la

habitación.

Una vez se retiraron de la clase, ella se volvió con una expresión cansada. "¿Estás bien,

Aqua?" preguntó con gentileza, colocando una mano reconfortante en uno de sus hombros.

Podría apostar toda mi fortuna en Axel que ya he visto esta escena. No sé por qué, me

produce algo de nostalgia.

Aqua asintió, tratando de secarse las lágrimas. "S-Sí, estoy bien... gracias, Himawari-sama",

dijo con voz temblorosa, sollozando en los brazos de su amiga.

Ella le dedicó una suave sonrisa. "EhEh.., No tienes que agradecer- ¡A-Aqua, no te limpies

tus sucios mocos en mi ropa!"

Aqua pareció indignarse ante declarar que algo que saliera de ella fuera "sucio", pero aun

así no pudo objetar, ya que Himawari se le adelantó.

"Pero… ¿Qué fue lo que sucedió esta vez?" dijo en voz alta, como si esperara recibir una

respuesta de mi parte.

Me sentí como si un haz de luz repentinamente iluminara la habitación, dejándome

expuesto ante la inquisitiva mirada de Himawari. Sabía que no podía esconderme, ni podía

permitirme ignorar la pregunta. Respiré hondo, preparándome para explicar lo sucedido.

"¿Qué fue lo que sucedió esta vez?" insistió, sus ojos fijos en mí.

Aqua pareció tensarse a mi lado, esperando mi respuesta. Decidí tomar un enfoque más

ligero, intentando aligerar la atmósfera. "Aqua… Je, ella estuvo jugando a ser princesa.

Creo que recibió su merecido a tiempo, si tan solo no hubieras llegado…" me mofé,

haciendo que la expresión de Aqua cambiara a una molesta.

Me lanzó una mirada fulminante, claramente no impresionada por mi broma. "¡Eso no es

gracioso, Kazuma! Además, estoy segura que si Himawari no hubiera llegado a tiempo, tú

hubieras estado allí", respondió con una mezcla de molestia y defensa.

Devolví mi mirada hacia Aqua, pero esta vez tranquilo. "¡JA! Si crees que volveré a

solucionar tus problemas, incluso luego de muerto, estás muy equivocada. Ahora yo solo

soy un estudiante, y tú una humana más." Aqua pareció recibir un golpe directo por mis

palabras, cayendo al suelo.

Himawari inclinó la cabeza con curiosidad ante mi comentario, esperando una explicación

más detallada. "¿De qué estás hablando, Kazuma? ¿Aqua, qué pasó realmente?" preguntó,

dirigiéndose a ella ahora.

Me aclaré la garganta, sintiéndome un poco incómodo bajo la mirada de ambas chicas.

"Bueno, digamos que hubo una pequeña disputa entre Aqua y algunas otras chicas de la

escuela. Pero, nada serio", intenté minimizar el incidente, sin querer entrar en demasiados

detalles.

Aqua asintió, pareciendo aliviada de que no revelara todos los detalles. "Exacto, solo fue un

pequeño malentendido", agregó, tratando de suavizar la situación.

Himawari pareció satisfecha con la explicación, aunque seguía mirándonos con cierta

curiosidad. "Bueno, espero que se resuelva pronto. Si necesitan algo, no duden en

decírmelo", ofreció con una sonrisa tranquilizadora.

"Tsk…" chasqueé la lengua, inconforme por lo rápido que se había solucionado la situación.

Sinceramente, esperaba una reprimenda más agresiva al comportamiento de Aqua.

Las clases ya habían llegado a su fin, pero la rutina no había terminado para mí. "¡Kazuma!

ven, ayúdame con mis cosas", me llamó Himawari, señalando con su pulgar una mochila

junto a una caja gigante.

Enojado, me negué a repetir la rutina, pero ella insistió en que, si no lo hacía, confesaría a

mis padres que he sido un completo abusivo con ella luego del accidente, por lo que no tuve

otra opción que aceptar a regañadientes.

"... ¿Qué demonios hay en esta caja?", pregunté, tratando de desviar la atención de mi

propia frustración.

Himawari sacudió la caja ligeramente antes de hablar. "Oh, solo algunas cosas para el club

de música. Pensé que podrías ayudarme a llevarlas a casa", explicó con un tono de voz

agrio, claramente molesta por mi reluctancia.

Bufé, sintiéndome un poco abrumado por la situación. "¿Por qué no puedes pedirle ayuda a

alguien más?", me quejé, aunque sabía que mis protestas caerían en oídos sordos.

Ella solo me lanzó una mirada burlona. "Oh, ¿qué sucede? Acaso no puedes levantar algo

tan simple como esto?", sugirió con una sonrisa sarcástica.

Sus palabras solo sirvieron para irritarme aún más. ¿Quién se creía ella para venir y

decirme qué hacer? Sin embargo, sabía que no tenía más opción que obedecer si quería

evitar problemas mayores.

Con un suspiro resignado, me levanté de mi asiento y caminé hacia donde estaba ella,

preparándome para cargar con sus cosas.

Aqua observó la escena con recelo, mientras sus ojos se llenaban de reproche. "¡¿Eh?!

¿Kazuma? ¿Por qué estás cediendo tan fácilmente a sus peticiones? Eres de lo peor.

¡Cuando yo necesitaba tu ayuda, tú simplemente me ignorabas!", exclamó, con un dejo de

amargura en su voz.

Intenté replicar, pero me encontré sin argumentos. Sabía que tenía razón. "D-Deja de decir

tonterías. Yo estoy siendo obligado a hacer esto, después de todo, fue mi culpa haberle...",

murmuré, desviando la mirada hacia su pierna vendada. La sola imagen era suficiente para

recordarme mi responsabilidad en el accidente.

Himawari solo ocultó su leve enojo, tosiendo disimuladamente. "Vamos, Kazuma.

Apresúrate, no tengo todo el día", dijo, indiferente a nuestro enfrentamiento.

A pesar de ser demasiadas, sus cosas demostraron ser verdaderamente livianas… Esto es

raro.

Sin embargo, Aqua nuevamente gritó, sacándome de mis pensamientos.

"¡Eso es injusto! Tú también estabas obligado a ayudarme y a cuidarme. ¡Tú fuiste quien me

obligó a ir a ese mundo de porquería!"

"¡No me importa!"

¡Ko~! no ¡su~! ba…

Luego del "tenso" intercambio de palabras, nos encontramos finalmente con el camino de

regreso a casa.

Aún sigo inconforme con la situación; actuar como mula de carga no es lo que hubiera

aspirado… ¡Fui el maldito héroe de Berlzerg!

"..."

"..."

"... Esto es ridículo,"

El silencio era incómodo. Aqua marchaba a mi lado, su expresión un tanto sombría después

de la confrontación. Por otro lado, Himawari avanzaba con paso firme, aparentemente

decidida a dejar atrás el incidente.

Traté de romper el hielo, buscando algo de normalidad en medio de la tensión. "Entonces...

Himawari, ¿cómo has estado…?" rápidamente me di cuenta que fue un error.

Su mirada se deslizó sobre mí como un rayo. Pero antes de poder retractarme de mis

palabras una explosión de risas escapó de los labios de Aqua.

"¡Ja, ja, ja! ¿En serio estás tratando de hacer una pequeña charla después de lo que pasó,

Kazuma?" se burló, con una sonrisa traviesa bailando en sus labios.

Fruncí el ceño, molesto por su falta de tacto. "¡Shh, Aqua! ¿No puedes ver que estás

empeorando las cosas?" le espeté en un susurro, con la esperanza de evitar más

problemas.

Pero ella solo se encogió de hombros, desafiante. "Oh, lo siento, ¿me perdí de algo? Solo

estaba tratando de aligerar el ambiente aquí," respondió, sin mostrar ni un ápice de

remordimiento.

Himawari nos miraba con una mezcla de exasperación y resignación, como si estuviera

acostumbrada a nuestros juegos infantiles. "Por favor, chicos, no empeoren las cosas. Ya

tenemos suficiente drama por hoy," intervino, con un tono de voz tranquilo pero firme.

Me sentí avergonzado por haber causado más problemas de los necesarios, así que decidí

dejarlo estar por ahora. Caminamos en silencio el resto del camino a casa, cada uno

perdido en sus propios pensamientos y preocupaciones.