/ ¡De hecho! Eso es relleno /
El murmullo constante de los estudiantes llenaba el aire a mi alrededor, aunque apenas era
legible entre la preocupación que me embargaba.
Ahora mismo, a pesar de los continuos cuchicheos, mi mente se encuentra vagando en otro
lugar, más específicamente, hacia mi cómoda cama, mis videojuegos y… mis libros
educativos.
Sí. Sí, educativos.
"Kazuma, Kazuma"
Aun así, Aqua encontraba la forma de llegar hacía mí entre todo ese caos, insistiendo en
sacarme de mis pensamientos.
Sin embargo, mi vista se mantenía perdida entre el paisaje urbano; en las calles y
pasadizos; tal vez buscando una razón para el lío en el que me encontraba.
Vaya ironía. Esta vez, no era por culpa de la Diosa del desastre.
"Kazuma… ¡Kazuma!"
El recuerdo persistente de la reunión que se llevó a cabo esta mañana aún se mantenía
fresco en mi mente. Terrible.
Aqua y yo fuimos convocados, y no pude evitar sentir un nudo en el estómago ante la idea
de lo que nos esperaba.
"Ahora no, Aqua. Estoy sufriendo de un flashback."
Recuerdo claramente cómo, con un ligero temblor en nuestro andar, caminamos entre los
pasillos de la escuela, en busca de su oficina.
Al entrar, el ambiente se volvió tenso en tan solo un instante. El director, con su mirada
severa y autoritaria, nos recibió con seriedad.
"Satou Kazuma, y Aqua… Aqua", nos recibió, sus palabras resonando en la habitación
como un eco ominoso.
Puede sonar exagerado, ¡pero era justamente como lo sentía en ese momento! En serio, no
recuerdo haber pasado tanto terror antes, lo único que se lo podría asemejar sería cuando
Darkness me encontró oliendo la ropa de las chicas en la lavandería…
Pero, dejando eso de lado, el director nos reprendió por nuestras faltas: mi ausencia
prolongada y el historial académico desfavorable de Aqua.
Desfavorable, por no decir inexistente. Realmente los Dioses se tomaron el tiempo de
hacerle una especie de curriculum académico… Uno que representa completamente el tipo
de persona que es Aqua.
Nos instó a reflexionar sobre nuestras acciones y nos advirtió sobre las consecuencias si no
mejorábamos nuestro desempeño.
Fue un momento incómodo y vergonzoso, pero necesario. Salimos de esa oficina con una
sensación de pesar y determinación, conscientes de que debíamos hacer todo lo posible
para enmendar nuestras faltas y demostrar que éramos capaces de mejorar…
Ese sentimiento solamente duró un par de horas en la inconsciente Aqua.
Su comportamiento desde entonces ha sido… desconcertante, por decir menos.
Aparentemente olvidando la riña por parte de nuestro director, ella realmente creía que
todos estarían asombrados por su belleza "celestial", agradecidos por presenciar a alguien
de su magnitud.
No quiero sonar negativo, pero este año sin duda es diferente… Nuestros compañeros de
clase, son sin duda gente particular.
"¡Kazuma, ayúdame por favor!"
"¡Aqua-san, venga! No se aleje de nosotros. En serio. No haremos nada... ¡Rodeenla!"
"¡Wuaaah, Kashumaa!"
Su intento de destacarse no funcionó como esperaba. Las otras chicas de la escuela
demostraron tener más valor de lo que Aqua había anticipado. Incluso aquel extraño grupo
de otakus, que la observaban con curiosidad, no fueron engañados por su actuación.
Es una lástima... ¡Para ella! Debo admitir que es bastante gracioso.
Parece que, a pesar de sus esfuerzos, sigue siendo el blanco de críticas.
Algunos la odian, otros la "aman".
Es lo suficientemente inocente para dejarse llevar por los pocos cumplidos que recibe por
parte de ese tipo de personas.
Por suerte para ella —pero no para mí— alguien se entrometió, buscando ayudarla.
"¡Oye, tú! Aqua, ¿estás buscando pelea por los pasillos otra vez?", llamó una voz desde
afuera de clase.
Al escucharla, Aqua levantó la vista, mostrando que ella había comenzado a sollozar
levemente a ese punto.
Aún con sus ojos llenos de… ¿vergüenza? Una chica de cabello castaño y ojos color
caramelo entró en la habitación con un aire de autoridad, interrumpiendo la tensa situación.
"Himawari-san", murmuró Aqua entre sollozos, dejando escapar un suspiro de alivio al verla.
Himawari se acercó a Aqua con una expresión seria pero compasiva en su rostro. "Aqua, en
serio. ¿Qué está pasando aquí?" preguntó con voz firme pero amable.
Aqua hizo un gesto vago hacia las chicas que la rodeaban. "Ellas... ellas están siendo...
malas conmigo", dijo entre sollozos, su voz temblorosa.
Himawari frunció el ceño, mirando a las otras chicas con una mirada penetrante. "Chicas,
¿qué está pasando aquí?" preguntó con tono autoritario.
Su comportamiento causó que soltara un leve suspiro. "En serio, ¿actuar como una niña?"
Las otras chicas se miraron entre ellas, visiblemente incómodas bajo la mirada de Himawari.
Una de ellas, aparentemente la líder del grupo, habló con cautela. "Solo estábamos...
conversando", dijo evasivamente.
Himawari no pareció convencida. "Conversando, ¿eh? No parece que Aqua lo vea de esa
manera. Si hay algún problema, ¿por qué no lo resuelven de manera civilizada en lugar de
atormentar a alguien?" dijo con firmeza.
Las chicas bajaron la mirada, avergonzadas por ser reprendidas por la castaña. Sin decir
una palabra más, se dispersaron en silencio, dejando a Aqua y a Himawari a solas en la
habitación.
Una vez se retiraron de la clase, ella se volvió con una expresión cansada. "¿Estás bien,
Aqua?" preguntó con gentileza, colocando una mano reconfortante en uno de sus hombros.
Podría apostar toda mi fortuna en Axel que ya he visto esta escena. No sé por qué, me
produce algo de nostalgia.
Aqua asintió, tratando de secarse las lágrimas. "S-Sí, estoy bien... gracias, Himawari-sama",
dijo con voz temblorosa, sollozando en los brazos de su amiga.
Ella le dedicó una suave sonrisa. "EhEh.., No tienes que agradecer- ¡A-Aqua, no te limpies
tus sucios mocos en mi ropa!"
Aqua pareció indignarse ante declarar que algo que saliera de ella fuera "sucio", pero aun
así no pudo objetar, ya que Himawari se le adelantó.
"Pero… ¿Qué fue lo que sucedió esta vez?" dijo en voz alta, como si esperara recibir una
respuesta de mi parte.
Me sentí como si un haz de luz repentinamente iluminara la habitación, dejándome
expuesto ante la inquisitiva mirada de Himawari. Sabía que no podía esconderme, ni podía
permitirme ignorar la pregunta. Respiré hondo, preparándome para explicar lo sucedido.
"¿Qué fue lo que sucedió esta vez?" insistió, sus ojos fijos en mí.
Aqua pareció tensarse a mi lado, esperando mi respuesta. Decidí tomar un enfoque más
ligero, intentando aligerar la atmósfera. "Aqua… Je, ella estuvo jugando a ser princesa.
Creo que recibió su merecido a tiempo, si tan solo no hubieras llegado…" me mofé,
haciendo que la expresión de Aqua cambiara a una molesta.
Me lanzó una mirada fulminante, claramente no impresionada por mi broma. "¡Eso no es
gracioso, Kazuma! Además, estoy segura que si Himawari no hubiera llegado a tiempo, tú
hubieras estado allí", respondió con una mezcla de molestia y defensa.
Devolví mi mirada hacia Aqua, pero esta vez tranquilo. "¡JA! Si crees que volveré a
solucionar tus problemas, incluso luego de muerto, estás muy equivocada. Ahora yo solo
soy un estudiante, y tú una humana más." Aqua pareció recibir un golpe directo por mis
palabras, cayendo al suelo.
Himawari inclinó la cabeza con curiosidad ante mi comentario, esperando una explicación
más detallada. "¿De qué estás hablando, Kazuma? ¿Aqua, qué pasó realmente?" preguntó,
dirigiéndose a ella ahora.
Me aclaré la garganta, sintiéndome un poco incómodo bajo la mirada de ambas chicas.
"Bueno, digamos que hubo una pequeña disputa entre Aqua y algunas otras chicas de la
escuela. Pero, nada serio", intenté minimizar el incidente, sin querer entrar en demasiados
detalles.
Aqua asintió, pareciendo aliviada de que no revelara todos los detalles. "Exacto, solo fue un
pequeño malentendido", agregó, tratando de suavizar la situación.
Himawari pareció satisfecha con la explicación, aunque seguía mirándonos con cierta
curiosidad. "Bueno, espero que se resuelva pronto. Si necesitan algo, no duden en
decírmelo", ofreció con una sonrisa tranquilizadora.
"Tsk…" chasqueé la lengua, inconforme por lo rápido que se había solucionado la situación.
Sinceramente, esperaba una reprimenda más agresiva al comportamiento de Aqua.
Las clases ya habían llegado a su fin, pero la rutina no había terminado para mí. "¡Kazuma!
ven, ayúdame con mis cosas", me llamó Himawari, señalando con su pulgar una mochila
junto a una caja gigante.
Enojado, me negué a repetir la rutina, pero ella insistió en que, si no lo hacía, confesaría a
mis padres que he sido un completo abusivo con ella luego del accidente, por lo que no tuve
otra opción que aceptar a regañadientes.
"... ¿Qué demonios hay en esta caja?", pregunté, tratando de desviar la atención de mi
propia frustración.
Himawari sacudió la caja ligeramente antes de hablar. "Oh, solo algunas cosas para el club
de música. Pensé que podrías ayudarme a llevarlas a casa", explicó con un tono de voz
agrio, claramente molesta por mi reluctancia.
Bufé, sintiéndome un poco abrumado por la situación. "¿Por qué no puedes pedirle ayuda a
alguien más?", me quejé, aunque sabía que mis protestas caerían en oídos sordos.
Ella solo me lanzó una mirada burlona. "Oh, ¿qué sucede? Acaso no puedes levantar algo
tan simple como esto?", sugirió con una sonrisa sarcástica.
Sus palabras solo sirvieron para irritarme aún más. ¿Quién se creía ella para venir y
decirme qué hacer? Sin embargo, sabía que no tenía más opción que obedecer si quería
evitar problemas mayores.
Con un suspiro resignado, me levanté de mi asiento y caminé hacia donde estaba ella,
preparándome para cargar con sus cosas.
Aqua observó la escena con recelo, mientras sus ojos se llenaban de reproche. "¡¿Eh?!
¿Kazuma? ¿Por qué estás cediendo tan fácilmente a sus peticiones? Eres de lo peor.
¡Cuando yo necesitaba tu ayuda, tú simplemente me ignorabas!", exclamó, con un dejo de
amargura en su voz.
Intenté replicar, pero me encontré sin argumentos. Sabía que tenía razón. "D-Deja de decir
tonterías. Yo estoy siendo obligado a hacer esto, después de todo, fue mi culpa haberle...",
murmuré, desviando la mirada hacia su pierna vendada. La sola imagen era suficiente para
recordarme mi responsabilidad en el accidente.
Himawari solo ocultó su leve enojo, tosiendo disimuladamente. "Vamos, Kazuma.
Apresúrate, no tengo todo el día", dijo, indiferente a nuestro enfrentamiento.
A pesar de ser demasiadas, sus cosas demostraron ser verdaderamente livianas… Esto es
raro.
Sin embargo, Aqua nuevamente gritó, sacándome de mis pensamientos.
"¡Eso es injusto! Tú también estabas obligado a ayudarme y a cuidarme. ¡Tú fuiste quien me
obligó a ir a ese mundo de porquería!"
"¡No me importa!"
¡Ko~! no ¡su~! ba…
Luego del "tenso" intercambio de palabras, nos encontramos finalmente con el camino de
regreso a casa.
Aún sigo inconforme con la situación; actuar como mula de carga no es lo que hubiera
aspirado… ¡Fui el maldito héroe de Berlzerg!
"..."
"..."
"... Esto es ridículo,"
El silencio era incómodo. Aqua marchaba a mi lado, su expresión un tanto sombría después
de la confrontación. Por otro lado, Himawari avanzaba con paso firme, aparentemente
decidida a dejar atrás el incidente.
Traté de romper el hielo, buscando algo de normalidad en medio de la tensión. "Entonces...
Himawari, ¿cómo has estado…?" rápidamente me di cuenta que fue un error.
Su mirada se deslizó sobre mí como un rayo. Pero antes de poder retractarme de mis
palabras una explosión de risas escapó de los labios de Aqua.
"¡Ja, ja, ja! ¿En serio estás tratando de hacer una pequeña charla después de lo que pasó,
Kazuma?" se burló, con una sonrisa traviesa bailando en sus labios.
Fruncí el ceño, molesto por su falta de tacto. "¡Shh, Aqua! ¿No puedes ver que estás
empeorando las cosas?" le espeté en un susurro, con la esperanza de evitar más
problemas.
Pero ella solo se encogió de hombros, desafiante. "Oh, lo siento, ¿me perdí de algo? Solo
estaba tratando de aligerar el ambiente aquí," respondió, sin mostrar ni un ápice de
remordimiento.
Himawari nos miraba con una mezcla de exasperación y resignación, como si estuviera
acostumbrada a nuestros juegos infantiles. "Por favor, chicos, no empeoren las cosas. Ya
tenemos suficiente drama por hoy," intervino, con un tono de voz tranquilo pero firme.
Me sentí avergonzado por haber causado más problemas de los necesarios, así que decidí
dejarlo estar por ahora. Caminamos en silencio el resto del camino a casa, cada uno
perdido en sus propios pensamientos y preocupaciones.