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Violado por un hombre enorme (GAY)

Un niño de 18 años es interceptado por un hombre cuando regresa de la escuela, este lo lleva a su casa y ahí le enseña una fuerte lección..

Cuando tenía 18 años, siempre regresaba caminando de la escuela porque estaba bastante cerca de donde vivía. Un día decidí tomar otro camino, uno más largo, porque me apetecía tardar un poco más.

Era un niño muy guapo; tenía el pelo rubio arena y los ojos azules, alto, delgado, con un bonito culo de burbuja y una suave piel de bebé. Siempre me había gustado ver a los hombres desnudos, incluso cuando tenía menos de trece años. Por supuesto, nunca pensé que fuera gay, sobre todo porque era muy joven.

De camino a casa esa tarde, me encontré con un hombre parado junto a una camioneta negra con ventanas oscuras. Era un señor enorme, de pelo y ojos oscuros, musculoso y alto, como de 1.80 metros de altura. Me di cuenta de que me estaba observando mientras caminaba. Yo estaba algo asustado porque no había nadie alrededor; era una zona de poco tráfico. Cuando pasé junto al hombre, miré hacia atrás y lo vi mirándome fijamente, para después empezar a seguirme.

Le oí decir:

—Niño, ven aquí un momento.

Pero seguí caminando respirando cada vez más fuerte, el corazón se me aceleraba con cada paso. Aceleré lo más que pude pero de pronto el señor me agarró del brazo y me hizo girar a verlo.

—¿No me escuchaste? Te dije que vinieras.

Yo estaba muy asustado.

—Ese es el problema con la generación de hoy en día, que no tienen disciplina.

Me apretó del brazo con más fuerza y empezó a arrastrarme hacia su camioneta. Abrió la puerta y mientras yo intentaba escapar, pero no lo logré. Él era grande, fuerte y muy poderoso. Empecé a gritar, así que él me metió rápidamente en el vehículo y se subió conmigo. Me dio una fuerte cachetada.

—Mira, zorra, no vuelvas a gritar ni a moverte a menos que yo te lo diga, ¿me escuchaste?

Tomó una cuerda que tenía por ahí y me ató las manos y los pies, para después, sin más demora, quitarme toda la ropa.

—De acuerdo, putita, no te muevas —dijo.

Se movió al asiento del conductor y manejó durante unos minutos antes de que llegáramos a su casa. Cuando me sacó de la camioneta yo estaba tan asustado que me oriné encima mientras. Cuando me metió a su casa, me tiró al suelo y me dio una patada en el costado. Luego sacó una fusta y comenzó a golpearme en las nalgas desnudas, fuerte y rápido, haciéndome estremecer y gritar.

Se bajó los pantalones y dejó al descubierto su enorme pene y sus bolas, tenía mucho vello. Tenía que ser de al menos 20 cm de largo y sus testículos eran enormes. El señor era muy muy peludo como un oso y casi tan grande como uno también. Yo seguía atado en el suelo cuando me metió la verga en la boca. Yo me resistía y cada vez que lo hacía, él me nalgueaba fuerte con una de sus grandes manos. Siguió violándome la boca y me dijo que chupara y moviera la lengua arriba y abajo por su todo su pene; me la metía hasta el fondo de la garganta mientras sus enormes pelotas peludas me golpeaban la cara. Cada vez era más grande en mi boca y podía sentir como palpitaba. Cuando por fin arrojó su semen en la garganta me dijo:

—Será mejor que te lo tragues, zorra estúpida; ahora eres la putita de papá.

Me puso boca abajo sobre una especie de soporte de madera, me ató las piernas para después separarlas tanto que mi piel parecía estar a punto de desgarrarse. Luego me ató las manos, casi cortándome la circulación. Mi pequeño pene de 18 años y mis testículos colgaban a través de un agujero en el centro. El metía la mano por debajo de la mesa y me apretaba las pelotas muy muy fuerte, luego tomó una paleta y empezó a golpear mi culo.

—Aprenderás a obedecerme y a responderme como lo que soy, tu amo.

Cada que me frotaba el culo yo podía sentir el dolor de la carne viva, después de ya haber recibido unos veinte golpes con la paleta. De pronto bajo bajó sus manos entre mis nalgas y frotó su dedo alrededor de mi ano. Estaba muerto de miedo. Mi culo palpitaba y mi pone estaba duro; odiaba esta sensación. Me metió el dedo en mi apretado y virgen agujero, yo grité y me sacudí con fuerza. Fue un dolor terrible. Luego metió dos, tres y cuatro dedos en mi culo sin usar lubricante. Yo estaba gritando y llorando más que nunca.

—¡Deja de gritar, putita!

Lo intentaba, pero el dolor era tan intenso que parecía que me estuviera quemando.

El señor finalmente me metió el puño entero en el culo y seguía empujándolo más adentro.

—Me encanta este culito apretado.

Luego lo sacó, y dijo:

—Ahora estás sangrando perra, lo que faltaba.

Se me extendió la sangre y la mierda por toda la espalda, así que tuvo que desatarme. Empezó a limpiarme con algo y después me llevó a la cama. Me tiró del pelo; era lo suficientemente largo como para que él pudiera agarrarme de ahí. Me empujó con fuerza hacia las almohadas y me hizo meter el culo dolorido y palpitante entre ellas, me separó las piernas todo lo posible. Mi cabeza estaba enterrada en las almohadas y mi culo abierto en el aire.

Me agarró los huevos y empezó a apretármelos, luego empezó a frotarme la cabeza de su verga en el culo. De repente sentí su enorme cosa metida hasta el fondo. El dolor que recorrió mi cuerpo fue tan intenso que pensé que me desmayaría. Empezó a entrar cada vez más rápido y cada vez con más fuerza. Yo solo gritaba como una niña y no paraba de gemir.

—Esa es mi niñita buena.

Después de unos minutos yo gritaba y gemía aún más fuerte, de pronto sentí como su verga palpitaba varias veces dentro de mí, se había venido. Sentí chorros de semen subiendo por mi culo y escurriendo por mis piernas.

Me dejó la verga en el culo hasta que se le puso flácida, después se orinó dentro de mí; fue un montón de líquido. Sentí como si se me llenara el estómago y como si estuviera embarazado. De repente me tiré un pedo y la orina, la mierda y el semen salieron disparador por todas partes. El hombre estaba embarrado por todo el cuerpo y en la verga.

—Pequeña puta maricona, ven aquí y límpiame con la lengua.

Entonces tuve que lamer todo eso de su gran cuerpo peludo como si fuera un animal. Me hizo montar su verga varias veces más antes de soltarme, me llevó de vuelta a donde me encontró y me dijo que no dijera nada o vendría a por mí otra vez, y esta vez no me devolvería.

Y así fue la noche en la que fui secuestrado y violado por un enorme hombre.