Los Familiares eran sorprendentemente buenos en el béisbol, y aun con solo cuatro bateadores, todavía tenían suficientes personas para llenar las bases y jugar el partido.
Cuando alguien era eliminado o llegaba a casa, simplemente tomaban el siguiente turno al bate, y el juego continuaba todo el día hasta que las Brujas comenzaban a despertar, y Wolfe estaba tan agotado como ellos cuando el proceso terminaba.
—Wolfe, pensé que te oí reír aquí afuera. ¿Qué es tan gracioso? ¿Tenemos visitas? —preguntó Ella al salir.
Habían detenido el juego por un momento para poder empezar a enseñarle al Pequeño Segador cómo batear, y el entrenamiento no iba muy bien. La criatura era naturalmente incorpórea, y su sincronización para hacer sólido el mango de su arma era de alguna manera terrible cuando enfrentaba una pelota de béisbol, aunque impecable contra objetivos vivos.
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