Orgullo, el mayor enemigo

Sin embargo, Xiaoqi se quedó estupefacto cuando escuchó la primera pregunta.

Se sentía como caer en un pozo sin fondo.

Cada vez que recordaba este día, Xiaoqi siempre sentía que un dios lo había puesto a prueba.

¿Cómo podría existir un hombre así en este mundo?

Ese hombre podía comprender todo casi instantáneamente y podía llevar la comprensión al siguiente nivel.

Con algunos comentarios casuales, Xiaoqi pudo entender tantas cosas que antes no podía entender.

Jun Linyuan solo señaló las deficiencias en su manejo de la espada. La próxima vez que Xiaoqi usó su espada, se sintió como si le estuvieran reintroduciendo.

Un punto casual que Jun Linyuan dibujó en papel podría contener tanto conocimiento secreto. Cuando Xiaoqi lo comprendió, subió al siguiente nivel.

Feng Xiaoqi estaba asombrado.

Sus ojos brillaron.

¿Era este el mundo de los genios?

Admiraba a Jun Linyuan por su inteligencia, su conocimiento y sus habilidades... Su todo.

Feng Xiaoqi solía admirar al Gran Secretario Fang por su sabiduría y prudencia, pero todo eso palidecía en comparación con Jun Linyuan.

Al principio, Xiaoqi pensó que nunca se rendiría.

Buscó libros por toda la ciudad, decidido a encontrar algo que Jun Linyuan no entendiera.

Sin embargo, después de preguntar a todos sus amigos y recopilar todos los libros que pudo encontrar, se dio cuenta de que Jun Linyuan podía explicar cualquier cosa en cualquier página aleatoria que eligiera.

Su explicación fue aún más completa que lo que estaba escrito en los libros.

Xiaoqi casi sintió que no sería una mala idea tener un cuñado así.

¿Cuñado?

"¡Para!"

Xiaoqi se golpeó la cabeza.

Ese hombre era un poco más inteligente y capaz que otras personas.

"¡No me rendiré!"

El príncipe heredero terminó rápidamente una docena de pinturas abstractas.

Algunos contenían una palabra y otros solo tenían una gota de tinta.

Era como si los dibujara por capricho.

Xiaoqi sostuvo los pergaminos como si fueran las cosas más preciosas del mundo.

¡Eran realmente preciosos!

Incluso el Gran Secretario Fang le pidió uno, sin mencionar a otros funcionarios.

Feng Xiaoqi secó las pinturas debajo del enrejado de uvas. Luego estudió la primera pintura y comenzó a cultivar.

Feng Wu salió con la píldora.

Fue sólo un éxito parcial.

Las píldoras semidivinas no eran tan fáciles de hacer. Feng Wu se frotó las sienes, puso la píldora en una caja y salió de la habitación.

Se sorprendió al ver a Feng Xiaoqi cultivando bajo el enrejado de uvas.

Solo habían pasado dos días, pero se sentía diferente.

Los sentimientos impulsivos y arrogantes provocados por su rápido progreso se habían ido. Estaba trabajando muy duro ahora.

Los ojos de Feng Wu se iluminaron.

También sabía que la tasa de progreso no era lo más importante para un genio. Lo importante era mantenerse humilde y modesto.

La arrogancia era el único enemigo de un genio.

Debido a sus logros, Xiaoqi tenía un sentido de superioridad.