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Edric se muestra escéptico, no lo cree capaz de un trabajo tan rudo e ignorante a sus habilidades le dice: "Ser herrero no es fácil. No cualquiera puede resistirlo. Hay que estar muchas horas martillando bajo el calor de la forja y eso es realmente agotador. Yo mismo lo he hecho y créeme que es fuerte.. Pero si quieres hacerlo lo puedes intentar.

Camina hasta el mostrador y con inusual cortesía se le dirige a la chica ahí presente: " Buenos días señorita. ¿El señor Aragon se encuentra?

La joven con total gracia le responde: "Buenos días. Si, él está trabajando en el taller. Ahora mismo le llamo."

Edric le intercede: "No, no es necesario. Yo mismo le llamo; nosotros somos viejos amigos. Si.. hasta puedo oír martillando allá atrás."

Entonces y para ninguna sorpresa de su compañero se termina tanta formalidad y le vosifera al dueño: "¡Aragon!.. ¡Enano de porra. Mueve tu diminuto trasero a acá que necesito hablar contigo!

La recepcionista se queda pasada del tan drástico cambio y hasta vergüenza ajena llega a sentir.

Alex muy tranquilo ni se inmuta con el suceso y para calmar a la dama le habla muy elocuente: "No se preocupe. El siempre es así; ya te vas a acostumbrar."

Se detiene el martillo y pasos fuertes pero calmados se pueden oír. Llega el dueño, un señor ya tocado por el tiempo, bien pequeño casi un niño, barba gris como melena que alcanza la cintura, de trenzas adornada muestra con orgullo. En tono avergonzado le habla a su amigo fiel: "Edric tu no cambias.. no importa cuantos años pasen.."

Con una gran sonrisa y sin efectos por el regaño le responde su viejo amigo: "Vamos Aragon.. no te hagas el recatado. No se ni cuantas veces tuve que sacarte de tus líos; así que ahora no me vengas con formalidades."

Se voltea a la joven y le habla disimulando discreción: "Niña tu no sabías que este jefe tuyo que tan recto se hace antes era el primero que cuando tomaba demasiado ahí mismo se hacía la pelea. Todas las cantinas de la ciudad le tenían prohibido entrar.. y por supuesto ahí estaba yo para evitar que lo hicieran papilla. Lo que falta de tamaño lo tenía de conflictivo."

Sus malévolas intenciones cumplen efecto y el pequeño hombre se llena de vergüenza y le dice ya alarmado para que se calle: "Esta, bien.. ya es suficiente de estarme haciendo ver mal.. Dime Edric; ¿qué es lo que quieres?

Lleva su mano hasta la cabeza de Alex y como padre cual hijo le dice: "Este compañero de aquí desea aprender el arte de forjar el hierro como tú, y me gustaría que tú le ayudaras con eso."

El enano observa al chico, igual duda que sea capaz, se le ve en la mirada, no obstante guarda respeto, pero no muy emocionado, le dice al ansioso Alex: "Este es un trabajo duro.. pero me imagino que eso ya Edric te lo debe haber dicho. Entonces ven, te voy a enseñar como se hace una espada, tu mismo luego pruebas como es y me dices si quieres seguir. Al final con que hagas el intento no se pierde nada."

Le sigue al interior, aun más deslumbrante que la entrada, recuerda a museo, una verdadera colección de hierro adorna las paredes de puros bloques de piedra. Olor a carbón ardiente se percibe desde la puerta. A través de un estrecho pasillo llegan a la forja. Lugar más que ordenado, no cree eso posible tanto así que causa sorpresa al aprendis. Una pequeña mesa les recibe que una gran variedad de herramientas la componen. Calor insoportable de estar presentes los hace sudar. Espacio algo reducido con un gran horno en el centro y viendo al interior hace creer que es el infierno; llamas intensas un señor aviva, que sosteniendo una pala de una montaña le lanza el carbón que las alimenta. El que en cuanto ve la visita comenta alegre a pesar de la fatiga: "Vaya.. parece que voy a tener algo de ayuda. Ya era hora.. estamos algo atrasados con el último encargo del general."

Su compañero retoma el trabajo y sin perder el ritmo del martillo le dice al chico que sus palabras espera: "Se que estas ansioso por aprender pero ahora mismo tengo mucho trabajo. Asi que si quieres que te enseñe nos vas a tener que ayudar. Ve con Tomas y has todo lo que necesite. Ya más tarde y si nos queda algo de tiempo yo mismo te voy a enseñar."

Algo decepcionado pero sin perder su motivación va con el otro hombre que muy positivo y dándole la pala su espíritu alienta: "Vamos chico, no te preocupes ahora con tu ayuda vamos a terminar bien rápido. Aragon es alguien de palabra y te aseguro que hoy no te vas de aquí sin haber aprendido algo."

Transcurre el día, para el aprendiz parece eterno pero después de haber movido media montaña de carbón finalmente llega la hora. El dueño guarda en un barril la última espada del encargo y estirando su espalda le dice a todos: "Listo, ya por hoy hemos terminado."

Se voltea al aprendis y le dice sin detener la marcha: " Ven, lo prometido es deuda. Espero que no estés muy cansado porque esto te va a exigir un poco más."

Se acerca al horno y con una tenaza de las llamas hambrientas una a medio hacer espada retira. Al rojo vivo se encuentra el hierro, tan intenso que la vista atrapa, tal parece que al martillo clama . Con mucho cuidado, como niño a la cuna, al yunque el arma lleva. Un brazo sostiene, el otro castiga y con cultivada destreza al curioso joven su labor le enseña.

Solo tarda unos minutos y ya otro trabajo está terminado, el que exibe satisfecho: "Mira.. así es como se hace. Toma esa que queda y demuestrame si aprendiste algo." Le comenta poco emotivo sin dirigirle casi la vista que lleva al fuego que casi admira y les cede sus herramientas; Alex las sostiene con tanto deseo como fuerza y trae el metal casi crudo a el yunque. Da solo unos golpes y ya el aire le comienza a faltar: 'Es verdad que esto es duro.' Razona limpiando el sudor que por su frente se desliza. No se amedrenta y poco a poco el metal ardiente como arcilla logra moldear. Bien simple, nada complejo, una nueva espada de su esfuerzo ha nacido.

Orgulloso de su trabajo le expresa alegre a su maestro: "Señor Aragon ya terminé."

El casi anciano no lo cree posible y sorprendido le responde: " ¿Pero ya? Déjame ver eso..

Con pasos acelerados y olvidando todo cansancio se aproxima e impresionado la labor del chico examina: "Increíble.. nunca había visto que alguien pudiera hacer algo así tan rápido."