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Fate/Hierro en plata

Fue solo curiosidad que se extendió a cada año. Una figura que todos conocían, pero de la que nadie hablaba. Un conocido, un extraño, un amigo o un desconocido. Nada importaba ahora, sólo deseaba poder comprender que había debajo de esa red que no parecía pensante. Ella no buscaba una luz guía. Ella buscaba ser esa luz.

ReydePicas · อะนิเมะ&มังงะ
เรตติ้งไม่พอ
12 Chs

Duda

Hubo silencio en todo el trayecto de vuelta al aeropuerto. Shirou no dejó de ser amable con todos, cada movimiento, cada acción que daba, todo era genuino hacía la felicidad de otros. Olga Marie también pudo ver aquella sonrisa que portaba a cada instante en que estaba rodeado de los demás.

Olga Marie solo miró desde lo lejos como Shirou interactuaba con tranquilidad, con total paz y… ¿Felicidad quizá?

Ella ya no estaba segura de lo que veía de parte de Shirou. Al principio vio a un tonto que solo se estaba esforzando de más en ser amable, alguien sospechoso a primera vista, pero después de su segunda interacción en la torre en el mismo año que lo conoció.

Se dio cuenta de que esa amabilidad era genuina. El que fuese así no era un problema, o el hecho de que fuese de esa manera con los demás, el problema y lo que le daba miedo a Olga Marie, es que Shirou Emiya era así de amable con todos, y con todos, era precisamente con cada persona que había conocido.

Tanta amabilidad desinteresada no podía ser posible. Aparte de eso, estaba el hecho del uso de refuerzo o un punto inhumano, o quizá estaba mezclado con la cresta de la familia Emiya. Olga Marie no podía creer que esto fuese real desde el momento en que vio a Shirou.

Ira, miedo, rabia o molestia debían adornar la cabeza de una persona en esa clase de escenario. La albina llevó una mano a su boca cuando recordó la escena. Ni siquiera los experimentos de su padre parecían tan inhumanos ante la vista de personas gritando y llorando para no ser asesinadas.

Shirou Emiya era demasiado bueno en lo que hacía.

Matar.

Pero la sonrisa que daba fue lo más aterrador. La sonrisa que el hombre siempre mostraba ante toda persona presente apenas veía a alguien fue lo que más le dijo que algo no estaba bien con Shirou.

Fue como si el hombre sonriera solo para imitar una acción que calmase a los demás, no como si supiera su significado.

Dando un suspiro Olga Marie tomó uno de los "teléfono" prototipo de Chaldea. Fue absurda la diferencia de nivel tecnológico entre la organización y el mundo. Mientras que en el mundo empezaban a surgir modelos sin botones ellos ya tenían hologramas de alta calidad que responden con sensores.

Chaldea estaba en su auge de progreso. De reojo vio la fecha, 07 de diciembre del 2009.

Solo había pasado un mes desde su primera misión al lado de Shirou. Se suponía que iba a seguir, pero para su fortuna el hombre tuvo que viajar a África hace un par de días.

Era mejor así, le daba tiempo de ordenar sus pensamientos.

Olga Marie estaba frente a su padre. No se mostró feliz.

―Shirou me comentó de tu reacción en la misión, ¿De verdad te acurrucaste en miedo? ―Marisbury miró a su hija con intensidad.

Olga Marie solo bajó la cabeza sin poder decir nada, no supo que responder porque lo que pasó fue una prueba, ella misma lo sabía. Prueba que ella fracasó de manera monumental al no poder sobrellevar la situación.

La parte lógica de Olga Marie le decía que no tenía ningún sentido que estuviera en vuelta en algo como eso a los diecisiete años, era estúpido el pensar en que un adolescente podía manejar tanto o que podía ser el foco de todo para lo que vio.

―Emiya a tú edad ya había visto peores cosas y no se inmutó ―Olga Marie notó esto de parte de su padre desde que se reveló que Shirou Emiya trabajaba para él.

Marisbury tenía casi una preferencia a decir que hubiera preferido a Shirou como su heredero. En parte ella lo entendía, de lo que había aprendido a pesar de su talento mágico nulo, Shirou poseía cualidades para ser un maestro de Servants, poseía buena capacitación en magecraft general, si bien no podía usarla, podía entender bien la situación en la que estaba.

Shirou no cuestionaba, no hablaba de más, no decía cosas innecesarias o hacía cosas que no fueran necesarias. Quitando de lado su talento mágico y su mente centrada en los demás, en todos estos años.

Shirou Emiya era lo que Marisbury hubiera deseado que ella fuese, algo parecido como fue con Kirschtaria. Al principio Olga Marie pensó en estar celosa de Shirou por tener tal aprobación de su padre, pero esos celos, dirigidos hacia Shirou pasaron a desconcierto y confusión, que luego pasó a pena, para que finalmente se convirtiera en miedo al darse cuenta de lo que significaba ser el estándar de lo que su padre quería.

El comportamiento mecánico de Shirou no era algo lo cual fuese un secreto tanto en la torre como en Chaldea, del mismo modo como lo era para las personas que lo conocían un poco más allá de solo verlo como un cocinero.

―Lo siento padre ―Olga Marie solo pudo disculparse. A pesar de que su padre no quería que eso pasase, a pesar de que siempre le gritó que no lo hiciera o que se inclinara por otros. Ella lo hizo por él, con la mínima esperanza de que al menos le diera una mínima oportunidad por más ínfima que sea.

―Realmente eres una inútil ―Olga Marie quería llorar al escuchar esas palabras de su padre. Hasta ahora, en todo lo que le había pedido en toda su vida.

Nunca había podido ser de ayuda para el hombre frente a ella, nunca había podido darle un resultado que le favorece o que fuese algo que realmente el hombre quería. Siempre por debajo de las expectativas de los demás. Incluso Lev que había sido un buen amigo para ella, no la apoyaba como tal, quizá le diera una o dos palabras de aliento, pero no la defendió contra su padre.

No como Shirou Emiya lo hacía en cada ocasión que su padre hablaba mal de ella.

Quizá en otro momento, en otras circunstancias, en otro tiempo, las palabras tan vacías de Lev la hubieran hecho pensar en él hombre con más confianza. ¿Ahora?, después de ver lo que era tener a alguien que de verdad te apoyaba de manera incondicional aprendió que lo que Lev le brindó no era amistad o algo parecido.

Fue solo lástima o pena que no llegara más allá de eso.

―Hay veces que creo que este es el fin para nosotros ―Olga Marie miró como su padre llevó una mano a su frente y se peinó su cabello. Con la mano que tenía libre tomó una botella de whisky y se sirvió un poco antes de beberlo de golpe.

Era obvio que el hombre lo haría. Estaba estresado, cada vez la situación se complicaba más. No solo era Estados Unidos quien ahora lo perseguía abiertamente a pesar del apoyo que le brindaba la ONU, si no que varios países más sintieron la necesidad de controlar Chaldea para sus propios fines.

Fines que Marisbury no podía dejar que tomarán, después de todo, ellos solo buscarían su satisfacción personal.

―Harás que me mate pronto ―las palabras de Marisbury salieron con cansancio. Él hombre sabía que sus acciones para mantener a raya a los otros países no estaban dando frutos y que pronto un peón que no podía ser controlado empezaría a marchar a su contra por lo que estaba causando.

― ¿Padre? ―Marisbury quiso morderse el labio al ver como Olga Marie incluso con su trato aún mostraba esa preocupación imparcial por él.

Ella era realmente una buena niña. El hombre se odiaba tanto por lo que estaba haciendo que no podía evitar querer golpearse y disculparse por todo lo que le había hecho por estos años.

No solo fue él quien había hecho la vida de Olga Marie en el círculo social algo miserable. Su constante desprecio hacia ella había causado que los demás vieran eso como algo normal haciendo que ella fuera excluida, sin ser aceptada en eventos sociales de su edad, siendo dejada de lado por las otras familias.

Solo la invitaba con fines políticos.

Olga Marie era una buena niña que no tuvo suerte en toda su vida.

―Vete, tengo cosas que terminar ―Marisbury vio cómo su hija se estaba deshaciendo por un poco de reconocimiento de su parte, reconocimiento que nunca llegó.

Y jamás lo haría.

Olga Marie miró unos segundos los documentos en sus brazos antes de dar un suspiro y seguir su camino. No era normal estar en la torre del reloj al menos no con su edad y con su nivel de educación. Pero su padre había decretado que no aún no tenía la posibilidad de estar al exterior por los resultados mostrados en su salida con Shirou para determinar qué tal estaba su carácter ante una situación así.

Una vez más a los ojos de su padre ella fue una decepción al tener un colapso ante lo que vio. No podía entender porque esto era algo lo cual estaba más allá de lo que ella podía manejar, no era algo lo cual no hubiera visto por más leve que fuese, si bien la muerte era algo lo cual nunca fue fácil de ver.

Como magus caminaban con la muerte a su lado, de ahí la decepción de su padre, pensó que podría asistir a Shirou. No era algo lo cual no pudiera decir que no estaba fundamentado al final de todo, incluso con su disgusto, su padre le hizo eso para que vea el resultado de lo que era tomar la iniciativa y detener "lo malo"

Nunca podría estar de acuerdo con esa mentalidad, pero era lo que se tenía que hacer por todo lo que le enseñaron…

Sacudiendo su cabeza intentando alejar esos pensamientos Olga Marie suspiró e intentó seguir con su camino.

―Es raro verte por este lugar Emiya ―Olga se detuvo al instante en que reconoció esa voz.

Kirschtaria estaba al otro lado del pasillo.

― ¿Es tan raro?, vine porque El Melloi II me dio una propuesta, no es nada que no fuese normal ―Olga Marie reconoció la segunda voz al instante, ni siquiera necesitó escuchar como Kirschtaria mencionó el nombre para identificar de quién se trataba.

―Tú negocio con Lord El Melloi II terminó hace casi dos años, pensé que solo estabas bajo la mano de mi maestro en este punto.

―Lo estoy, pero tampoco veo por qué rechazar una propuesta de El Melloi.

Kirschtaria miró a Shirou unos segundos más antes de dar un suspiro y negó para sí con su cabeza.

―Le ruego que se abstenga de tomar decisiones sin tomar en cuenta los pensamientos del maestro ―la voz de Kirschtaria sonó algo sería.

― ¿Estoy haciendo algo que incomode a Marisbury-san? ―Shirou tuvo verdadera curiosidad por lo que mencionó la persona frente a él.

―Sí, como un señor de la torre, es obvio que empaña la imagen del maestro, el simple hecho de llamarlo por su nombre ya es un indicio de que no está en su lugar ―la voz recta y sería de Kirschtaria hizo que Olga Marie frunciera el ceño desde el otro lado del pasillo.

―¿Es así?, hablé con Marisbury-san y ambos estuvimos de acuerdo, es más fácil así.

―Usted es un activo realmente valioso para los Animusphere y para la torre misma en estos momentos ―Kirschtaria se cruzó de brazos―, actualmente los señores le encomiendan misiones que normalmente tomarían demasiado presupuesto y personal resolver, el hecho de que lo llamen el conserje de la torre es perfecto, por cómo limpia los desastres, pero a la vez, un conserje debe reconocer su lugar.

Shirou solo miró a Kirschtaria sin cambiar su expresión sonriente y amable.

―Entiendo, ¿Tiene una queja de mi accionar entonces?

―Aceptas misiones de los demás señores sin pasar primero por el maestro, usted es un agente de los Animusphere, la guerra que libró lo hizo un subordinado del cabeza actual de los Animusphere, pero no reconoce su lugar.

―Entiendo, ¿Es una advertencia por mi comportamiento entonces?

―No es una advertencia, es una observación ―Kirschtaria dio un suspiro por la necedad de Shirou―. Las personas podrán sospechar que planea hacer algo si sigue actuando así, solo me preocupo por el maestro, no, no me estoy quejando de tu actuar, sé lo que pasaste, y sé quién era tú padre, en parte puedo entender porque no puedes pensar en otra cosa más allá de las misiones, pero ruego que considere el peso del apellido que tiene como respaldo a su espalda.

Olga Marie se quedó sorprendida ante aquello. Si bien sabía que su padre y Shirou tenían una asociación, no sabía que él tenía tanta confianza en su familia misma. Un sentimiento de molestia se formó en ella una vez más, después de todo su padre prefirió a cualquiera por sobre ella.

―Tomaré en cuenta sus palabras ―Shirou hizo una leve reverencia a Kirschtaria.

―No lo harás, ¿Verdad? ―el hombre rubio solo negó para sí cuando vio a Shirou sin cambiar su rostro o algún signo que le diera que entendiera sus palabras.

―Me temo que tengo que encargarme de esto, incluso si me ven como un simple peón o algo que realmente vale la pena, no importa, tengo que seguir y-

―Ayudar a los demás ―Kirschtaria terminó las palabras de Shirou―, lo sé, sé de tu objetivo, sé a quienes mataste en la guerra y sé lo que has logrado como ayudante de los señores, pero déjame decirte algo…

Kirschtaria dio unos pasos más y se acercó hasta Shirou y le susurró algo.

Olga no dudó en mejorar su oído para poder escuchar lo que diría el hombre.

―Nadie confía en una persona sin intereses, si fueras la persona más egoísta viva, lo entendería, porque sabría que estas tramando, pero nadie confía en ti, Emiya Shirou, nadie puede hacer lo que haces sin recibir un pago en forma, nadie puede acceder a lo que haces por nada, ¿Qué es lo que te mueve?

Hubo un silencio que duró unos segundos. Shirou levantó una mano y la posó sobre el hombro de Kirschtaria con una sonrisa tranquila.

― ¿Por qué está mal ayudar a los demás?

―…―Kirschtaria no dijo nada, se quedó quieto antes de tomar la mano de Shirou y quitarla de encima―. Nadie puede ser así de amable, no sé qué te mueve, ¿Es la guerra?, ¿La muerte?, ¿Deseas tanto asesinar que no paras de ir a conflictos?

―Deseo salvar a tantos como pueda.

―Es algo que puedo comprender ―Kirschtaria respondió tranquilo―, pero a la vez, esto va más allá de un simple anhelo o deseo.

―Es una idea ―Shirou le contestó con tranquilidad.

―¿Una idea?

―Algo que no importa que pase, no se deforma, no se distorsiona, no se rompe, no se retuerce, no se corrompe y no se oxida, una idea que solo puede llevar a-

―El infierno ―Kirschtaria se dio la vuelta y comenzó a caminar para alejarse―, una idea tan vaga solo puede llevar al infierno, ¿No se deforma y no se distorsiona? Puede ser, después de todo una idea como esa…no tiene forma…al igual que tú Emiya Shirou, no tienes forma, no actúas como un humano, vas directo, atacas pensando en la defensa.

Shirou solo se quedó viendo como el hombre se detuvo a medio camino del pasillo para luego voltearse y que ambos se miraran a los ojos.

―Algo que busca proteger, pero fue creado para matar, eres…como una espada.

Kirschtaria vio como la sonrisa de Shirou se incrementó en aquel momento, pero una vez más, por más divertido que el hombre pensara que fuese la situación, como siempre.

Emiya Shirou no se río al final.

―Sí, puede decirse que soy una espada ―Shirou ladeó la cabeza y sonrió ampliamente a Kirschtaria―, si realmente heredas la familia Animusphere espero que podamos trabajar bien juntos, Kirschtaria-san.

El hombre sintió un hormigueo ante la forma en la que Shirou había pronunciado su nombre. No sonó a una amenaza, no sonó enojado o molesto de nada de lo que había dicho.

Solo se limitó a sonreírle amablemente y con una mirada amable.

―De verdad…personas como tú son lo peor…

Esas fueron las últimas palabras de Kirschtaria antes de comenzar a caminar hacia el lado contrario del pasillo en el cual estaba Olga Marie.

La albina dio un suspiro ante eso, era momento de retirarse y fingir que no había escuchado nada. Ella estaba algo deprimida con esta conversación, el cómo incluso Shirou reconocía a Kirschtaria más como heredero de los Animusphere que ella.

―Puedes salir Marie-san.

Olga Marie se quedó quieta con los ojos abiertos cuando escuchó la voz de Shirou en el otro lado del pasillo. Ella dudó unos segundos antes de caminar hacia el frente y salir para ver a Shirou que estaba igual de tranquilo como siempre.

―Yo…

―No necesitas disculparte, un Animusphere no debería disculparse por algo como esto, al igual que no debería haber espiado ―Shirou comentó con tranquilidad.

Olga Marie desvió la vista ante aquel comentario. Escuchó como Shirou se le acercó y tocó su cabello.

―¿Estuvo apurada?, déjeme arreglar esto ―Olga Marie parpadeó y vio cómo el hombre agarró la trenza que tenía.

―¿Sí? ―la duda salió en voz de la albina. No supo qué decir cuando vio a Shirou acercarse.

Lo primero que cruzó por la mente de Olga Marie fue empujar a Shirou y luego gritarle. Fue una pena que el miedo de haber visto de lo que era capaz el hombre le había quitado el ánimo de esa acción.

―Solía arreglar el cabello de mi hermana y el de Tohsaka, ha pasado un tiempo desde que lo hice, pero aún no tengo algo de maestría en esto ―Olga Marie lo sabía, que las palabras del hombre frente a ella eran para calmarla, que todo lo que hacía era un vano intento de actuar como un "sirviente más" como siempre había actuado.

Lo más probable que esta acción fuera algo que aprendiese con la heredera Edelfelt. Olga Marie alzó la cabeza y vio el rostro de Emiya una vez más. La tez blanca con el cabello rojo eran solo un cambio estético. Ella había visto cómo se veía de verdad el hombre, con la tez bronceada y el pelo blanco puro.

Después de investigar un poco aprendió que el cabello se aclaraba con el uso de los circuitos cuando estos estaban saturados y producían estrés, era posible la decoloración instantánea al igual que la progresiva, pero de todas formas la forma de llegar a ese punto daba miedo con solo escuchar.

El dolor inimaginable de forzar un cuerpo al límite. Olga Marie casi se río cuando recordó que al principio el hombre frente a ella dijo que los cambios en su cuerpo eran solo una secuela de su hechicería.

La piel del hombre no se tostó, simplemente el cuerpo producía tanta melanina como le era posible ante la saturación del haber sido quemada desde el interior. Prácticamente el hombre bajo la piel estaba al rojo vivo…

Como si fuera un trozo de metal siendo forjado.

―Listo ―Olga Marie vio a Shirou alejarse y sonriéndole como siempre.

― ¿Cómo sabías que estaba escondida? ―la pregunta de Olga Marie fue directa, no perdió nada y fue al grano.

Shirou la miró unos segundos antes de suspirar. Él pensó que ella no iba a tocar ese tema, pero al parecer su suerte como siempre no era la mejor cuando deseaba algo.

―Tú olor ―Olga Marie parpadeó ante la respuesta sincera de Shirou.

― ¿Eres una especie de pervertido o un perro? ―la voz de Olga Marie sonó llena de disgusto al instante en que daba un paso atrás ante la mención de Shirou.

Shirou negó con la cabeza antes de responder.

―Es muy fácil encontrarte en la torre, hules…algo así como a un bosque, es raro, todos tienen su olor distintivo, pero es más por algo lo cual utilizan o que tienen encima siempre, pero tú caso es bastante natural he de mencionar.

Olga Marie miró unos segundos más a Shirou antes de arrugar el rostro con desagrado.

―Entonces eres un pervertido.

La sonrisa de Shirou solo volvió cuando vio aquella reacción de la joven frente a él. Fue divertido el ver como ella actuaba con bastante libertad frente a él, le daba alegría el poder ver a Olga Marie soltarse más, al menos cuando hablaba con él parecía que no tenía que fingir o hacer algo lo cual no quisiera.

―Me han llamado así antes, pero para tu fortuna no caigo en eso, es mi olfato, soy bueno siguiendo los olores.

― ¿Entonces si eres un perro? ―Olga Marie alzó una ceja cuando comentó aquello. Shirou levantó una mano y le desordenó el cabello―, ¡¿Qué demonios te pasa?! ¡¿No se supone que acabas de arreglarlo?!

La ira era más que audible en la voz de Olga Marie. Shirou solo la miró unos segundos más antes de darse la vuelta y seguir caminando.

―Lo siento por esto, Marie-san, pero tengo que ir a un lugar antes de que se cumpla mi hora, ¿Qué le parece si después le preparo algo de té y puedo contarle alguna historia? ―la albina miró al pelirrojo unos segundos en confusión.

¿Qué fue esa propuesta tan de golpe?

― ¿Puedes hablarme de la guerra del grial? ―Shirou abrió los ojos en sorpresa ante aquel pedido, pero poco después asintió con la cabeza.

―Puedo, es una promesa.

―Bien, más te vale no olvidarla, además, me gusta más el café que el té.

Olga Marie se cruzó de brazos y vio como Shirou solo sonreía antes de despedirse. Fueron breves los pasos antes de que desapareciera en su totalidad.

De verdad…

¿Qué demonios fue esa conversación entre Kirschtaria y Shirou?, con esto al menos ya había aprendido algo nuevo. Su padre había sido el maestro de Shirou desde que entró en la torre del reloj, pero…

¿Cuánto había sido?, Shirou apareció hace casi cinco años, por lo cual debió ser…¿Antes? El joven llegó con la heredera Tohsaka y se asentó en la academia donde estuvo brevemente bajo la tutoría de El Melloi II antes de empezar sus actividades como perro de los señores de la torre.

A cada momento en que aprendía algo de Shirou parecía que todo perdía aún más sentido.

¿Quién demonios era Shirou Emiya?

―Te tardaste ―Waver estaba sentado en el sofá de su oficina fumando cuando vio que Shirou entraba en la habitación.

―Lo siento, me quedé hablando con alguien por unos minutos.

― ¿Puedo saber quién? ―Waver miró a Shirou que caminó hasta sentarse frente a él.

―Kirschtaria-san ―Shirou pronunció ese nombre y escuchó casi de manera inmediata el sonido de un chasquido de lengua proveniente de El Melloi II.

―Por supuesto que te toparás con la única persona que suele estar en este lugar cada vez que tú estás aquí ―Waver dio una calada su cigarrillo antes de apagarlo en el cenicero.

― ¿Entonces me llamó para?

― ¿Tienes tanta impaciencia para ir directo a un campo de guerra otra vez?, maldito belicista ―Shirou no reaccionó ante el insulto del hombre―si no tuviera tantas deudas créeme que no te contrataría como lo hago.

Shirou parpadeó un par de veces antes de sonreír a Waver.

―Me lo dice a menudo ―la respuesta cortés de Shirou solo hizo que Waver frunciera el ceño.

―Aún no puedo creer que lograste derrotar al maestro Keyneth…―el comentario de Waver fue casi de cansancio.

―No hice mucho, fue Marisbury-san quien se encargó de todo.

―Deja de decir esas cosas sin sentido, estuve allí, fui responsable de la muerte de Keyneth, y sé muy bien que a pesar de que el señor Animusphere ideó todo, tú lograste superar una muerte segura y terminaste con el profesor.

―Me das demasiado crédito.

―Tú y ese servant de rojo fueron la cosa más asquerosa que pude presenciar ―Waver comentó sin reparo.

Él sabía que estaba siendo infantil al decir esto y desquitarse con Shirou. Pero se sintió impotente y a la vez agradecido.

Fue a mediados del 2004 que pudo ser reconocido en su totalidad como el nuevo señor de la torre, justo antes de la llegada de Olga Marie y justo después de que ambos herederos de japón llegarán.

Emiya Shirou y Rin Tohsaka.

―Dejando eso de lado, ¿Puedo saber qué es lo que quiere que maneje? ―la pregunta tranquila de Shirou solo hizo que Waver diera un suspiro.

―Es de camino a tú destino actual, sé que plenas ir a un asentamiento alejado de la civilización en África, pero antes quiero que vueles a Australia, me enviaron un reporte de un magus que fue excomulgado hace dos años, parece ser que está secuestrando a los pobladores locales, te enviaré todo lo que tengo de esa persona.

―Entiendo, ¿Cree que sea un trabajo de tiempo?, tengo que llegar a mi destino en las próximas dos semanas, es posible que el levantamiento civil se dé en poco tiempo ―Shirou explicó viendo al señor de la torre con el ceño fruncido.

―No lo creo, no para alguien como tú, será rápido, solo ve elimina el objetivo y listo, no hay preguntas, no hay que guardar nada, solo un exterminio.

―Entiendo, ¿Hay civiles? ―Shirou preguntó con tranquilidad.

―Sí, lo más probable es que los pobladores locales estén envueltos también, pero ya es tarde por lo que me notificaron, o están bajo control mental o lavado directo.

―¿Posibilidades de recuperación?

―Ninguna, hemos tenido a dos pacientes para investigar, su cerebro fue alterado por algún tipo de cirugía, ya no podrán regresar a la vida humana después de esto.

―¿Han intentado todo realmente? ―Shirou miró con intensidad a El Melloi II.

―SÍ, sé cuánto odias que estén civiles involucrados, sé cuánto detestas este trabajo absurdo, pero también sé que no te quejas y no me quitaras dinero, lo cual no tengo y necesito cobrar, te pagaré el vuelo, después puedes solucionar todo por tu cuenta, maldición, probablemente Animusphere te paga mejor de lo que yo soy pagado.

―¿Necesita dinero? ―Shirou ofreció.

Waver dudó unos segundos, sabía que el hombre no le pediría nada a cambio, pero…

―No es necesario, puedes irte ―ante aquella última declaración Shirou se levantó y salió con tranquilidad. Waver dio un suspiro antes de sacar otro cigarrillo.

Desde el primer momento que conoció a Shirou Emiya fue apreciable como algo no iba bien. Había seguido investigando bajo las órdenes de Keyneth a Kiritsugu Emiya. Su antiguo profesor deseaba poder encargarse del asesino de magus en persona.

Fue bastante lamentable cuando se enteraron que el hombre había muerto, bueno, más que lamentable fue curioso, Keyneth no había podido entender del cómo él hombre murió. Por la explicación que Shirou Emiya durante la guerra era entendible que fue una maldición, pero…

¿Cómo se ganó aquella maldición?, lo más probables y la respuesta lógica fue que se había ganado la ira de alguien que no debía, pero esa respuesta a pesar de ser la más obvia.

Era la más básica.

¿Quién era Shirou Emiya?

¿De dónde lo había quitado Kiritsugu?

La primera y última guerra del grial fue algo para lo cual al parecer Kiritsugu se había preparado desde años para participar. Las familias fundadoras mandaron a sus representantes, pero había algo más, algo que no cuadraba en todo esto.

Si bien Emiya había estado en contacto con los Einzbern desde años atrás, no fue hasta el último instante al principio de la guerra en que se dio a conocer esa relación. Pero de lo que Shirou le había provisto para que pudiera examinar los documentos de su padre.

Hubo un desastre en 1994 que sacudió a toda la ciudad de Fuyuki. Shirou Emiya había sido un sobreviviente que a duras penas fue encontrado vivo, quizá estuvo vivo, pero no salió con suerte. Waver había visto el registro médico de Shirou, los primeros dos años estuvo en recuperación después de ser encontrado, pero eso no explicaba nada.

¿Cómo es que sucedió aquel incidente?

La mejor teoría fue que sucedió ante el prototipo de activación de la guerra del grial, queriendo desarrollarse diez años antes de lo planeado, pero las cosas no estaban puestas correctamente, dando como resultado una bomba de maná que estalló en la cara de los presentes y dando paso a la catástrofe.

Eso fue lo que Waver al menos podía teorizar de lo ocurrido, también explicaría de la maldición de Kiritsugu, al ser bombeado por tanto Mana de manera directa lo más probable es que si bien hubiera logrado escapar, le hubiera quedado alguna secuela.

Pero eso era ahora secundario.

De entre aquel mar de muerte y destrucción que fue aquel intento de activar el sistema del grial en aquel año fue cuando Shirou Emiya apareció a los ojos de la sociedad como un hijo adoptado. Penosamente no se pudo comprobar el parentesco con Kiritsugu por su muerte, al parecer su cadáver había sido cremado, a pedido de parte del hombre antes de su muerte.

Bastardo inteligente.

Ni siquiera las cenizas quedaron por el pedido a ser esparcidas, entonces la necromancia quedó totalmente fuera, Waver no sabía qué tipo de entrenamiento le había dado a Shirou, pero de las pocas veces que lo vio en la guerra del 2004…

Realmente no sabía qué pensar. Se paró frente a algunos servant en cara y fue un activo que no solo eliminó a Rider y su maestro, sino que ayudó para matar al propio Archer y contribuyó con la muerte de Assassin.

Waver sintió el sudor frío bajar por el cuello ante el recordatorio de aquel servant vestido de rojo. Aquella cosa fue el mayor peligro de la guerra.

Una pena para aquel arquero que el servant que invocó Marisbury fue suficiente para poder detenerlo. Waver no quería saber qué hubiera pasado si las cosas hubieran sido diferentes, con un servant más normal, con una alianza menos sólida.

No quería imaginarse estar parado al lado de Archer nunca más. El bastardo engañó a Lancer, el servant de Keyneth, y no dudó en matar al propio Keyneth cuando este se distrajo con Shirou.

No había orgullo en aquel arquero. Con todas las maldiciones que lanzó Lancer cuando vio como su maestro cayó ante algo como esto. Archer solo se burló del hombre y procedió a decapitar la cabeza de Keyneth que había estado ya muerto a sus pies.

Un hombre sin orgullo o creencias, una persona que no le importaba la desgracia ajena con tal de poder cumplir su objetivo. Alguien que siempre parecía saber más, pero a la vez no era arrogante.

Ese era el futuro que conoció de Emiya Shirou y que realmente le asqueó en todo sentido.

Era por eso que no podía ver a Shirou como alguien que realmente intentaba lo mejor por los demás, era por eso que no podía ver a Shirou queriendo ayudar a otros, no, después de haber visto el futuro que le depara a aquel joven.

Perdió esperanzas en él, esperanzas que la joven Tohsaka intentó seguir teniendo en Shirou, esperanza que mermó a cada año y que terminó por desaparecer en este año con la separación total de la alianza entre la familia Tohsaka, Animusphere y Emiya.

Dando como nuevas noticias el pedido de cortar toda relación entre la familia Tohsaka con las otras dos familias.

El Melloi II segundo entendía el pensamiento de Rin. Ella lo intentó, intentó hacer que Shirou viera otro futuro que no sea el de él haciendo lo que hacía, pero fue en vano.

Ella lo dejó y se separó para evitar seguir al lado de aquella persona rota que solo se dirigía a su destino.

El infierno.

14 de agosto de 2010.

Padre ha estado más ocupado de lo normal, pero no ha estado molesto con nada de lo que he estado haciendo, a pesar de que no me felicitó por nada me dio su aprobación en la mayoría de mis acciones. Me hace pensar que pronto me podrá felicitar, últimamente ha estado más feliz de lo habitual a pesar de la carga de trabajo. Estoy emocionada, quizá me acepte por fin.

Ya que mencioné aceptar. El 30 de julio de este año posiblemente fue el mejor día de mi vida. Shirou me preparó un pastel por mi cumpleaños y me felicitó por haber llegado a la mayoría de edad. No podía creer lo que estaba viendo.

Nunca nadie me había felicitado solo por mi cumpleaños, nadie me había dicho que estaba feliz de que estuviera creciendo o que estuviera contento con verme progresar cada día. Sé que Shirou es amable con todo el mundo, pero realmente…realmente estoy tan feliz que no puedo creer aún que ese día pasó.

No hubo nadie en mi fiesta de cumpleaños a parte de Shirou, mi padre y yo. Mi padre solo pasó a decir que siguiera como estaba ahora mismo, ¡Por fin me felicitó!

Nunca pensé ver a mi padre feliz o felicitarme. Fue una pena que arruinara todo ese recuerdo cuando me puse a llorar. Estaba tan feliz que no logré soportarlo, yo…aún no puedo creer que pasó ese día. Shirou puede ser lo que sea, pero él no es una mala persona, es realmente gentil y amable. Algún día quisiera ser como él, quisiera poder expresarme como lo hace, sonreír como lo hace y vivir tan feliz siguiendo su sueño como lo hace.

¡Él logró hacer que padre ría como si nada!, quisiera que ese día se repitiera siempre. Padre hablándome con tranquilidad, Shirou bromeando y yo disfrutando de la compañía de ambos. Ni siquiera Lev que fue el que más habló en un principio de que debía ponerme en forma se presentó o me felicitó por mi cumpleaños.

Quizá esté siendo demasiado egoísta con todo esto, pero no puedo creerlo aún, yo…por fin me siento un poco aceptada por mi padre. Shirou me ha ayudado mucho, cuando sea oficialmente la cabeza de familia me aseguraré de que no se vaya a ningún lado, es gracias a él que he podido progresar tanto, incluso con todo lo horrible que le dije al principio, nunca se quejó, nunca me insultó o me condenó.

Olga Marie estaba en su cama moviendo las piernas mientras escribía en su diario con una gran sonrisa en su rostro.

Hace unos meses dejó de preguntarse quién era Emiya Shirou para solo aceptar su compañía, él fue la mejor persona que pudo haber conocido en su vida. A pesar de todo lo que el hombre hacía, lo hacía con el fin de poder librar al mundo de conflictos mayores. Ella había aceptado ese hecho y había visto el resultado de esas acciones.

No podía decir que Shirou era una mala persona, eso sería mentir. Quizá fuese porque era la única persona que le decía que lo hacía bien, o que la felicitaba, ella estaba feliz con el progreso que estaba obteniendo. Incluso las clases suplementarias con la señora Fellow parecían algo más llevaderas.

Ella de verdad estaba feliz.

Mash Kyrielight no supo qué hacer cuando vio a ese par de ojos dorados que la observaban. Padre e hija estaban parados un lado a otro viendo la cámara. Mash no pudo escuchar las palabras del hombre mayor, pero vio como su hija se alejó y salió de la cámara donde los científicos se quedaban a examinar.

Desde lo alto Marisbury miraba a los cuarenta niños que estaban parados uno cada uno sobre una matriz enlazada a un círculo de invocación individual. El objetivo de este experimento era la creación de los demi-servant en masa para las futuras misiones que se estaban preparando.

―Lo más probable es que falle ―Marisbury se giró y vio a Shirou que estaba con los brazos cruzados y una mirada sería.

No era necesario ser un genio para ver el disgusto más que claro.

Incluso no estaba sonriendo como lo hacía habitualmente. Marisbury recordó las palabras de aquella mujer moribunda pidiendo a Shirou que sonriera, que así al menos podría intentar buscar una razón para ser feliz.

Esas palabras hicieron que Emiya Shirou sonriera incluso en las peores circunstancias.

―Si no deseas ver esto, entonces eres libre de irte, si deseas matarme, puede hacerlo si-

―Sé lo que quieres hacer, me asquea, lo desprecio y lo aborrezco, sí, deseo matarte ―Shirou exclamó esas palabras con una tranquilidad antinatural para las palabras que mencionó.

Marisbury resopló con diversión ante eso.

―Lo sé, va en contra de todo lo que significas, va en contra de todo lo que idealizas, pero ahí estás.

―Aquí estoy. Sabes tan bien como yo que los Servants son seres llenos de orgullo, no importa que hagas, no dejarán que esto suceda, cuando se den cuenta que están enlazados, por más compatibilidad que posea la persona, estos dejarán el cuerpo.

―Es un cálculo que he visto, al menos uno de cada cuarenta se podrá convertir en un demi-servant.

―Diez años de cultivo es un plazo corto para la humanidad, en cien años que es lo que tenemos asegurado, tendremos ya diez, si mejoramos la fórmula incluso más.

―Podría volarte la cabeza en este momento y evitar esas muertes innecesarias.

Marisbury se giró y ahora el rostro plano de Shirou. Molestia, no llegando a ira, pero su disgusto estaba más que plasmado.

―Pero no lo harás, además Romani tomará mi lugar si haces algo.

―No, no lo haré, porque…―Shirou apretó los dientes y los puños―, si la humanidad se extingue, entonces no tendré…nada…

Marisbury casi pudo ver a Shirou caer en la locura. Era por eso que sacó a Olga Marie, no fue por el experimento que quiso dejarla fuera de esto, fue por el hecho de que había una posibilidad demasiado grande que Emiya se rompa y que ataque.

Marisbury de verdad sintió compasión por Shirou Emiya, de verdad, era difícil llamar a ese pensamiento que presentó como humano, era demasiado racional, como si no fuese algo que una persona con moral tomase.

El hombre a su lado estaba teniendo una crisis en sí dejarlo vivir o dejar que prosiguiera con el experimento. Pero en el fondo, Marisbury lo sabía.

Shirou optaría por dejarlo vivo por el hecho de que quizá ahora se perdieran treinta y nueve vidas.

Pero se salvarán millones o miles de millones con esto.

Marisbury vio como Shirou cayó de rodillas y tapó sus oídos y miró el suelo antes de que el experimento comenzase. El hombre caminó y pasó un brazo por los hombros de Shirou antes de darle un abrazo.

―Ambos lo sabemos, conocemos lo que pasa con nuestra ambición, sabemos lo que nos depara ―Marisbury habló con tranquilidad haciendo que Shirou enterrar el rostro en el hombro del hombre.

―Vamos caminando al infierno ―Shirou completó para calmarse―. ¿Crees que Archer hubiera estado de acuerdo con esto?

―No, pero lo ignoraría, ese hombre apático dejaría pasar esto porque no somos una organización que busca la evolución o el dominio.

―La supervivencia humana…sí, ese bastardo probablemente estaría sentado en la silla del frente con los pies sobre la consola y mirando con diversión esto.

Shirou se puso de pie y Marisbury poco después lo siguió. Desde que el hombre lo encontró y lo ayudó, la relación de maestro y aprendiz se formó casi de manera espontánea. Normalmente Shirou no cuestionaba nada de lo que el hombre decía, pero esta vez después de casi seis años.

Por primera vez Shirou Emiya mostró el primer indicio de arrepentimiento, por más corto que fuese, por más minúsculo que fuera, ahí estuvo.

Shirou se quedó quieto y se recompuso mientras que las palabras de Archer llegaron a su mente.

De que no debía preocuparse por él de que se convirtiera en alguien igual que él, que no importara cuanto se mintiera a sí mismo, no podría alcanzarlo o podría estar tan bajo como él lo estaba, después de todo.

Una sonrisa no tapa la culpa.

―Te ves pálido ―Shirou alzó la cabeza y miró a Olga Marie que caminó hasta estar frente a él.

Fue curioso como ella había crecido al pasar de los años. Era julio del 2011.

Faltaban tres días para su cumpleaños.

―No he dormido lo suficiente en estos días, he estado viajando por todos lados ―la sonrisa de Shirou hizo que Olga Marie suspirara.

―Lo sé, siempre eres así, de verdad, ¿No puedes pensar un poco más en ti mismo?

Shirou no respondió a esa pregunta, no porque no quisiera. Si no porque no sabía cómo.

―¿Has pensado qué quieres por tu cumpleaños? ―Shirou sonrió al ver como los ojos de Olga Marie brillaron ante aquellas palabras.

Ella era solo una niña en el fondo. Incluso por más dura y un poco arrogante que actuase. Realmente era una buena persona.

―He visto un pastel que me gustaría probar ―la sonrisa de Olga Marie de felicidad real desconcertó a Shirou por unos segundos, aquello fue más que visible para Olga Marie―, ¿Sucede algo?

―No ―la respuesta de Shirou fue amigable, tranquila como siempre, pero la pregunta volvió a formularse en su cabeza.

¿Por qué Olga Marie podía ser feliz con algo como eso?

Ella no estaba sacrificando nada, no estaba dedicando o intentando algo, solo por mencionar el poder comer un pastel a su lado y el de su padre parecía que el mundo de la joven se prendía y que era el mejor lugar de todos.

¿Por qué se sentía tan feliz y podía sonreír con tanta felicidad al momento de pensar en algo tan simple?

―Prepararé el mejor pastel que jamás hayas probado ―la sonrisa de Olga Marie solo creció y sus ojos se iluminaron.

Shirou esta vez controló su expresión. Pero el ver como Olga Marie hablaba con felicidad pura y con real interés hizo que su mente se quedara en blanco.

Tohsaka no le había sonreído así después de enterarse de lo que hacía. Luvia lo había dejado de lado de manera gradual al enterarse más y más de lo que hacía.

¿Olga Marie era como él?

No, no podía ser, entonces, ¿Quizá la moralidad de la joven al igual que la de su padre estaba distorsionada?

Era probable.

Pero no importaba, de todos modos. Solo se limitó a ver la mirada feliz y la sonrisa enorme de la joven frente a él por algo tan tonto como un pastel.

¿Era tan fácil hacer feliz a alguien?

Marisbury dio un suspiro cuando se reclinó en su silla y respiró cuando dejó de ver los documentos que tenía amontonados sobre su escritorio. Se limitó a cerrar los ojos unos segundos antes de mirar una pequeña foto que estaba al lado del calendario.

La foto de él, Emiya y su hija estaba pegado al lado del calendario.

Vio de reojo la fecha, era el 23 de mayo de 2012. El recuerdo del cumpleaños diecinueve de su hija vino a su mente. Una sonrisa vino en la cara del hombre, sonrisa que desapareció cuando la puerta de su oficina se abrió de golpe.

―Pronto no podrás seguir donde estás, la ONU quiere colocar a uno de los suyos en la cabeza ―Marisbury alzó su cabeza de las hojas que tenía enfrente para ver a Shirou que estaba caminando hacía él.

Entró para sentarse en el sofá de invitados que estaba a unos metros de su escritorio.

― ¿Es eso preocupación? ―la pregunta de Marisbury vino con un tono burlón.

―Lo es. No sé quién será la próxima cabeza, Olga Marie aún no es mayor de edad, le faltan unos meses, se puede forzar el sistema para que sea la heredera directa una vez mueras.

―Es bastante cruel que hables de mi muerte así.

―Es porque tengo órdenes de matarte ―aquella declaración de Shirou hizo que Marisbury abriera los ojos con sorpresa.

No esperó esa respuesta.

― ¿Por qué? ―no pudo evitar preguntar el hombre al momento de escuchar eso.

Sabía que Shirou Emiya había estado confabulándose con los Estados Unidos y entró en una rama paramilitar hace unos meses. Parece ser que escaló bastante para que le encomendaron tal misión.

Asesinar a uno de los señores de la torre junto con el director general de Chaldea no era una misión que se le adjudicara a cualquiera.

― ¿Es lo que deseas?

―Estás siendo negligente ―Marisbury abrió los ojos ante esa respuesta corta de Shirou.

¿Después de estos años y ahora le decía que iba a matarlo si seguía como estaba?

―Eso fue demasiado frío, puedo reportarte ahora mismo, e incluso luchar.

―No soy un servant, pero sabes tan bien como yo que al menos tú no podrás ganar en una batalla directa, si hay una razón por la cual me muestro es porque sé que puedo ganar.

―Lo sé, de lo contrario me hubieras asesinado desde varios kilómetros, pero eso sería demasiado obvio también.

Shirou vio la tranquilidad con la que Marisbury habló sobre ese tema. No esperaba que un orgulloso señor de la torre estuviera tan tranquilo con todo esto.

―No esperé verte con ese nivel de tranquilidad.

La puerta principal de la oficina se abrió de golpe dejando entrar seis hombres. Todos ellos vestidos con chalecos antibalas, cascos y todo el conjunto militar. Todos con rifles apuntando a Marisbury.

―…―el hombre guardó silencio ante esto. No esperó esa toma de acciones de Shirou. ¿Fue tal la desconfianza que había planteado en el hombre?

Marisbury se puso de pie. Al instante los seguros de las armas se escucharon cuando se retiraron. Lo único que evitó que las balas salieran fue la mano de Shirou que indicó que no dispararon.

Marisbury caminó hasta un tocadiscos. Buscó entre el estante de los discos de vinilo antes de alzar una mano y tomar uno. El sonido de un violín empezó a sonar.

―Chaikovski ―Shirou comentó con tranquilidad viendo como el hombre se movió hacía uno de los estantes y tomó uno de los vasos que estaban ahí y una botella de whisky.

―Sí, Chaikovski, una canción sin palabras, creo que queda bastante bien, ¿No? ―Shirou frunció el ceño. Esta no fue una música que estaba siendo puesta para él propio Marisbury.

Fue algo que fue puesto para el propio Shirou. Indicando su falta de pensar en su accionar.

―De hecho, es una buena canción, lo siento por esto, de verdad, pero tampoco busco poner un líder de la ONU en tu asiento.

Los soldados no reaccionaron en ningún momento ante las palabras de ambos magus. Los seis hombres habían visto de lo que era capaz Shirou y a pesar de que fuese una persona no nativa de Estados Unidos, se ganó el respeto por su accionar.

Nadie cuestionó las órdenes que dio.

―Ya veo, ¿Cuidaras a mi hija?

―Ella es la próxima cabeza de familia de los Animusphere, al igual que la próxima directora de Chaldea. Sabes bien que esto no es personal o en contra.

―Lo sé, si has juzgado que no soy apto entonces estás por impartir tu justicia, ¿No? ―Marisbury tomó un segundo vaso y lo puso para rellenar con el whisky.

Caminó con tranquilidad hasta estar frente a Shirou y tenderle el vaso. Vaso que Shirou aceptó.

―Es curioso, en la guerra por el grial, pensé que tenías potencial, pero sabía que algo te faltaba, no, por tu forma de actuar en estos años, aún no te duele, ¿No es así?

―…―Shirou no respondió las palabras de Marisbury.

―Aún no es tarde para dejar este camino, incluso si los que deseaste salvar ya no están-

―Yo mismo me encargué de que no estén, y en ese momento fue en que me di cuenta que si quería salvar a todos…yo…―la voz de Shirou sonó quebrada. Por primera vez en mucho tiempo hubo duda en su voz, la mano de Shirou que estaba en el reposabrazos del sofá apretó la tela con fuerza.

―No es necesario que te culpes por lo que pasó, sé que no tuviste opción, todos lo hacemos.

―Podía haber sido diferente.

―Fue esa acción a coste de la muerte de más de mil personas, lo sabes, sabes que fue la acción correcta, como ahora mismo, que sabes muy dentro de ti que esta es tú acción correcta.

El silencio llegó de parte de ambos. Lo único que quedaba de fondo era la música. Fue en ese momento en que Shirou entendió la intención de Marisbury con esa canción.

Incluso ahora, con esto en frente, con sus sueños a punto de ser fracturados por la codicia humana.

No dudó de lo que deseó.

―Cuidaré de Olga Marie.

―¿Harás lo mismo si ella llega a ser como yo?

―Ella no será así.

―Ya veo, ¿Vomitó en su primera misión?

―Sí, tuvo pesadillas, ella es…

―Es una buena niña, fui un padre terrible, pero no me arrepiento de haber pisoteado su autoestima, sigue siendo un fracaso, pero…ella era mi fracaso ―Marisbury levantó el vaso de Whisky e hizo el gesto para un brindis con Shirou―. Ya que su auto estima fue destruida, ella no cometerá los mismos errores que yo al final, penosamente no podré verte en el infierno, pero si llegas a mi lado, te serviré una bebida.

― ¿Tú vida o Chaldea? ―Shirou preguntó chocando copas con Marisbury.

El hombre sonrió antes de llevar el vaso a su boca tomando el contenido de golpe.

―Chaldea.

Shirou llevó el vaso a su boca antes de tomarlo, al mismo instante en que tomó el contenido del vaso. Movió su mano y miró a uno de los hombres.

El que fue asignado miró a Shirou unos segundos antes de acercarse y extender una pistola. Marisbury vio como el arma llegó a manos de Shirou y luego pasó a ser extendida a él.

― ¿Entonces será un desafortunado suicidio? ―Marisbury comentó para darle una sonrisa a Shirou. El hombre no tomó el arma, solo caminó hasta quedarse en su asiento, el asiento que le pertenecía al director general de Chaldea.

Shirou entendió de qué se trataba esto. Se puso de pie y se quedó al lado de Marisbury.

―Siempre pensé que este momento llegaría, pero nunca-

El disparo fue ejecutado a quemarropa al costado de la cabeza de Marisbury interrumpiendo lo que estaba diciendo, no hubo reparos para las últimas palabras, no hubo mayor discurso o miedo del hombre. Aquella persona fue una que no se arrepintió de sus acciones, todo por el bien de la humanidad, todo por el bien de su sueño.

Shirou Emiya solo pudo quedarse quieto y mirar con respeto al hombre. Marisbury estaba sentado en su silla con un agujero en la cabeza.

El señor de la torre estaba muerto sin haberse arrepentido de sus acciones ni un solo segundo.

Shirou se quedó en silencio cuando la música llegó a su estribillo final antes de que finalizara. La presentación de Marisbury había llegado a su fin.

―Limpien todo, pero no toquen nada, yo mismo me encargaré de limpiar la oficina, no necesito que alguien muera por alguna casualidad tonta ―después de esas palabras. Shirou vio como los seis hombres se alejaban con tranquilidad y solo pudo mirar a Marisbury que estaba con la cabeza en su escritorio con los ojos abiertos.

Shirou miró unos segundos la escena.

―Deseo que siempre puedas sonreír.

Shirou se quedó quieto y no dijo nada. Miró por todos lados, pero no pudo ver a la persona que le dijo aquellas palabras.

Oh…

Shirou lo olvidó.

Él mismo había matado a esa persona. Shirou miró su reflejo en el charco de sangre que se estaba extendiendo en el suelo por la sangre de Marisbury. Fue en ese instante en que se detuvo a pensar al ver al hombre que había visto con respeto y casi admiración todos estos años.

―Una vez muerto, la historia se acaba…―Shirou miró el cuerpo quieto del hombre más no se atrevió a moverse o acercarse. Marisbury fue un mentor en siete años que estuvo bajo su ala. Lo ayudó en todo, incluso a pesar de que sabía que no tenía que buscar nada de Illya, el hombre realmente se esforzó en encontrar una forma de salvar al homúnculo.

Un amigo.

Una vez más.

Había matado…

A un amigo…

Shirou llevó una mano a su pecho y apretó los labios. Vio la pistola que estaba en su mano y notó como su mano estaba temblando, el arma tembló y luego cayó al suelo.

― ¿Esto realmente está bien? ―Shirou miró el arma y a Marisbury.

Se juró no arrepentirse, se juró que no importaba que, no se alejaría de aquel camino que tanto anheló.

Archer le dijo que lo haría.

―Yo…―Shirou apartó sus ojos del arma y vio en su reflejo de la sangre de Marisbury como un poco de sangre había caído en su mejilla.

Intentó sonreír.

Ella deseaba verlo sonreír.

Ella le pidió que siempre sonriera, es por eso que se esforzó tanto en hacerlo, es por eso que empezó a hacerlo siempre, incluso cuando no quería, incluso cuando odiaba lo que estaba haciendo.

¿Por qué no podía sonreír como siempre?

―Padre no es el mejor…lo sé, pero al final…tampoco lo odio, sigue siendo mi padre y a pesar de cómo es…no sé si decir que lo quiero, pero es mi única familia, ah…a quien engaño, de verdad lo quiero mucho.

¿Por qué las palabras de Olga Marie llegaban a su mente en ese momento? Esa pobre niña solo tendría el peso de más personas sobre ella con esto. Ahora siendo oficialmente la heredera no había forma en la que la dejaran libre o que pudiera seguir como lo hacía ahora.

Shirou se acercó a Marisbury y buscó en su ropa hasta encontrar lo que buscó.

Un collar con una piedra de color amarillo precioso. Shirou sabía de aquel escondite de Marisbury, pero no podía acceder e incluso el hombre se negó a hablar de aquel lugar.

Si realmente era algo tan importante entonces no podía dejar que cualquier nación se apoderara de eso, no, al menos si podía evitar algún derramamiento de sangre mayor…

Shirou se detuvo al estar frente a un libro que parecía que le faltaba una pieza en la cubierta. El pensamiento del derramamiento de sangre mayor llegó a su mente y la imagen de Sakura, Illya y ahora Marisbury llegó a su cabeza.

Ya iban tres personas que había deseado salvar con todas sus fuerzas y no pudo. Shirou no comprendió a Kiritsugu en este punto.

¿Cómo pudo estar tan feliz de haber salvado a un desconocido y no a alguien que conocía?

Shirou cerró los ojos y apretó los puños, él realmente lo había intentado tanto que no podía ya contar, en los últimos siete años, desde su entrada en la torre, se la pasó salvando y terminando con personas que perjudicaban a los demás.

¿Por qué no podía sonreír como Kiritsugu aun siendo que había salvado a más personas que solo una? No tenía sentido alguno, por lo que sabía de Kiritsugu no había sido un salvador como él, solo un justiciero.

―Hay quienes deseaban no haber sido salvados.

Las palabras de Rin ahora fueron las que sonaron en la cabeza de Shirou. Dejando eso de lado, el hombre puso el cristal sobre el libro que tenía la muesca y luego lo sacó. Era un compartimiento que estaba destinado a destruirse en caso de que alguien lo abriera sin la llave requerida.

Al tomar aquel libro Shirou abrió para ver el interior.

Como esperaba, el libro solo era para poder meter objetos, siendo los bordes llenos de sellos y fórmulas destinados a la preservación y la seguridad del material. Shirou miró el contenido, había varias fotos.

Casi había soltado aquel libro al instante en que vio el contenido del interior.

El tesoro de información que ocultó Marisbury.

Fue un pequeño grupo de fotos y un pequeño álbum de Olga Marie.

Fue el libro en el cual un padre guardaba los recuerdos de sus hijos. Incluso podía ver un pequeño dibujo hecho a lápices donde estaban dos personas tomadas de la mano, no era necesario ser inteligente para saber que fue un dibujo de Olga Marie que le dedicó a su padre.

Shirou resopló ante el pensamiento de esto.

Lo más probable es que Marisbury le hubiera dicho que este dibujo era innecesario cuando por dentro saltaba de felicidad ante aquel gesto.

Un lado del labio de Shirou se curvó hacía arriba cuando sintió un picor en sus ojos.

Quería llorar, pero no podía, al igual que siempre, se maldijo ante su debilidad.

―No podrás ser yo.

La voz de Archer, no, su propia voz le gritaba en su cabeza.

Shirou vio algo más junto al álbum de fotos de Olga Marie.

Un pequeño block de notas junto con una llave. Shirou miró el block y con una mano lo levantó, pudo ver el título.

― ¿Proyecto E? ―la confusión llegó a Shirou. Ni siquiera él sabía de esto.

¿Qué demonios era el proyecto E?

No importaba, podría ver esto después.

Guardando el libro en su abrigo le dio una última mirada a Marisbury, los ojos de Shirou pasaron al escritorio y vio aquella pequeña foto manchada de la sangre que había salpicado el disparo.

Hubo duda en cada paso que Shirou dio, hubo duda en cada paso que daba para aproximarse.

La foto del cumpleaños diecinueve de Olga Marie estaba en el escritorio de Marisbury.

El hombre, Marie y él estaban juntos sonriendo para la cámara en la cena que el mismo Shirou había preparado.

Extendiendo con cuidado la mano Shirou alcanzó la foto, la tomó y la miró en silencio.

Miró a Marisbury y el arma en el suelo.

Culpa.

Shirou sintió un dolor enorme en su pecho. se gritó que era lo que estaba bien, se gritó que era lo que Archer hubiera hecho y que era algo que pasaría eventualmente.

Culpa.

Archer no hubiera dudado, no hubiera pensando en la situación. No hubiera tenido las palabras de felicidad de Olga Marie al encontrarse con su padre y él y poder compartir juntos.

Culpa.

De poder haber evitado esto, poder solucionar esto de otra forma, buscando salvar a más sin llegar a esto.

Acero.

Aún se estaba forjando, aún no estaba duro. Shirou tenía los ojos abiertos de par en par viendo a Marisbury incluso muerto sonriendo y parecía reírse de él ante esto.

La risa de Archer sonó en su cabeza. La risa del Counter Guardian Emiya.

Débil.

Le habló que no podía seguir el sueño de Kiritsugu, lo dejó vivir porque no tenía sentido matarlo, de que no importara que, no sería como él.

Querer hacer el bien no significa hacer buenas acciones. Shirou caminó con lentitud y casi de manera robótica hacía la salida de oficina.

Incluso ahora.

No podía sacarse de la cabeza la sonrisa de pura felicidad de Olga Marie cuando comieron los tres juntos.