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Fate/Hierro en plata

Fue solo curiosidad que se extendió a cada año. Una figura que todos conocían, pero de la que nadie hablaba. Un conocido, un extraño, un amigo o un desconocido. Nada importaba ahora, sólo deseaba poder comprender que había debajo de esa red que no parecía pensante. Ella no buscaba una luz guía. Ella buscaba ser esa luz.

ReydePicas · อะนิเมะ&มังงะ
เรตติ้งไม่พอ
12 Chs

Cenizas

Qué es lo que define el bien el mal?

Una simple pregunta, algo que un niño te respondería con, "buenas y malas acciones"

Olga Marie miró cielo, a pesar de que estaba lloviendo y el agua la estaba golpeando, no le importó, ¿de qué debería preocuparse ahora en más?

Buenas acciones.

Lo que un niño diría como el bien el mal es algo tan simple como indicar si algo es blanco o negro, si es rojo o azul.

¿Pero qué pasa con las acciones que parecen malas pero que son buenas?

Un cumulo de ellas puede llevar a un lado a pensar que las acciones hechas son incorrectas, otro grupo puede pensar que las acciones dadas son correctas, pero al final, ¿Quién es el que decide cual era la opción que era realmente una verdad?

―No hay verdad.

Olga Marie susurró viendo las nubes, era como si el cielo hubiera llorado la caída de alguien, era como ver al mundo derramarse en tristeza, pero también era posible percibirlo como si el mundo se estuviera regocijando.

―Director ―una voz hizo que Olga Marie se girara. La persona que llegó vio a la mujer que estaba parada en el risco del edificio, parecía como si la mirada de la mujer brillara entre la luz gris que salía de las nubes― Yo... el equipo de la torre llegó.

Olga Marie miró sin interés a la persona que estaba contando las noticias, ella solo se dispuso a caminar y entrar dentro del edificio, ella había estado en la terraza viendo el paisaje.

El cielo gris nublado el recordó a sus ojos en aquel último instante.

...

Miembros de la torre estaban parados al pie de la escalera, vio como ellos bajaron la cabeza, de entre todos los miembros que había llegado de la torre solo había un señor el cual estaba con la mirada gacha y algo nervioso.

Olga Marie tenía una cara que no mostraba nada, ella solo ladeó la cabeza y vio al señor.

Ellos habían venido a comprobar la muerte de Shirou Emiya.

―Vengan ―la voz de Olga Marie sonó con fuerza, sus pasos aún con agua dejaron un desastre por donde andaba. Nadie dijo nada para mostrar superioridad o algo parecido contra la mujer, solo la siguieron en silencio hasta una habitación mucho más grande, era evidente por las puertas dobles que estaba ante ellos.

Olga Marie empujo las puertas y los presentes vieron a un grupo de personas, todas ellas armadas con chalecos y rifles pesados, los magos de la torre se sorprendieron.

―No tengan miedo, es solo mi guardia ―ella no podía andar sola, era obviedad, y Shirou... Shirou por poco no había lavad el cerebro a esos hombres que eran sus guardias, el punto en el cual ella posiblemente podría decir, "mueran" y simplemente sin cuestionar se ejecutarían.

A los ojos de muchos ahora Olga Marie era algo parecido a una envida a salvar el mundo, aquello se aplicó a su guardia de igual manera.

Una figura endiosada que no tenía nada de puro.

Aquello fue su ser actual.

Una habitación bien arreglada, el incienso estaba presente en el aire, los presentes caminaron y vieron en una cama al cuerpo de la persona que venían a buscar. Tenían que confirmar la muerte real del hombre.

Después de todo Olga Marie, quien era la directora de Chaldea y la que fue conocida como una de las personas más cercanas a Shirou había ido directamente a reclamar el cuerpo del hombre apenas se terminó la ejecución.

Los magus rodearon la cama donde descansaba el cuerpo de Shirou. Era la mañana del 25 de diciembre de 2012, el cuerpo había sido trasladado al instante y llevado por la cabeza de familia Animusphere diciendo que no querían que más profanaciones al cuerpo de Shirou.

― ¿Qué ven? ―el señor que acompaño al grupo de magus hizo que los presentes tragasen ante su pregunta. Uno fue el que se acercó y quitó la manta que cubría la parte superior del cuerpo de Shirou.

Un cuello marcado por la soga que había sido la causa de la muerte, un pecho que no se movía y un rostro que mostraba paz que nunca se vio en vida.

El hombre extendió su mano y tocó el pecho del hombre y examinó los ojos, el pulso y al final dando un análisis leve al cuerpo del hombre.

― ¿No es el collar del director? ―el señor señaló el collar en el pecho de Shirou, la piedra brillante de color naranja, una piedra no catalogada como preciosa, pero era más que obvio a primera vista que era alguna especie de gema con mana.

―Fue un regalo que le di en nuestra última charla, le pedí que no se lo quitara, porque tenía que devolvérmelo ―Olga Marie no cambió su rostro, no cambio su expresión.

El señor se sintió incomodo ante la vista de la joven que antes incluso podría parecer nerviosa, ahora era como ver una simple muñeca de cera.

―Entiendo... ―el señor miró a un lado donde uno de los magus había estado anotando todo lo que había sido dicho en la sala.

―Muerte confirmada, el cuello roto junto con las fracturas en casi todo el cuerpo le causaron la muerte, es solo... ―el magus que había estado analizando el cuerpo de Shirou sintió ganas de retroceder―. ¿Era realmente humano?

― ¿Sucede algo? ―la pregunta del señor hizo que el magus tragase.

―Es simplemente que su cuerpo parece mucho más... compacto, no sabría como decirlo, cada parte de su cuerpo estaba hecha para ejercer magecraft, si es que se llevase el cuerpo para un análisis a profundidad entonces--

Sangre cayó en el lugar manchándolo todo, la cara del señor de la torre se quedó sin cambio en el exterior, pero la sorpresa fue enorme.

Olga Marie había puesto una mano sobre el hombro del magus y simplemente había explotado como un globo, se infló reventó.

Uso de refuerzo avanzado, pero ese nivel era casi ridículo, ese nivel era algo que...

El señor comprendió, Olga Marie había estado bajo la tutela de Shirou Emiya, el conocido hasta la fecha como el mejor usuario de refuerzo.

―Le pediré que no sugieran otra idiotez, ya tuve mucho con dejar que su pequeño decreto se lleve a cabo ―Olga Marie tenía el rostro cubierto de sangre, ella llevó una mano y se limpió dejando que caiga el liquido espeso hacia un lado, su cabello que siempre había estado arreglado, ahora estaba mojado y mal puesto y teñido de rojo en algunas partes.

―Fue nuestro error el dejar que hable de más, con esto podemos retirarnos, hemos confirmado el deceso de Shirou Emiya ―la voz del señor fue calmada mientras que hacía una última reverencia y salía del lugar.

Olga Marie tomó una tolla y limpió con cuidado el rostro de Shirou, la sangre que había caído estaba manchado aquel rostro que ahora estaba tan tranquilo... incluso en el último momento, en aquel último instante.

El hombre extendió su mano pidiendo que le sonriera una vez más, que lo salvara por última vez.

No se movió, no lo hizo porque era lo que Shirou deseó por más que el hombre lo anhelara, el deseo propio y el concepto de ego era algo que Shirou no conoció.

¿Cómo ir en contra de la creencia que había dado toda su vida?

―Preparen todo, no durará mucho, díganle a Romani que tiene que tener todo listo antes de media hora, trasladaremos el cuerpo al tanque lo antes posible, no sabemos cuanto tiempo tenemos ―Olga Marie no se giró a ver a sus guardias los cuales asintieron y empezaron a moverse.

El lugar... tenían que limpiarlo también, se supone que esta casa segura iba a ser puesta bajo revisión del gobierno en poco tiempo. Olga Marie miró el techo y las paredes cubiertas de liquido rojo, ella tendría que mandar un equipo de limpieza.

No había hecho algo correcto.

¿Por qué desperdiciar una vida que tanto Shirou se esforzó en salvar?

La pregunta que llegó a su cabeza no la dejó tranquila. Shirou no hubiera caída en esas emociones innecesarias, incluso si ella...

¿Si ella hubiera muerto él hubiera llorado?

Olga Marie miró suelo y vio por última vez a la camilla de Shirou en la que estaba preparándose para ser trasladado a Chaldea, el collar se movía de un lado a otro en el pecho del hombre.

―Arma ―el llamado de Olga Marie hizo que uno de los hombres extendiera una pistola, una que solo había escuchado una vez y ahora la tenía en manos.

Era momento de ir a Estados Unidos.

...

¿Por qué el mundo tenía que ser como era ahora después de Shirou?

Olga Marie tenía su cabeza apoyada por la ventanilla del vehículo en el cual se estaba moviendo hacia su próximo destino. Había estado en los últimos días en alrededor de nueve países, no pudo detenerse para volver a Chaldea.

Por más que ella lo deseaba no podía dejar su puesto ahora, no con toda la sangre que se derramó.

No con la sangre que él derramó, ¿Cómo podía ser egoísta y pensar que podía permitirse el salirse con la suya ahora?

El mundo estaba en su peor momento, después de una guerra tan grande como la que se creó, con la reactivación de la economía militar, el corte abrupto causo una perdida de dinero a escala global la cual causó una regresión enorme.

Las alianzas que se habían establecido se debilitaron, lo único que evitó una separación fue en su mayor parte el orgullo mismo de los que estaban al mando, no podían mostrar flaqueza ahora, no se podía mostrar un lugar débil, pero incluso con eso...

Era como si la muerte de Shirou fuese el fin de todo conflicto real en el mundo, Olga Marie sonrió sin gracia mientras que veía las calles ante ella, los vagabundos que posiblemente eran personas que lo dejaron todo para ir a la guerra y ahora solo podían quedarse en la calle suplicando por una miseria para seguir un día más.

Se sintió mal el ver a los hombres en el suelo, a aquellas personas que parecían tener una causa el perderla tan pronto como se la habían puesto, el miedo a la muerte, la entrega a la guerra, algo como ello era como si todo el mundo lo deseara, todo el mundo antes de que Shirou muriera.

Fue como jalar un interruptor, el detener los conflictos por una vida que se consideraba a sí misma un error.

¿Qué tan idiota podía ser alguien para pensar que no tenía el mismo derecho que los demás a seguir con vida?

Un deseo o anhelo propio, Shirou le habló de eso antes de su ejecución, Olga Marie no podía dejar de pensar en esas palabras.

¿Para qué ella estuvo con vida en ese caso todo este tiempo?

No fue nada más que un reemplazado, no fue nada más que una marioneta que pensó que no tenía hilos.

Presa de su propia libertad, al mismo tiempo presa de su propia restricción.

Una vida que no podía ser vivida porque estaba destinada a seguir un solo camino.

Esa fue la vida de Olga Marie Animusphere. Ella misma se podía llamar tonta al creer por un solo instante que su vida no fue nada más que un juego de ajedrez mayor donde incluso su padre era un peón y Shirou incluso siendo una pieza del tablero con más valor.

No fue nada comparado al rey que estaba moviendo las piezas del juego de la vida.

Al final, la propia humanidad era su rey como su verdugo, era casi un chiste a este punto el creer que las cosas podrían cambiar o que se podría creer que lo que ella deseaba era real.

―Llegamos ―Olga Marie se levantó y miró por la ventanilla del conductor a la persona que era su chofer. Se levantó y se preparó para salir del auto.

Era momento de ver algunos rostros que posiblemente nunca volvería a ver otra vez.

Cuando bajó su pie del auto vio a la fila de personas que estaban esperando para recibirla, todos estaban al tanto de cada gesto que ella hacía, todos miraban donde ella miraba y todos se movían como si ella fuera la que diera el permiso para que pudieran simplemente estar.

...

―Y este sería el fin de las instalaciones, Señora Animusphere ―la voz de la persona que fue el que le dio el tosco recorrido por fin terminó. Olga Marie miró la sala de juntas que tenía en frente, se suponía que ahora por fin, después haberle hecho perder tres horas enseñándole las instalaciones, ahora recién podría estar en una reunión con las personas que estaba esperando.

¿Era esta una clase de burla hacia ella?

La puerta de madera se abrió dejando ver a las personas sentadas en una mesa redonda con un hueco en el medio. Los hombres, algunos viejos otros jóvenes, otros más en forma y otros descuidados, todo el conjunto estaba presente en la mesa.

Su lugar era obvio para sentarse, el corte donde parecía un lugar "especial", para ella.

Caminó en silencio y entró, vio las puertas a sus espaldas cerrarse y como todos parecían estar en calma ante su llegada.

Era obvia la respuesta de la pregunta que se había hecho con anterioridad sobre si estaban perdiendo su tiempo apropósito.

Ellos estaban diciéndole indirectamente que su tiempo era más importante que el de ella.

―Bien, ahora que el director de Chaldea está en su asiento podemos--

― ¿Quién fue el encargado del cronograma de mi llegada? ―Olga Marie interrumpió de golpe la presentación de uno de los hombres que se había puesto de pie.

Todos se miraron entre sí, el que iba a hablar se aclaró la garganta y retomó la palabra.

―Ese sería yo director, ¿hubo algún inconveniente con el recorrido? ―Olga Marie miró a la persona frente a ella y no pudo evitar en pensar en que hubiera hecho Shirou, el siempre fue compasivo con todos, pero cuando se trataba de algo como esto.

―Dispárenle.

Fue una simple orden ejecutada por uno de los guardias de Olga Marie. Nadie estuvo preparado para el sonido de un arma siendo disparada y el siguiente sonido de alguien cayendo al suelo.

Una mujer que había estado sentada al lado del hombre que había estado hace unos segundos de pie se llevó la mano a su rostro y tocó las pequeñas gotas que habían caído en su rostro.

― ¿No entienden su lugar? ―la pregunta de Olga Marie fue con fuerza, pero a la vez no había emoción, era como escuchar la voz de algún tipo de programa, una vacía―. Tres horas, debí haber tomado un vuelo e ir a la parte sur del continente hace nueve horas, pero me hicieron perder tiempo, por no decir que esta reunión era una total perdida de tiempo, todos ustedes son incompetentes.

La voz de Olga Marie fue seguida de ella empujando su silla y poniéndose de pie, ella miró a los presentes que ahora estaban asustados, los guardias que hasta hace unos segundos parecían ser de ellos ahora les apuntaban con las armas que ellos mismos pensaron que era para protegerlos.

― ¿Está el general al mando de la rama paramilitar de la ONU encargada de desastres? ―la pregunta de Olga Marie fue recibida con silencio.

Un ademán de mano hizo que un segundo disparo se diera y el grito de todos se escuchase cuando otra persona esta vez alguien joven cayó muerta por un disparo.

― ¡Es él! ―el grito casi unánime salió cuando todos miraron al hombre que estaba en blanco, su expresión no era posible de leer, todo ello por el horror que parecía estar pasando.

¿Alguien que ha pasado tanto tiempo dando ordenes de quien vive y quien muere tiene miedo a la muerte?

Olga Marie cambió por primera vez su mirada a una de decepción. Como la persona que estuvo al mando de Shirou del lado militar por un tiempo ella esperó algo más impresionante, no un viejo senil que estaba sudando y a punto de intentar correr.

¿Cuánto tiempo ha sido desde que él hombre estuvo en un verdadero peligro?

―Supongo que fuiste la persona que dio la orden a Shirou para realizar la misión de "prevención de paz" ―ella habló recordando el nombre de la misión.

El hombre, el general se quedó quieto e intentó calmarse, miró a su lado y vio los dos cuerpos en el suelo, lo que sea que debería decir tendría que ser convincente.

Se puso de pie y comenzó a preparase para hablar. Era obvio que la mujer quería una respuesta clara e iba a dejar con vida a los presentes que ella considerara adecuados, es por ello que llamó la misión por su título y no por su acción.

―Fue algo que el mismo Shirou y yo previmos en conjunto, un control que pudiera evitar una caída mayor, toda acción que he dado, todo plan y cualquier pensamiento que he tenido ha sido con el único fin de ayudar a la humanidad ―el hombre apretó el puño y vio el rostro impasible de la directora de Chaldea.

Aterrador.

Le recordó a la cara planta que era la verdadera cara de Shirou Emiya.

― ¿Entonces eras consciente de lo que habías hecho y de las posibilidades que se estaban dando con tú acción? ―la voz de Olga Marie sonó curiosa, se volvió a sentar. Aquel gesto hizo que la mayoría de los presentes se tranquilizaran.

Se suponía que esta iba a ser una reunión de rutina, una reunión para encontrarse con la que sería el nuevo director de Chaldea y poder entablar nuevos marcos de negociación.

¿Qué era esta situación?, dos personas que cargos importantes habían sido ejecutadas sin pestañear, y por lo que parecía verse, todo esto era solo la parte inicial.

―Lo era, era consciente tanto del daño como del bien... ―el general tragó recordando las palabras de Shirou, si esta era una de esos fanáticos de Shirou, entonces sabía como manejarla―, el bien mayor, una vida mejor para todos, un coste de una pieza por diez, es lo que teníamos en claro y lo que a nuestro pesar hicimos, todo fue con el fin de ayudar al mundo.

La voz del hombre sonó más que convincente, poco a poco empezó a ganar fuerza y la última frase la dio con una motivación increíble, los que estaban presentes se giraron a ver al general que había estado en el lado militar oculto por un buen tiempo.

El pensamiento de la convicción fue grande, era como si el aire se hubiera renovado para todos, ellos eran ministros y personas con cargos en puntos importantes en la ONU y otras organizaciones, el simple hecho de que Olga Marie considere ejecutar a uno de ellos.

No, no podía ser que ella tenía tanto poder ahora, no con lo que pasó en el mundo entero, esto probablemente era una prueba de lealtad, una vista general de la nueva supervisión.

―Ya veo ―Olga Marie movió su mano dentro de su chaqueta y sacó un arma, un arma que los que estaban del lado militar reconocieron al instante.

Una Beretta m9.

― ¿Es posible que esta arma le resulte familiar? ―la pregunta de Olga Marie fue con interés mientras que examinaba el arma. El sonido del seguro fue escuchado cuando ella movió y preparó el arma.

Puso el arma en la mesa y la lanzó, se deslizó por el borde del hueco y llegó frente al general.

―Puede ver esto como una ofrenda de paz, sé lo que pasó en su misión de paz ―la sonrisa de Olga Marie creció, el hombre miró el arma ante él y dudó unos segundos en tomarla―, supongo que no tiene problemas para ayudar a la humanidad y ceder su puesto a alguien más competente.

Esto no era la jubilación que el hombre había esperado. Sonrió de lado y miró arma, era obvio lo que la niña a sus ojos quería de él.

"Suicídate"

El hombre miró el arma unos segundos antes de sonreír de lado y cerrar los ojos y dejó que el sonido del arma estallase ante él.

El sonido de tres disparos seguidos se escuchó cuando movió el arma y disparó a la joven que estaba frente a él, un blanco fácil, uno que no se movió uno que estaba inmóvil.

¿Por qué las balas se estaban cayendo del rostro de la joven como si hubieran chocado contra el metal?

Pequeños fragmentos cayeron del rostro de Olga Marie dejando a la vista algunos puntos algo rojos por el impacto. El general miró a los guardias de alrededor, como no se movieron, él no dudó y siguió disparando.

Las balas a pesar de estar a corta distancia y de como eran disparadas no llevaron a nada.

―Sabe ―Olga Marie habló, al momento de mover su rostro el plomo en su cara cayó en la mesa, los pequeños detalles en rojo estaban desapareciendo―, estoy muy consciente de que todos en la mesa saben del mundo iluminado, y créeme, acabas de lastimar a alguien de un estatus que no puedes siquiera comenzar a comprender.

El hombre no lo pensó y cambió el arma y apretó los dientes y se apuntó a la cabeza.

El sonido de gatillo se quedó allí como si no estuviera la última bala que había dejado.

― ¿Es esto lo que esperabas? ―la bala en la mano de Olga Marie tocó la mesa, nadie habló, todos solo podían observar y estar callados ante el espectáculo que se estaba desarrollando.

¿Dónde estaban las cámaras o los fotógrafos?, ¿Dónde estaba cualquier equipo que grabe alguna parte de esto?

Olga Marie miró la bala en su mano y jugó un poco con ella antes de volver a levantar la vista a los presentes, ella se puso de pie y se cruzó de brazos, los dejó en su espalda y se dedicó a caminar hasta llega a un estante donde estaban alguno que otro premio o reconocimiento.

―Todos menos él, será enviado para que la torre lo trate ― el sonido de disparos y gritos salió, Olga Marie solo vio todo ello por el reflejo del vidrio antes de darse la vuelta―, esto es por su ineptitud y su deseo de querer más de lo que pueden desear, pero no los culpo, así son los humanos.

Olga Marie caminó con cuidado hacia la salida dejando atrás solo al general que estaba con vida y mirando con horror.

―Créeme, donde vas, habrías deseado haberte disparado la primera vez ―Olga Marie se giró antes de salir y miró al hombre viejo que estaba con la boca abierta y el horror presente―, no te preocupes de algo así como "cadena perpetua", te mantendrán con vida hasta que cumplas tu condena, quieras o no.

Shirou le había preguntado aquella vez a Olga Marie que hubiera querido si le decían quien daño su vida o alejó todo de su lado.

Ella hubiera dicho venganza en ese momento, pero ya entendía porque Shirou no estaba interesado en esa respuesta al final.

Incluso con esto...

No se sintió como si hubiera logrado algo.

...

― ¿Has descansado? ―Olga Marie miró hacia adelante, su cabeza estaba pegada en el escritorio contra el que había estado descansando. Miró su comunicador y vio a Romani quien estaba en la pantalla viéndola con una mirada de preocupación.

―Lo he hecho.

―Sé que te llevaste los fármacos de mi oficina cuando te fuiste ―Romani habló fuerte, casi como si hubiera regañado, Olga Marie frunció el ceño y gruño.

―Yo no--

―No soy tan negligente como crees que soy, te llevaste activadores y estimulantes, son drogas aún en fase prueba, ¿Cuántos días llevas sin dormir? ―Romani habló viendo en la leve luz que había en la habitación las ojeras de Olga Marie.

―...

La joven no contestó, se quedó silencio mientras que cerró los ojos unos instantes para luego hablar.

―Necesito terminar todo antes de que se acumule no puedo desperdiciar ningún minuto, ahora mismo estoy volado a Europa de vuelta, tengo una reunión con--

―Cuantos días llevas sin dormir.

Romani repitió.

Olga Marie bajó la mirada y apretó los dientes, por alguna razón ella se sintió mal por dejar de lado lo que el hombre decía. ¿Fue algo parecido al arrepentimiento o culpa?

―Cinco días... ―Olga Marie lo dijo en voz baja, desvió la mirada cuando vio la cara de sorpresa de Romani, sorpresa que pasó a horror.

―Por favor, eres indispensable, lo que llevaste son prototipos, recién pasaron la fase de prueba para individuos, debiste ver los reportes, por orden de Marisbury estaban las pruebas en prisioneros, no puede ser que alguien como tú--

― ¡¿Alguien como yo?! ―Olga Marie explotó, se levantó de su estado acostado y miró el holograma de Romani el cual mostró más que sorpresa por la reacción de la mujer―, ¡¿Realmente todo el mundo cree que mi vida es tan importante?!

―Marie por favor cálmate--

― ¡¿Crees que soy el ser humano más importante vivo?! ―Olga Marie estaba furiosa―. ¡¿Crees que vale la pena la muerte todos los que quiero para que yo pueda seguir con vida?!

Lagrimas empezaron a salir del rostro de la mujer.

―Marie...

―Yo no quiero esto ―Olga Marie llevó sus manos a su rostro y apretó los dientes―, odio lo que tengo que hacer, ¿crees que disfruto matar a los que son "incompetentes"?, Shirou me mostró que cada vida es preciosa, ¿Cómo puedo poner mi vida por encima de la de otros?

Ese no era un pensamiento de un magus. Romani lo escuchó y cerró los ojos ante el estado de Olga Marie, la joven había estado bajo mucho estrés, y era evidente que la falta de sueño le estaba afectado, por no mencionar todos los acontecimientos vividos hasta ahora, todo ello sumó para este momento.

―No necesitar ser dura contigo misma, Shirou hubiera--

― ¡Shirou hubiera priorizado mi vida por la de los demás! ―Olga Marie golpeó su mesa, aquel gesto hizo que Romani se sobre salte―, cada vida tiene un valor, no importa que tanto uno quiera convencerse de que toda es preciosa, hay vidas que al salvarlas generan más bien que al salvar otras.

Romani se mordió el labio ante las palabras de Olga Marie, ese punto tan retorcido de ver el mundo. Era más que evidente la influencia de Shirou en la joven. Una cosa era el hecho de hacer que la joven se sintiera bien y motivada, otro era el darle las buenas costumbres que tenía Shirou, pero nada en exceso era bueno, y esta era la prueba más grande de ello.

Olga Marie había sido más que influenciada por Shirou.

―Tienes que calmarte, tomate un día o dos y vuelve a Chaldea, los estimulantes que llevaste son de fase de prueba, por favor, piensa en tú salud ―Romani realmente estaba preocupad por Olga Marie.

Era el 29 de diciembre del 2012.

La directora de Chaldea había ido a varios países que causaron un gran conflicto e interactuado con la cabeza de cada uno, las decisiones que se tomaron ante la venida de la mujer pasaron a ser cosas que todo el mundo vio con naturalidad.

Ejecución por traición.

El mundo le había dado el poder de elección a Olga Marie de quien vive y quien muere, la simple línea de "traidor de la humanidad" podía salir de la boca de la mujer y no importase el cargo que tuviera la persona o lo influyente que fuese.

Iban a ser ejecutado por la traición más grande todas.

Olga Marie estaba con una mirada perdida mientras que veía la silueta de Romani. Había recibido en el tiempo que había estado fuera de Chaldea cuatro llamadas de Lev.

No tenía ganas de hablar con él, incluso si posiblemente hubiera escuchado algunas palabras para reconfortarla, ella sabía que solo era de protocolo para el hombre, no fue como Romani quien se veía frustrado al verla.

Era obvio que ella no era la única que estaba dolida por esto, ¿Cómo podría ser tan arrogante para pensar que era la que más sufría?

―Lo siento... ―Olga Marie se sentó en su silla y pegó su frente en su escritorio―, no sé qué hacer, ¿realmente vale la pena lo que hacemos?, preservar la vida humana...

―Marie, sabes tan bien como yo lo contradictorio que es la vida humana ―Romani sonrió con pesar al momento de decir eso―, pueden estar felices como al mismo tiempo tristes, odiar como amar, pero al final...

―La vida es algo hermoso ―Olga Marie completó la frase, Romani parpadeó en sorpresa―, esa era una de las frases favoritas de Shirou, el respetaba toda vida a pesar de ser el humano que más vidas segó, es casi cómico, como la persona la cual más fue demonizada fue la amable de entre todas.

Olga Marie alzó su cabeza y miró el techo del avión en el que estaba, ella no sabía que decir, no sabía cómo seguir, en este momento había "vengado" a los que habían condenado a Shirou.

El emperador podía caer en cualquier momento, pero ahora los que vendieron la información y difamaron tanto a Shirou ahora estaba muertos y el principal estaba posiblemente como un juguete para los experimentos en la torre, el peor destino que alguien podría conseguir.

Pero no hubo nada al final de ello, solo una emoción vacía, ella lo sabía sin importar cuando lo negara.

Sabía que no importaba que hiciera las cosas no iban a volver a cómo eran antes.

¿Tanta felicidad le traía el simple hecho de pensar en Shirou sonriendo trayéndole un plato de comida?

A Olga Marie le hubiera encantado poder vivir para siempre comiendo la comida que Shirou le preparaba, el despertar cada mañana con un buen desayuno, estudiar o hacer sus actividades con Shirou como soporte del día.

Ella realmente le había encantaba el tiempo que había pasado con aquel magus tan singular.

―Marie-san, sé que ahora mismo está algo... molesta, pero por favor, piense en su salud, duerma un poco y deje lo que llevó del laboratorio, su aprobación aún no había sido dada ―Romani intentó convencer a Olga Marie.

La joven de cabello blanco se quedó quieta unos segundos más antes de mirar a Romani y cerrar los ojos, la expresión que dio Olga Marie fue rara a los ojos de Romani, era como si la mujer estuviera buscando en su cabeza para mencionar.

―Aún no puedo descansar, padre fue débil, si muestro la misma debilidad, ¿Cómo puedo asegurarme que una guerra por intereses no se asome cuando me relaje? ―Olga Marie abrió los ojos y vio fijamente a Romani quien dio un suspiro de resignación.

―Parece que no solo aprendiste algunas cosas de Shirou, incluso sacaste la parte testaruda ―Olga Marie sonrió de lado y desvió la mirada.

―Supongo que Shirou no era la mejor influencia ―Olga Marie sonrió ante el recuerdo del hombre.

No podía quitarse los ojos suplicantes del último momento en el cual fue ejecutado. Era como si todo lo que hubiera trabajado hasta ese momento se viera nada más que roto y dejado de lado.

Incluso en la victoria, el sabor de la derrota estaba más presente en la boca de Olga Marie.

―No tienes porque seguir con tú senda actual, ya has mostrado que es lo que pasará a los que no son--

―La única diferencia entre ahora y antes es que las muertes son por mis manos, antes eran por Shirou ―Olga Marie puso una mano en su escritorio y golpeó un dedo sobre este antes de sonreír ante la mirada petrificada de Romani―. El mundo no ha cambiado nada, incluso en victoria, el hombre solo busca la derrota.

―Yo... ―Romani quería hablar, se notaba que quería decir algo, pero terminó negando con la cabeza antes de suspirar―. Te estaré esperando cuando regreses, y hagas lo que hagas, no superes los nueve días, ese es el límite que se ha visto a uno lograr estar activo con los supresores y activadores que robaste, después de ese tiempo los que llegaron a ese punto cayeron en coma y luego en muerte cerebral.

Olga Marie parpadeó ante eso.

―Eso no estaba en el informe del avance que se presentó... ―ella miró con sorpresa la pantalla ya Romani sonriendo de lado ante eso―, Marisbury comentó que no era necesario hacer un seguimiento de ello, solo se iba a catalogar los logros.

―Padre... ―Olga Marie susurró antes de suspirar una vez más―, pensar que incluso tendría presencia ahora, es casi como si nunca pudiera dejar de lado lo que fui para él y lo que signifiqué desde un principio.

―Marie, no importa lo que haya pasado antes, no importa nada ahora ―Romani habló con voz firme―, ¿no te dijo Shirou qué eres tú propia persona?

Olga Marie inclinó la cabeza y abrió la boca antes de asentir.

―Has lo que quieras ―la sonrisa de Olga Marie volvió en ese instante―, supongo que era su forma de decir que podía vivir como quiera, ¿pero como puedo hacer algo como eso cuando mi vida ya estaba escrita desde que toqué el mundo?

Fue divertido para Olga Marie todo eso.

No esperó la respuesta de Romani, solo apagó la transmisión y cerró las comunicaciones-

Ya no le importaba nada en este momento.

Parándose, Olga Marie miró con molestia a los que estaban en la siguiente sección del avión. No era su seguridad, no eran nadie, ¿por qué pensar de todas formas que eran algo al final?

No es que ella misma importase como lo hacia el resto del mundo. Todo el mundo decía que su vida valía más que la de alguien, ¿pero quienes eran para juzgar que vida era más valiosa y cual no?

Todos eran humanos, los seres más arrogantes, seres que se mueven por sus propias ambiciones y deseos, ¿quizá es por eso que Shirou resultó ser tan mal mostrado ante la vista de los demás?

Era alguien que no seguía el mismo ciclo que los otros humanos, solo se limitó a ayudar, a Olga Marie le fascinó aquello, ¿Cómo podía seguir ayudando a todos sin parar y sin querer nada a cambio?

No era un deseo o un sueño de parte de Shirou, fue algo más primal de parte del hombre, era una obsesión que no podía quitarse de encima, esa misma obsesión había llevado a Shirou hacia el único final del cual habló.

Una muerte ante la sonrisa del mundo y la celebración de este, un mundo el cual se construyó ante la caída de la persona que intentó ayudar a todos, la celebración de muchos fue el llanto de otros, pero la creencia en Shirou como alguien que los ayudó no mermó incluso en algunos lugares.

Olga Marie no los culpó, Shirou había llegado y había eliminado al enemigo que habían tenido en frente por tanto tiempo solo para instaurar una paz en la que ellos podían vivir, ¿Cómo no adorar a esa persona como un santo o quizá como un héroe?

No importaba que tipo de título le dieran a Shirou o que tipo de apodo y la forma en la que lo llamasen o lo tratasen, para Olga Marie no importaba nada de ello, para ella Shirou iba a ser siempre Shirou, su héroe que la sacó de lo más profundo de la soledad y le mostró el mundo.

Un mundo en el cual quería vivir.

¿Ahora?

No estaba segura si ese mundo aún debería seguir.

...

Ocho días.

Olga Marie no había dormido en todo ese tiempo, había pasado año nuevo en medio del océano volando, pero ya no importaba, era por fin momento de volver a Chaldea.

Quiso reírse de los titulares que había visto sobre ella en los últimos días. La noticia de Shirou y su muerte fue opacada casi de manera espontánea por ella siendo marcada como el mundo como "la niña tirana"

¿Había abusado de su poder en los últimos días?

Era probable.

Había mandado eliminar a todo aquel que apoyó la guerra y su sustento, personalmente había ido a cada país a terminar con aquello, terminando con vidas que aún estaban en su alce, vidas que aún debían vivirse, todo ello para poner a alguien que se suponía que sería "competente"

¿Cómo es que Shirou había cargado con esto solo todo este tiempo?

Olga Marie miró sus manos, estaban limpias, pero a sus ojos parecían sucias.

Solo había ejecutado a una fracción de lo que había tenido que haber terminado Shirou y ya se sentía que su mundo estaba siendo destruido.

¿Cómo podía culpar a Shirou?

Lagrimas volvieron a formarse en su rostro, no es que ella fuese débil, mucho menos, que eso, su padre no había hecho ni lo más mínimo a comparación de lo que ella había logrado en un par de días, no es que ella fuese débil.

Solo que Shirou era demasiado fuerte.

¿Cómo lo hacía?

Olga Marie pensó en el hombre y la sonrisa cálida que siempre le había dado sin importar la situación.

¿Cómo Shirou lograba sonreír a pesar de cargar con el mundo en sus manos?

Ella no había pasado las tres cifras manchando sus manos y ya se sentía como si todo lo que hubiera hecho fuese solo una mala historia con ella siendo la villana de turno que se presentaba para que el protagonista tome más motivación en su inicio de la aventura.

Shirou había terminado con una cantidad incontable de vidas por ordenes de su padre, por orden de la torre, por sí mismo... e incluso por órdenes de ella misma.

Olga Marie se rió de sí misma ante ese misero pensar, el atreverse a decirle a Shirou que terminase con una vida sabiendo que el hombre amaba tanto a los humanos, ¿cómo nunca había caído en el peso de esas acciones?

Impotencia.

Algo que había sentido casi toda su vida, algo que Olga Marie conocía muy bien, pero ahora mismo en este momento, sintió como si todo el mundo hubiera puesto una restricción en ella y la hubiera enmarcado como la culpable de haber llevado a Shirou a la horca.

Una risa amena salió de Olga Marie ante ese último pensamiento, puesto que de manera literal Shirou había terminado en la horca. Esa había sido una risa para no llorar.

Recordó a la heredera Edelfelt.

Le dijo que incluso firmaría un contrato de esclavitud si es que pudiera traer a Shirou con vida. Algo como eso no era cosa que un magus mencione y mucho menos jure en vano, convertirse en esclavo era renunciar a cualquier derecho que la persona poseía como humano y pasar a simplemente ser un objeto o una posesión.

Podía decirle a la cabeza de familia Edelfelt que hiciera las cosas más aberrantes posibles y de igual forma ella obedecería por el contrato. Pero incluso con tal restricción, con tal promeso y propuesta.

Era más que obvio como a Luvia no le llegó a importar nada acerca de su futuro con el fin de que Shirou siguiera con vida.

¿Qué había hecho ella más allá de rodar en la autocomplacencia diciendo que no fue su culpa el que haya terminado en la horca?

Ella había estado en frente, había hablado con Shirou, pero el hombre le había dicho algo para que perdiera su temple, le había hablado de algo que la hizo dudar y pensar, todo eso con el objetivo de ganar tiempo y ser ejecutado.

Olga Marie solo pudo cerrar los ojos y pensar en ella como una persona horrible.

El haber dudado a última instancia de Shirou, el haber creído por un mísero instante que se merecía aquello que le estaba pasando... ella solo fue basura en aquel momento.

Ella amaba a su padre, incluso cuando el hombre jamás le mostró la mínima señal de cariño ella amó mucho a su padre.

Recordó los pocos momentos en los que él hombre la cargo y le sonrió. Esa anteriormente había sido la mayor motivación de Olga Marie, el buscar la aprobación de su padre, el que le diga al menos una sola vez "buen trabajo" o algo parecido.

Desperdicio.

Ella solo fue llamada de las peores formas, su padre nunca estuvo satisfecho con ella, como si lo que hubiera hecho ya lo hubiera esperado o fuese menos de las expectativas que había puesto en ella. No importaba si era la mejor en cualquier clase, no importaba si ella dominara la magecraft de su familia a un punto que superaba al propio Marisbury.

Nada de eso fue relevante a los siempre ojos muertos de su padre hacia ella.

Fue por ello que en un principio comenzó a odiar a Shirou más que a Kirschtaria.

Cuando Marisbury hablaba de Shirou hablaba con emoción, como si hubiera enseñado algo nuevo a su verdadero hijo, era por ello que muchos trataron tan bien a Shirou incluso si era solo un empleado de su padre, muchos creían que la sucesión de poder se iba a dar entre Shirou Kirschtaria.

Ella nunca estuvo en el primer plano.

Fue casi cómico para ella, como el pensar que Shirou había estado en las mejores expectativas de su padre, el como ella se enojaba de ese hecho.

Ahora lo entendía.

Solo fue una semana que había estado viviendo una fracción de lo que hizo Shirou en vida y ya se sentía como si hubiera estado viviendo esto por años, como si todo lo que hubiera hecho en los últimos días fuera algo que se había repetido por tantos años, tantas veces...

El estilo de vida de Shirou no podía ser tomado como humano.

Ella conocía su horario, ella sabía cuanto dormía, sabía cuanto tiempo el hombre podía estar sin dormir y como actuaba en cada misión que se le daba. Olga Marie se rió al llevar una mano en su saco y sacar un contenedor con píldoras.

Incluso llevando su cuerpo al límite ella no podía seguir el ritmo de Shirou quien solo parecía descansar cuando ella estaba a su lado.

Una suave sonrisa llegó en el rostro de Olga Marie al recordar las veces en la que abrazaba a Shirou para dormir, Shirou decía que era para ella, por sus pesadillas, pero Olga Marie lo sabía muy bien, como Shirou no podía conciliar el sueño, la forma en la que Shirou no podía cerrar los ojos por miedo, miedo a que cuando los cerrara todo lo que trabajó, todo lo que sacrificó.

Simplemente desapareciera.

Le había contado sobre la guerra en fragmentos, pero lo que había aprendido de eso fue que tuvo que tomar las decisiones más inhumanas para el resultado más humano posible.

¿Qué clase de paradoja era esa?

Olga Marie miró el contenedor de pastillas en sus manos y recordó todo lo que había visto en los últimos días. La sangre que se había derramado por sus ordenes y por sus acciones, todo en nombre de la paz y en busca de la "justicia" de la cual hablaba tanto Shirou.

Un grito de furia salió de ella cuando lanzó el contenedor haciendo que las pastillas salieran volando por todo el rincón de su sección en el avión.

Ella estaba respirando profundamente, no podía controlar su respiración o su estado de ánimo. Cayó de rodillas antes de llevar sus manos a su cabeza y golpearse contra el suelo una y otra vez.

¿Qué derecho había tenido ella de quejarse alguna vez de su vida?

¿Qué derecho tuvo alguna vez de pensar que su vida fue la peor vivida?

Shirou había estado viviendo un infierno en vida y solo sonreía.

¿Cómo?

¿Cómo alguien así podía existir?

No había odio en el hombre, no había nada más allá de pena por las vidas que se perdían, vidas que ella misma pensaba que eran asquerosas, había visto algunos de los objetivos de Shirou y había personas que se merecían morir, pero también había tantos quienes no merecían la muerte sino el perdón.

Ella solo había visto el mundo con una mente cerrada, encerrada en su propia creencia y vista del mundo, un mundo tan torpe en el cual ella debía ser felicitada al menos una vez.

¿Cómo podía exigir tal cosa cuando había quienes ni siquiera habían experimentado la felicidad?

Ella no lo negó, en su momento lo deseó, ansió con todas sus fuerzas que al menos una sola persona le hubiera dicho, "has hecho un gran trabajo", pero nunca sucedió, era como si todo el mundo se moviera a un ritmo distinto que el de ella.

El "abandono" de su padre generó que los nobles en la torre la tomaran como nada más que una bastarda en términos de sucesión, con Shirou y Kirschtaria teniendo más peso como sucesores del hombre que la propia Olga Marie.

Ella odió cada instante de esos momentos, odió las miradas de desprecio que recibió en su vida, como cada momento de su vida se basó en nada más que esperar un simple milagro que diera el visto bueno de alguien.

Si lograba algo era porque era de esperarse de ella.

Si fallaba era porque era un fracaso.

Nunca hubo ese punto en donde alguien podía llamarla con felicidad y decirle que había hecho un buen trabajo, solo hubo palabras de desprecio y el ignorar su existencia.

Shirou era lo contrario a ella.

Incluso con el miedo que provocaba al ser un contratista directo por los señores y la propia reina, Shirou destacaba porque era sociable, podía hablar con cualquiera y conseguir una sonrisa y el interés de esa persona, en cambio ella solo podía generar el desprecio y el desinterés.

¿Cómo no odiar a Shirou en aquel tiempo cuando era todo lo que aspiraba a ser?

Aquella pregunta se formó en la cabeza de Olga Marie, pero fue contestada con una acción, una risa de los hechos que habían sucedido después de eso.

La primera misión fue solo el punto de partida, fue el momento en el cual pudo decirlo a primera vista, pero sin llegar a profundidad.

Shirou no podía ser humano.

Su ritmo de vida, las acciones que tomaba y como reaccionaba ante el mundo, todo eso no podía ser procesado si es que se tuvieran las emociones de un ser humano, de otro modo no había forma en la que la cordura de Shirou hubiera quedado presente incluso con todo el tiempo que había pasado.

Olga Marie miró las pastillas desparramadas en el suelo y las ignoró, caminó hasta el pequeño baño que tenía y se miró en el espejo que estaba frente a ella.

Un rostro demacrado, el maquillaje que había trabajado para ocultar su rostro pálido y las ojeras ahora era visible por su llanto que había corrido el maquillaje.

¿Por qué tenía qué sentir tantas emociones?

Ella se rió al verse en el espejo y recordar el tiempo en el que creyó que ser como Shirou sería bueno para ella, el no tener casi emociones y vivir por solo su causa.

Ella había estado tan equivocada con eso.

Shirou era tan humano como lo era ella, Shirou tenía sueños y ambiciones, pero a diferencia de ella que podía creer que podía luchar por ellos y tener un deseo propio.

Shirou nunca había visto la luz de la elección, solo había estado repitiendo la misma oración en la oscuridad a esperas de que esta diera un milagro.

Un milagro que al momento de obrarse lo llevó a la ruina.

¿Qué sentido tenía el crear algo cuando no se podía disfrutar de ello?

Olga Marie tomó el grifo y dejó que el agua cayese, la juntó en sus manos y se limpió el rostro de a poco, color del maquillaje salió con el agua y solo pudo ver sus manos mancharse antes de ser lavadas, pero para ella nunca se limpiaban de verdad.

Se miró al espejo después de unos minutos de haber estado limpiado su rostro y vio sus ojos rojos y una mirada cansada más que marcada.

Un rostro demacrado.

Su belleza había sido cambiada por un rostro pálido y ojeras que eran prominentes, si bien no podía decir que "arruinaban su rostro", era algo que le quitaba puntos.

Una risa salió de ella cuando pensó en eso.

¿Qué importaba su apariencia?

Siempre la había cuidado para dar una buena imagen de heredera, luego como cabeza y de familia, pero como directora de Chaldea y la persona que tenía el poder del mundo a su disposición.

¿No era más importante lo qué ella deseara a costa de los otros?

El sonido del agua cayendo fue lo único que estaba acompañando a Olga Marie quien se miraba en el espejo, como si esperara una respuesta.

No hubo nada.

Era obvio.

¿Cómo podía dejar todo lo que había vivido y lo que había sacrificado para pensar que podía hacer lo que quisiera?

Una sonrisa se formó en el rostro de la albina al pensar en Shirou una vez más.

Quizá el hombre había llegado a aquella conclusión hacia tanto tiempo y era por ello de aquella negativa constante de tomar cualquier signo de disfrute en vida, Olga Marie lo había notado en Shirou, como veía a todos desde lejos y parecía querer hacer lo mismo que los demás.

Shirou al final... solo deseó poder vivir como un igual, como un ser humano más, pero todo el mundo le negó aquel derecho.

No importaba si alguien lo veía como un héroe o un villano, como un santo o el diablo, para Olga Marie todo eso no era relevante por un simple hecho.

Ella no deseaba nada más de Shirou Emiya que él siendo él mismo. No quería al guardaespaldas perfecto, no quería al cocinero de ensueño o al asesino más letal mundo.

Todo eso no era necesario para Olga Marie.

Ella había tardado demasiado tiempo en darse cuenta, ella era demasiado racional en todo lo que pensaba y era por esa misma razón que no podía pensar en Shirou como algo más allá de lo que había pensado con anterioridad.

Ella solo quería estar con Shirou Emiya, la única persona que la trató como una igual, la única persona que no la vio como algún trofeo o un desecho de la sociedad.

Ella solo deseaba estar con aquel idiota que había dedicado su vida a la humanidad que tanto odio le brindó.

¿Estaba mal tener un amor o un capricho?

No quería llorar otra vez, pero el mundo parecía alejarse cada vez más de ella a cada momento que pasaba, como si su consciencia se estuviera yendo.

Pensó en los estimulantes, había estado sin dormir ocho días seguidos para poder lograr todo a tiempo y llegar a Chaldea.

Olga Marie vio su reflejo, los ojos de la albina se abrieron cuando llevó una mano a su nariz.

Sangre.

―Oh... ―ella no supo que decir o como reaccionar. La sangre había caído a partir del quinto día, esto no estaba en los efectos secundarios de las notas de Romani.

Una risa salió de ella cuando se tambaleó y se golpeó contra la pared del baño, la risa que tenía salió con más fuerza al momento de ver como la sangre de su nariz no dejaba de salir.

Alzó la cabeza y se tapó el puente de su nariz al momento de buscar papel.

Si dejaba que la sangre caiga más iba a manchar la pañoleta que estaba en su cuello, ella no deseaba que el regalo de Shirou se ensuciara.

El sonido de la alerta del aterrizaje sonó desde afuera del baño y ella alzó la vista a duras penas.

¿Estaban por aterrizar?

Por fin había llegado a Chaldea de nuevo.

...

Romani no supo que decir cuando vio a Olga Marie bajar del avión privado. La vista que tenía de ella de la vez que partió y de la Olga Marie que tenía ahora era casi totalmente lo opuesto.

Una joven decidida llena de vida con una mirada de seguridad, aquello fue lo que había visto el día en que Olga Marie salió para ir a buscar a Shirou.

Lo que había bajado del avión no era más que un remanente de aquella persona, se veía a la distancia que había perdido peso, el rostro pálido, el pelo mal arreglado y la ropa arrugada.

Aquella persona ante ella no parecía la joven llena de energía y segura de sí misma.

― ¿Cuánto tiempo llevas despierta? ―Romani se acercó a ella antes que cualquier otra persona pudiera hacerlo.

Fue un pedido de Shirou, cuidar tanto como pudiera de Olga Marie.

―Ocho... ―fue una respuesta casi sin ganas la cual hizo que Romani abriera los ojos.

Olga Marie estaba en el límite de lo que un humano había soportado hasta ahora con los estimulantes prototipos de Chaldea.

―Por favor, toma un descanso y--

―Vamos ahora, luego de verlo podré descansar ―Romani miró preocupado a Olga Marie parecía que en cualquier momento ella iba a colapsar, pero aún quedaba ese dejo de luz en sus ojos que mostraba que no iba a aceptar un no por respuesta.

Romani suspiró, cada momento era mejor dejarlo fuera de pensamientos e ir directamente.

...

Olga Marie estaba con los brazos cruzados mirando la salida del ascensor. Estaban yendo a una zona restringida para todos menos tres personas, solo ella, Romani y Mash, por recomendación del propio doctor podían bajar a este piso, una cámara que se armó en tres días y que se selló al instante de haberla terminado.

El sonido del elevador hizo que Olga Marie abriera los ojos y mirara la salida, el suelo estaba con una ligera capa de vapor, posiblemente de la refrigeración mal conectada que escapaba en la sala, pero eso fue lo de menos en aquel momento.

Romani y Olga Marie caminaron hasta llegar a la única puerta que estaba en la sala y entrar. Olga Marie solo movió su cabeza hacia un lado cuando vio aquella figura durmiente tan tranquila.

―Pudimos replicar la magecraft de los Tohsaka gracias a la información que nos dejó la cabeza de familia Edelfelt, el collar que te dio y los planos era para que buscaras una forma de crear un misterio que--

―Permitiera que Shirou viva incluso si la medicina lo considera "muerto".

Olga Marie completó y Romani suspiró.

―Una cosa es el alma y el cuerpo por separados, no tenemos la capacidad de manipular una y la otra, pero es muy distinto si nunca se separan y dejas el cuerpo en un estado de no muerte ―Romani caminó y miró a Shirou.

― ¿Por qué no despertó? ―Olga Marie miró a Shirou quien parecía dormir plácidamente.

Había sacrificado lo que fuese que era el collar de su familia, todos los secretos y posibilidades a costa de crear una replica de lo que había usado Tohsaka para la primera vez que Shirou fue "de vuelto a la vida"

Solo tenían una pieza que coincidía con las descripciones de la magecraft de los Tohsaka y fue su collar. Olga Marie no pensó dos veces en dar aquello y permitir que se generase este pequeño milagro, un milagro que permitiera que Shirou pudiera seguir después de su ejecución.

¿Entonces por qué no estaba despertando cómo debería?

―Hay... cosas que no logro comprender incluso si es una replica--

El sonido de un vaso siendo tirado sonó cuando Olga Marie golpeó una mesa a su lado y lanzó una bandeja que estaba sobre esta.

― ¡¿Por qué no despierta si todo fue perfecto?! ―no estaba enojada, ¿frustrada quizá?

Olga Marie no lo sabía, había dejado todo por este pequeño momento, había prometido a Luvia que esta solución sería la mejor en el peor de los casos.

¿Por qué Shirou no despertaba?

―Quizá... su consciencia... no está con el cuerpo... ―Romani tragó antes de decir eso.

No sabía como empezar a decir algo con respecto al contrato de Shirou.

― ¿Entonces se niega a despertar? ―Olga Marie se rió y se acercó a la cama en la que Shirou estaba, el cuello del hombre estaba marcado, símbolo de la soga que causó su "muerte", pero era más que evidente que estaba reconstruido. Los cortes y heridas profundas cicatrizadas en el pecho libre que tenía el cuerpo del hombre en la cama, los cables que monitoreaban el estado del hombre junto con la vía en el brazo.

―No es tan sencillo Marie-san, por favor, espere ―Romani quiso detener a Olga Marie quien se acercó a Shirou.

Fue casi como si algo en Romani le hubiera gritado que no estaba bien, como si todo el mundo se hubiera detenido, como si el tiempo mismo dejara de fluir y no pudiera acercarse a la joven que estaba viendo a Shirou sin descanso incluso cuando parecía que un simple movimiento haría caer a la joven.

Olga Marie extendió una mano y tocó la mejilla de Shirou, en ese momento una sonrisa floreció en el rostro de la joven al instante en que las facciones de albina se relajaban y una corriente pasaba de la mano al cuerpo del Shirou, algo casi imperceptible.

― No pensaste que te dejaría ir, ¿verdad? ―la voz de Olga Marie sonó suave, dulce en todos los sentidos.

Pero Romani no pudo respirar, fue una sensación rara, casi como si algo hubiera quitado el aire del lugar. Al instante los signos de Shirou se dispararon.

Unos ojos dorados que no dejaban de verlo. Lo primero que los ojos plata del hombre presenciaron cuando abrió los ojos fue una sonrisa, una sonrisa que tanto quiso ver, una sonrisa que esperó en el último momento.

―Ah... ―Shirou parecía volver a sus sentidos cuando vio como la sangre cayó de la nariz de Olga Marie, no perdió tiempo y se sentó y la tomó.

El tiempo para Romani pareció volver a fluir.

Se quedó quieto ante lo que había pasado, algo que no comprendió algo que no lograba identificar, la sorpresa había evitado que hiciera cualquier movimiento.

¿Qué había sido aquello?

― ¿Marie? ―la confusión en la voz de Shirou que ahora estaba en cuclillas sosteniendo a Olga Marie quien sonreía dulcemente a Shirou fue lo que hizo que Romani se perdiera más en la situación que tenía delante.

La mano de Olga Marie subió y tocó la mejilla de Shirou.

―Me tienes... ―la voz de Olga Marie sonó casi como un susurro―, que devolver el collar...

Los recuerdos de Shirou estaban revueltos, había todo este tiempo en su cuerpo una sensación de descanso como de un tirón al mismo tiempo, un ancla lo había dejado en aquel lugar.

¿Qué había pasado?

¿Por qué Olga Marie se miraba tan mal?

Cualquier pensamiento de Shirou se cortó cuando sintió como los labios de la joven en sus brazos se iba y se conectaban con los suyos.

Un beso.

Uno dulce a pesar del sabor metálico de la sangre.

Shirou no comprendió, no entendió nada, solo pudo ver a Olga Marie separarse después de unos segundos y mirarlo con una felicidad absoluta.

Un par de lágrimas se asomaron en los ojos de Shirou ante aquel último gesto de la mujer antes de caer inconsciente.

No fueron lágrimas de dolor o de pena, mucho menos de tristeza.

La sonrisa que tanto había buscado, que tanto había añorado ver una sola vez en su vida y que ni en su muerte logró verla.

Había sido dada por su vida.

Olga Marie solo sonrió con la felicidad absoluta del mundo, no le importó el hormigueo en todo su cuerpo o el hecho de que Shirou le estuviera gritando con desesperación ante su estado.

Incluso con su consciencia cayendo en la oscuridad, ella estaba feliz.

Porque si el mundo se negaba a salvar a Shirou.

Entonces ella solo tenía que centrarse en una cosa y salvarlo a él.

En poder... compartir con él, aunque sea un minuto, un solo segundo... más...

El 01 de enero del 2013 el doctor Romani había confirmado la vuelta de todos los signos de vida de Shirou Emiya y su estado como vivo una vez más.

...