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Capitulo 25: Baiyi

Wen Kexing estaba mucho más interesado en el otro hombre que en este Fantasma a punto de ser ahorcado, así que cuando el primero se fue, lo siguió de inmediato.

Pero sus pasos se detuvieron, ya que el hombre que estaba parado aquí hace un momento había desaparecido sin dejar rastro. Wen Kexing examinó a través de la gran multitud.

Zhou Zishu era como una gota de agua en un gran océano; en el momento en que uno lo perdiera de vista, su existencia sería imposible de detectar.

Wen Kexing tuvo una sensación de desconcierto y entrecerró los ojos. Echó un vistazo a la multitud nuevamente en concentración, incapaz de aceptar la derrota; pero el otro hombre realmente acababa de desaparecer frente a él de esa manera.

En su corazón floreció un sentimiento indescriptible que era algo parecido a cómo se sentía la gente cuando algo se les escapa de las manos y por alguna razón desconocida se mezcló con un poco de ira.

Incluso aunque Wen Kexing lograra descifrar con éxito el misterio de su identidad y sus pensamientos internos, ese hombre podría desaparecer en cualquier momento que quisiera.

Él, siendo aquel que logró escapar del laberinto que era Tian Chuang, era la anguila más resbaladiza que se podía encontrar en la Tierra.

Dejando atrás a Wen Kexing, Zhou Zishu visitó una casa de conteo.

En el área de Dong Ting, o quizás en la totalidad de Jiangnan, había una casa de conteo famosa y modesta llamada "Casa Ping An". Era un negocio bastante exitoso, pero nunca llamó demasiado la atención sobre sí mismo o planeó expandirse a otras regiones.

Parecía que el propietario no tenía grandes ambiciones y estaba contento de operar en esta próspera tierra.

Después de mirar el letrero de la casa, Zhou Zishu entró.

Una voz sonó: —¡Bienvenido! ¿Quieres cambiar billetes o...?

Zhou Zishu pasó al asistente para comunicarse con el encargado. Habló duavemente con una leve sonrisa: —Quiero pedirle un favor al jefe Song, ¿Podría ponerse en contacto con él por mí?

El encargado se sobresaltó, levantando la cabeza para examinar a Zhou Zishu.

Después de un buen rato, habló con cautela: —¿Y usted es?

Zhou Zishu bajó la voz aún más: —Soy un viejo conocido de Lord Séptimo, apellido Zhou.

Las expresiones del hombre cambiaron inmediatamente al escuchar "Su Lord Séptimo" y se volvieron más serias. Dio unos pasos hacia adelante y lo guió para sentarse.

Se paró a su lado y dijo en un tono respetuoso mientras le pedía al asistente que le sirviera té: —Por supuesto, por supuesto, contactaré al Señor Song de inmediato. Aunque no estoy seguro de si todavía está en Dong Ting en este momento... ¿Está bien si espera unos días?

Zhou Zishu asintió: —No hay necesidad de apurarse, y usted también debe sentarse.

Le pidió al encargado de una manera muy amable, pero el hombre seguía agitando frenéticamente sus manos como negación.

Él preguntó: —Señor Zhou, sobre sus asuntos con mi superior, ¿Quiere hablar con él directamente o quiere que haga algo por usted de antemano?

Después de algunas reflexiones, Zhou Zishu respondió: —No hay nada más en lo que pueda pensar, pero ¿Alguna vez ha oído hablar de una cosa llamada "Armadura Lapislázuli"?

Eso tomó al hombre por sorpresa: —Eso... sé muy poco al respecto. ¿Está hablando de la Armadura Lapislázuli que está hecha de las cinco piezas rotas de lapislázuli?

Zhou Zishu asintió: —Sí.

El encargado pensó profundamente. Después de un rato, sacó un trozo de papel y escribió Armadura Lapislázuli en él: —Me temo que mi conocimiento no será suficiente. Espero que no le importe esperar unos días más, ya que creo que tengo algunas formas de obtener más información.

Zhou Zishu examinó al hombre. Parecía que podría estar entre los treinta y los cuarenta, tenía una cara inteligente y hablaba lenta y cuidadosamente con consideración infinita en cada palabra; ese zorro claramente enseñaba bien a los suyos.

Antes no tenía idea de cuánto poder e influencia tenía su viejo amigo después de abandonar la capital, pero después de ver esto, estaba seguro de que no estaría contenido sólo en estas simples casas de conteo.

Una taza de té más tarde, se fue. ¿Quién podría haber pensado que el ex líder de Tian Chuang ahora tenía que depender de otros para obtener información, o pedir la ayuda de esa persona sólo para proteger la vida de ese mocoso de Zhang Chengling?

Sin embargo, también valía la pena señalar que Zhou Zishu no tenía idea de por qué lo estaba ayudando cuando sólo eran extraños. ¿Por qué le preocupaba la vida del niño de todos modos?

El protector de un tonto, eso era.

Pero a lo largo de la vida de una persona habría incidentes como éste, en el que uno no podía evitar meterse en los asuntos de otras personas. ¿Este es mi final destinado? Pensó.

¿De qué otra forma podría haber encontrado al niño en esta vasta tierra de Jiangnan?

Caminó tranquilamente por la carretera principal, tomando el sol ya que no tenía nada más qué hacer. Visitó una taberna después de deleitarse satisfactoriamente con la vista panorámica de Dong Ting una vez que el sol comenzaba a ponerse.

Pidió una olla de vino y algunos platos, pensando en cómo el día de hoy había sido tealmente bueno para él. Era como si nunca hubiera tenido un día tan bueno como este en toda su vida.

Antes de hoy, su vida era miserable y pasaba su tiempo planeando cómo hacer que la vida de los demás también fuera miserable.

Había una joven tocando una cítara cerca; su belleza complementaba la música muy bien. Todos la vitorearon después de que terminó la canción, y Zhou Zishu, disfrutando tanto de la belleza como de la canción, puso un lingote de plata en el plato.

Inicialmente, la niña quedó estupefacta, luego sonrió, se inclinó ante él y le dio su gratitud con voz suave. Eso levantó el estado de ánimo de Zhou Zishu increíblemente.

De repente, apareció alguien sentado en el asiento frente a él.

Esta persona le dijo de manera casual: —Estoy aquí para que me invites a tomar vino.

Zhou Zishu se tensó; su cobrador de deudas finalmente estaba aquí.

Ye Baiyi no era del todo amable. Para él, esto quería decir que ya estaba bajando sus estándares para soportar estas indulgencias vulgares que son la comida y el vino, por lo que era natural que la otra persona lo saludara con nervios.

Ignorando a Zhou Zishu, comenzó a ordenar montones tras montones de comida él mismo, para luego hablar con calma: —Por favor, pide lo que quieras, no seas reservado.

Zhou Zishu le dirigió una mirada extraña: ¿Donde ves una pizca de reserva en mí?

Estaba empezando a sospechar que esta persona estaba aquí para engañarlo deliberadamente. La cantidad de comida que pidió podría alimentar a dos cerdos y no a dos humanos.

Al ver que no quería ordenar más, Ye Baiyi se dio cuenta de repente: —Oh, claro. Estás herido, así que no tienes apetito para comer todo esto. Pero mi consejo es que debes comer tanto como puedas, ya que no te queda mucho tiempo.

La extraña mirada en los ojos de Zhou Zishu se intensificó. Si este hombre no fuera el discípulo del Monje Gu, podría haber hecho un gran trabajo al ser el saco de boxeo de otras personas.

En ese momento, otra figura caminó hacia la mesa con ostentación y acercó una silla a ellos, completamente sin invitación.

Luego esta persona examinó a Ye Baiyi sin mostrar ninguna emoción: —A-Xu, me preguntaba por qué desapareciste sin despedirte, pero parece que estás... ¿Ocupado con otro hombre?

Así como así, el buen humor de Zhou Zishu causado por la sonrisa de la joven se extinguió; internamente, comenzó a debatir si debía ponerse de pie y marcharse con un "Por favor, sírvase usted mismo. Es hora de que me vaya".

Wen Kexing volvió la cabeza, aparentemente apretando las palabras entre dientes: —¿Quién es él?

—Él es... —Estaba a punto de decir que el hombre era sólo alguien que conoció por casualidad, pero misteriosamente, las palabras le fallaron y se sintió extraño.

Inseguro de por qué era necesaria una explicación, sus extrañas expresiones se desvanecieron.

Ye Baiyi, por el contrario, asintió con la cabeza en dirección a Wen Kexing mientras respondía con calma.

—Mi nombre es Ye Baiyi.

Wen Kexing le dio una sonrisa falsa y se dio la vuelta, a punto de decir algo, pero Ye Baiyi lo interrumpió: —Te conozco, fuiste tú quien le prendió fuego a la habitación del niño Zhang ese día —Dijo sin cuidado.

La mano de Zhou Zishu con su copa de vino se congeló en el aire y las expresiones sonrientes de Wen Kexing se desvanecieron.

Miró a Ye Baiyi como si estuviera mirando a una cosa muerta, con una intención asesina que enfriaba los huesos dando vueltas a su alrededor.

Zhou Zishu se estremeció y frunció el ceño.

El camarero que les trajo comida justo en ese momento estaba asustado por su cruel aura y casi dejó caer los platos. En una fracción de segundo vio una mancha borrosa, y los platos que casi dejó caer ahora estaban completamente seguros en manos del caballero de blanco.

Incluso la visión de Zhou Zishu no pudo distinguir sus movimientos con claridad.

¿Era Ye Baiyi realmente tan fuerte? Si él era el discípulo del Monje Gu, entonces, ¿Qué decía esto sobre su infame Maestro...?

Un sudor frío estalló en la espalda de Zhou Zishu al descubrir que cualquier información que Tian Chuang hubiera reunido sobre el increíblemente misterioso Monje Gu podría no ser correcta después de todo.

Las pupilas de Wen Kexing se contrajeron; aunque no mostró miedo en su rostro, sí retiró su sed de sangre. Examinó al joven vestido de blanco: esta persona sólo tiene... ¿veintiséis años?

No, es posible que esta piel juvenil sea sólo un disfraz de su verdadera edad, ¿Podría tener unos treinta años? No, tampoco suena plausible...

Llevaba consigo el mismo sentimiento que daba su nombre: Vacío.

Al sentarse allí sin moverse, dio la ilusión de ser un humano falso, evitando que otros leyeran el cambio en sus emociones y usaran sus propios sentimientos para influir en él.

Estaba sentado justo al lado de ellos, pero parecía que existía en otro mundo.

Ye Baiyi no prestó atención a la reacción tan fuerte que había provocado en ambos y se enterró debajo de toda la comida.

Con cada plato nuevo, las expresiones de Zhou Zishu y Wen kexing continuaban cambiando: —¡Este discípulo del Monje Gu tenía un estómago interminable!

Se metió la comida en la boca a la velocidad del rayo y aunque sus movimientos no eran groseros, la vista podía describirse como "Un huracán pasó sobre la mesa".

Devoró la comida como si no hubiera tenido nada en el estómago durante ocho vidas, sus palillos volando sin cesar, sin dejar nada para los demás.

Zhou Zishu, que no tenía apetito en primer lugar, y Wen Kexing, que ni siquiera vino aquí para comer, quedaron fascinados por este entusiasmo y de pronto se sintieron motivados a probar algunos platillos, para ver qué tipo de manjares servía esta taberna.

Sólo cuando quedó un horrible lío de platos en la mesa, como las secuelas de una guerra, Ye Baiyi dejó los palillos y se limpió la boca con satisfacción.

Sus labios se curvaron y parecía por fin haber una sonrisa adecuada en su rostro. Le dijo a Zhou Zishu: —Gracias por invitarme.

Sin nada más que decir, se levantó y se fue.

Zhou Zishu pensó repentinamente en lo increíble que era el Monje Gu por haber educado a un individuo así.

Wen Kexing habló bruscamente: —Lo que acaba de decir... yo no quería...

Se detuvo, un poco perdido. No estaba seguro de por qué estaba diciendo esto y su pecho pareció apretarse.

Después de observar rápidamente a Zhou Zishu, mirar hacia abajo y sonreír burlándose de sí mismo, volvió a su estado habitual.

—¿Ese es el discípulo del Monje Gu? Veo que es más como una algarroba vestida de blanco.

Zhou Zishu levantó su olla de vino y se sirvió las últimas gotas. No mencionó el fuego.

Sabía sin dudas que si Wen Kexing alguna vez quisiera matar a Zhang Chengling, sería tan fácil para él como aplastar una hormiga; no había necesidad de crear una conmoción completa con el fuego y elegir el momento en que uno estaba ausente para hacerlo.

No había sido un caso de malicia, sino más bien una advertencia.

El problema era: ¿Cómo sabía Ye Baiyi sobre esto?

De pronto, hubo otro asunto que recordó... Zhou Zishu buscó en el bolsillo de su pecho.

Su expresión cambió cómicamente. Él levantó la vista: —Acerca de eso... ¿Traes suficiente plata?

Wen Kexing le devolvió la mirada.

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FIN DEL ARCO I.

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