Mientras la voz resonaba, los presentes se dieron cuenta de que repentinamente, toda el área de los suburbios del Sur se había vuelto gélida. Unos vientos helados silbaban, mientras los alrededores iban adquiriendo el aspecto de un mundo muerto.
—¿Es esto… el aura de la Necromancia?
Constantino miró desconcertado a su alrededor mientras sostenía a Viento Glorioso. Todos estaban en guardia.
Un sonido vino del suelo, y unos esqueletos vestidos de rojo empezaron a salir de la tierra. Las auras de estos monstruos eran aterradoras, y la frontera era sorprendentemente incapaz de sellar su poder.
A lo lejos, podían ver a un hombre con una larga capa negra que se acercaba sin prisa. Tenía una constitución pequeña y hablaba con un tono muy agudo.
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