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Capítulo 8

Era un día soleado los pájaros cantaban y la capital del imperio estaba brillando como siempre la gente se movía de aquí a allá ya que venía la hija mayor de los Arabelle. Violeta Arabelle la dama noble más inteligente de todas.

Violeta era la envidia de muchas no solo por su inteligencia sino por ser elegida para casarse con él príncipe heredero Abelard Edevane desde los 9 años empezó su educación para convertirse en la emperatriz a manos de Larissa Edevane la actual emperatriz del imperio.

Ella estaba de camino al palacio imperial para visitar a Larissa y pasar tiempo con su prometido el príncipe Abelard pues pronto cumpliría 18 años en otras palabras su mayoría de edad una vez tuviera la edad correcta ella se casaría con Abelard.

El tan solo ver lo animada y brillante que era la capital que un día sería suya sonrió su educación valdría la pena y haría del imperio un lugar mejor.

Sobre todo uno donde no habría sucias rameras o bailarinas.

Al llegar fue recibida por la emperatriz y sus damas de compañia la emperatriz Larissa era una mujer muy bella tenía el cabello blanco y los ojos de color azul claro llevaba un atuendo digno de la realeza y en su rostro estaba una suave sonrisa dirigida hacia Violeta.

Violeta estaba maravillada por lo hermosa que era la emperatriz no entendía como el emperador teniendo una mujer tan bella a su lado se iba con estúpidas rameras en su harén.

Por supuesto agradecía que Abelard no era así si bien su relación no era romántica estaban en buenos términos y más que novios parecían socios pues con las habilidades de espada del príncipe y el intelecto de Violeta el imperio se fortalecería.

Lo cual era el objetivo de Abelard.

-querida bienvenida espero que tu estadía sea de tu agrado aunque en el futuro este será tu hogar por lo que puedes quedarte el tiempo que quieras.

-muchas gracias su majestad la luz de nuestro imperio le deseo bendiciones y que la diosa Soleia la cuide.

-Ay querida te he dicho que no hace falta tanta formalidad después de todo serenos familia vamos adentro el Té se enfriará.

-esta bien su majes... Digo Larissa perdone no estoy acostumbrada.

-no te preocupes querida puedes llamarme madre si quieres para mi siempre has sido como una hija para mi espero que tu futuro matrimonio con mi hijo te haga feliz.

-yo también espero eso Lari...madre-el decirle madre a la emperatriz le traía una sensación extraña si bien Larissa siempre fue una figura materna para ella nunca se atrevió a decirle madre.

Aún así no sintió incomodidad y acompaño a la emperatriz hacia el interior del palacio para tomar el Té.

En otro lugar Alexandra se encontraba rompiendo todo lo que había en su habitación desde las almohadas hasta las joyas y el espejo entre otras cosas.

Estaba enfadada pues su padre saldría con Eris y su hermano Alessandro la había tratado como si se tratara de una de una desconocida.

Por lo que en su enojo decidió destrozar todo lo que había en su habitación e inculpar a Eris o alguna otra sirvienta quizás su sirvienta personal Ann podría tomar la culpa de ello.

Después de todo ¿Quien creería que la inocente hija del duque destruiría todo en su habitación con el fin de inculpar a alguien? Por supuesto quienes pensaban eso eran los plebeyos y nobles que no sabían nada de la verdadera personalidad de Alexandra y creían que era una santa.

Si una santa que por enojo y a la vez por aburrimiento decidió destrozar su habitación para culpar a su media hermana que angel que era Alexandra.

Rompió hasta sus vestidos más finos y finalmente con tinta escribió 'Eris estuvo aquí' de esa manera tendría pruebas para acusar a Eris y que su padre la castigara.

Y en caso de que no fuera así siempre le podía echar la culpa a Ann o alguna otra criada.

Se puso gotas en los ojos y empezaron a salir lágrimas por lo que salió de su habitación y grito cual niña pequeña-waaaaaaaaaa!!!!!!Eris destrozó mi cuarto!!!.

Obviamente su llanto fue escuchado por todos en la mansión el duque que iba pasando por el pasillo se tapó los oídos al escuchar el llanto de su hija segunda hija.

-Reginald ve a ver qué le pasa a la llorona.

-si maestro-Reginald fue a ver a Alexandra que estaba siendo consolada por Ann.

-e-ella rompió todo!-quien viera a Alexandra le creería inmediatamente pero Reginald quién la conocía perfectamente sabía que era una obvia mentira.

-señorita Alexandra ¿Que es lo que pasa? ¿Porque tanto escándalo?.

-Eris destrozó el cuarto de la señorita Alexandra vaya a ver sino me cree-Ann dijo con enojo no le gustaba ver a su pobre señorita llorar sobre todo si se trataba de Eris.

Para Ann Alexandra era como una hija a pesar de que ella sabía bien cómo era en realidad la quería como una hija.

Incluso si Alexandra la inculpaba sin remordimiento alguno la seguía amando como una hija y una madre estaba dispuesta a hacer de todo por su hija incluso si fuera una mentirosa y malcriada como Alexandra.

Reginald entró y vio el desastre literalmente parecía que un animal había pasado por toda la habitación destrozando todo hasta la lámpara estaba rota.

Por supuesto aunque viera el Eris estuvo aquí sabia que ella no era tan idiota como para poner su nombre por lo que era obvio que fue Alexandra quién realizó aquel desastre buscando inculpar a Eris.

-realmente el duque estará enfadado.

Salió de la habitación y vio que Alexandra seguí igual llorando en los brazos de Ann y justo por el pasillo iban caminando Eris y su sirvienta personal Nora.

-(esto se va descontrolar) pensó Reginald tocando se la sien realmente debería jubilarse lo más rápido posible.