Magíster Orión me mantiene en la sala de entrenamiento durante una semana entera.
Comer. Dormir. No importa; lo hago todo ahí.
Al principio, es raro. Siempre tengo prisa, queriendo volver, para ver si hemos tenido noticias de la Hermana Miriam o Selene, pero Magíster Orión señala cada vez: no ha pasado suficiente tiempo en nuestro mundo.
Es extraño. No creo que alguna vez se sienta correcto.
—¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿No dijiste que cambia?
—Cambia de vez en cuando, pero se mantiene estable por largos periodos —él descansa en una hamaca, balanceándose entre dos palmeras en medio de nuestra extraña, metálica sala de entrenamiento. Parece que está de vacaciones.
Marcus está observando en silencio, como siempre lo hace.
Vanessa está dormida en su propia hamaca. Han estado turnándose.
¿Yo?
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