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Capítulo 7: Ceremonia de Premiación

Capítulo 7: Ceremonia de Premiación

Narra Axel

Por primera vez, estaba besando a Mía y sus labios eran tan dulces que no quería despegarme de ella.

Narra Mía

Me sentía tan protegida en sus brazos que no quería que me soltara, pero entonces la realidad vino a mí y pensé:

- Él es el director de la preparatoria, esto está mal – Me separé de él.

- Lo siento... esto no debió pasar – dije mientras cargaba a mi hermanito y salía corriendo sin darle tiempo a hablar.

- Mía – gritó en tono de súplica – ¡espera!

Cuando llegué a mi auto, senté a mi hermanito en el asiento del copiloto y noté que él venía corriendo hacia mí.

- Lo siento, Mía – dijo el director con voz apenada – No debí besarte, es que...

- No te preocupes – interrumpí, tratando de ocultar mi sonrojo –Yo quería que lo hicieras

- Él me miró fijamente, como si tratara de leer mis pensamientos, mientras yo continuaba hablando.

- Estoy confundida – dije finalmente, bajando la mirada –Siento algo muy fuerte por usted

- Con delicadeza, el director tomó mi rostro entre sus manos y me levantó, haciendo que nuestras miradas se conectaran.

- Yo también siento algo muy fuerte por ti – dijo con dulzura – Y no me arrepiento de haberte besado

- Hubo un momento de silencio entre los dos, y luego hablé de nuevo.

- Usted es el director", dije con preocupación – No quiero que tenga problemas por mi culpa".

- No me importa tener problemas – respondió él con determinación –Te amo, y eso es todo lo que me importa

- Me quedé mirándolo a los ojos, y sentí cómo todo mi cuerpo se estremecía ante su mirada llena de amor. Sin pensarlo dos veces, me acerqué lentamente a él y lo besé. Él me tomó de la cintura y me acercó más a él, y yo puse mis brazos alrededor de su cuello. Sabía que estaba mal, pero lo que sentía por él era algo inmenso.

- Finalmente, sin muchas ganas de hacerlo, me separé de él.

- Me tengo que ir – dije abrazando al director.

- Si no hay más remedio – respondió él cabizbajo – ¡Te veo mañana!

- Nos vemos mañana – dije sonriendo mientras me separaba de él.

- Justo cuando estaba por subir a mi auto, Axel me jaló del brazo y me besó apasionadamente.

- Te amo, mi pequeña alumna – dijo con ternura.

Yo solo sonreí y lo besé de nuevo antes de subir a mi auto y partir. Durante el trayecto, me fue imposible borrar la sonrisa de mi cara.

Cuando llegué a mi casa, me aseguré de que no hubiera nadie y fui a la habitación de Manuel. Lo recosté en su cama con cuidado y me quedé un rato a su lado, acariciándole el cabello y susurrándole palabras de amor. Después fui a mi habitación y me tiré sobre la cama, dejando que todos mis pensamientos me consumieran hasta que me quedé dormida.

¡Por supuesto! Aquí te dejo algunas sugerencias para mejorar el texto:

Narra Axel

Al día siguiente, me desperté temprano a las 6 am, pensando en Mía. Su dulce voz resonaba en mi cabeza y todavía podía sentir el sabor de sus besos en mis labios. Terminé mis actividades matutinas, pero no podía dejar de pensar en ella. ¿Qué pasaría si viviera conmigo? Me encantaría que fuera mi esposa y madre de mis hijos, aunque sé que como director, no debería tener sentimientos así por una de mis empleadas.

Narra Mía

Me levanté temprano y me preparé para el día. Decidí salir a trotar y, sin querer, choqué con alguien.

- Perdón… – Dije al levantar la mirada y ver que era Axel.

- ¡Qué linda sorpresa! – Dijo Axel sonriendo. – Buenos días, Linda. – Y me besó.

- Buenos días – Dije sonrojada.

Comenzamos a trotar juntos y conversamos sobre nuestros intereses y pasatiempos. Después de un rato, nos despedimos y yo volví a mi casa para encontrarme con mi tía.

- ¿Dónde estabas? – Dijo mi tía con un tono prepotente.

- Fui a trotar, tía – Respondí tratando de mantener la calma.

- Tú sabes que tienes que ocuparte de tu hermano – Me recordó ella.

- Todavía hay tiempo – Traté de defenderme – El desayuno ya está listo.

Ella me miró con desaprobación, pero no dijo nada más.

- Con permiso… voy a preparar a mi hermano para la escuela – Dije eso y me fui.

Me costó, pero logré despertar a Manuel, lo preparé para la escuela, tendí su cama y bajamos a desayunar juntos. Después lo llevé a la escuela y minutos más tarde fui a la mía. Hoy era un día especial, me darían un reconocimiento por mis calificaciones. Solo lograba pensar en mis padres y en cómo me hubieran aplaudido y abrazado si estuvieran aquí.

Llegué a la escuela y todo estaba preparado para la entrega de premios. Miré los lugares reservados para los padres orgullosos de sus hijos que recibirían reconocimientos por sus calificaciones, y no pude evitar sentirme sola y triste al darme cuenta de que nadie estaría allí para aplaudirme a mí.

Me encontraba llorando inmóvil cuando sentí que Axel se acercaba a mí.

- ¿Qué te pasa, hermosa? – Dijo mirándome a los ojos.

- Nada – Dije tratando de secarme las lágrimas.

- ¿Por qué lloras? – Insistió él.

- Estos eventos me ponen nostálgica… extraño a mis padres – Dije cubriendo mi rostro con mis manos.

- Te entiendo – Dijo Axel abrazándome – No te sientas sola… sé que no es lo mismo, pero yo estaré aquí para aplaudirte.

Cuando dijo eso, me dieron unas inmensas ganas de besarlo, pero me detuve al ver a Emilia.

- Señor director – Dijo ella – Todo está listo para la entrega de premios.

- Gracias… prepare a los estudiantes – Dijo Axel con seriedad.

Me gustaba verlo en su faceta como director.

Minutos después, nos ubicamos todos en nuestros respectivos lugares para que comenzara la ceremonia de premiación. Axel comenzó a hablar y yo lo escuché con atención, agradecida por su apoyo y compañía en ese momento difícil para mí.

Axel, el director de la escuela, se acercó al micrófono y comenzó su discurso. "Queridos alumnos, cuando escuchamos la palabra 'futuro', nuestra cabeza empieza a dar vueltas. No es algo que queramos oír siempre. Todo lo contrario, la evitamos", dijo con tono reflexivo. "De niños vivimos con la típica pregunta de '¿qué quieres ser cuando grande?' Y con el paso de los años nuestra respuesta fue cambiando. Nos inquietamos porque queremos darles una respuesta concreta a nuestros padres, o sea quien sea la persona que formó la pregunta".

Axel continuó hablando sobre la importancia de pensar en el futuro y de trabajar duro para alcanzar las metas que nos proponemos. "Y hoy ustedes les están dando la mejor respuesta al recibir este reconocimiento por las mejores calificaciones", agregó, señalando a los estudiantes que se encontraban en el auditorio.

- Quiero felicitarlos por sus esfuerzos de mantener un buen promedio y es un honor para mí hacer la entrega de este reconocimiento – concluyó Axel, recibiendo un fuerte aplauso de todos los presentes. Luego, comenzó a llamar a los estudiantes que recibieron el reconocimiento uno por uno.

Mientras tanto, yo me encontraba perdida en mis pensamientos, admirando a Axel por su apariencia y su elocuencia. Sin embargo, mi compañera me sacó de mi ensimismamiento con un codazo, recordándome que era mi turno para recibir el reconocimiento.

- ¡Mía Montgomery! – anunció Axel

- ¿Qué? ¿Qué pasa? - Pregunté confundida, sin entender lo que estaba sucediendo.

- ¡Te están llamando, es tu turno para recibir el reconocimiento! - Me dijo una compañera con una sonrisa en el rostro.

Me levanté rápidamente y caminé hacia el escenario, donde Axel me recibió con una sonrisa

Estaba muy nerviosa mientras Axel me entregaba mi diploma de reconocimiento. "Felicidades, señorita", dijo sonriendo. Agradecí con un "gracias" y luego noté que movía los labios, como si quisiera decir algo más. De repente, pronunció un "te amo" y no pude evitar sonrojarme.

Agradecí con un gesto y me uní a mis compañeros en el escenario, sintiéndome orgullosa de haber sido reconocida por mi esfuerzo y dedicación en mis estudios.

Después de la ceremonia, Axel se acercó a mí y me felicitó personalmente, diciéndome que estaba orgulloso de mi logro y que esperaba verme seguir creciendo académicamente. Yo le agradecí por su apoyo y me fui a buscar a mi hermano a la escuela casa, sintiéndome motivada y con ganas de seguir trabajando duro en mis estudios.