—Reece
Le dije a Vicente que esperara hasta las seis para llamar al resto de los guerreros de la manada a la casa. Quería que todos estuvieran aquí trabajando en encontrar a mi Pequeño Conejito. No aceptaría que alguien no lo diera todo en esto.
Los hombres y mujeres comenzaron a llegar rápido, habiendo sido convocados a la casa del Alfa por asuntos oficiales. Esperaba que casi un centenar de guerreros se presentaran, pero imagina mi sorpresa cuando apenas tuve unos ochenta y cinco. Parecía que faltaban bastantes personas.
Le di a Noé la tarea de ver quién estaba exactamente desaparecido mientras llamaba a Riley. Necesitaba tener tanto respaldo en esto como fuera posible.
—Reece, más vale que tengas una buena razón para llamarme tan temprano —Riley gruñó en mi oído.
—Alguien secuestró a mi compañera anoche —Le contesté enfadado—. ¿Qué demonios? ¿Quién?
—No lo sé, estaba fuera del estado por negocios cuando sucedió —Suspiré—. Necesito tu ayuda Ri.
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