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23. La tarde con su familia.

Daniel me llamo para decirme que a las cuatro vendría a por mí que estuviera a punto. Mi madre me dijo que para el siguiente domingo quería que comiera con nosotros. Me quedé de piedra, eso significaba que le presentaría a mis abuelos, mis tíos, mis tías y oficialmente a mis padres. Nos juntábamos unas trece personas contando a todos, mis abuelos paternos y maternos, mis padrinos con su pareja, mi tía la hermana pequeña de mi padre con su marido y por ultimo mis padres con mi hermana.

Le dije que se lo comentaría a Daniel que no sabia si tenia que estudiar o no. Después de comer miré mi armario pensando en que ponerme, últimamente me sucedía con frecuencia. Lo normal era que nada más abrirlo supiera que quería ponerme pero ahora no sabia que hacer. En los cajones encontré una falda verde que me llegaba a las rodillas como era muy suelta me iría bien, la conjunte con un suéter de cuello alto blanco y encima un chaleco negro. Me puse unas medias negras con dibujos de hojas verdes por los lados y mire los zapatos, solo tuve la opción de ponerme unas bailarinas negras.

Mi madre me dejo su anorak negro, después también me trenzo el pelo desde un lado hacia el otro. Como iba a llevar casco no me importaba llevarlo recogido en una trenza, la coleta me molestaría mucho.

Estaba terminando de arreglar mi habitación cuando sonó el timbre, abrió mi madre y Daniel pregunto:

-¿Le falta mucho? – Mi madre dijo que no, que solo estaba guardando la ropa que me había dado. Salí de mí cuarto corriendo y al verme me dijo sonriendo tierno:

-¡Que guapa! ¿Nos vamos?- Cogí el casco que me estaba dando cuando salimos de casa mientras me decía:

-¡Emi! Te queda muy bien ese pelo, estás preciosa.- Le sonreí y le dije antes de ponerme el casco:

-Es que tengo que estar a la altura, mi novio es tan apuesto que si no me arreglo no me verán.- Daniel se rio y cuando se aseguro de que estaba bien cogida nos pusimos en marcha.

Cuando llegamos a su casa se oía mucho jaleo, entró la moto en el garaje conmigo subida con él. Al pararla me quité el casco y me bajé, mientras el guardaba los cascos me mire en el espejito y me arregle el pelo. Cuando estaba revisando mi flequillo vi por una ranura de la puerta que había dos niños mirando.

Daniel volvió hacia mí después de poner la moto en uno de los lados del garaje y finalmente se me acercó para besarme. Riéndome le dije mientras señalaba hacia la puerta:

-¡Cuidado! ¡Tenemos espías!- Daniel se giró y viendo a sus primos pequeños les dijo amenazando:

-¿Cómo os coja?-Al oírlo los niños echaron a correr, riéndonos entramos en su casa, una mujer alta, morena y de ojos claros me miró. Daniel dijo rodeándome con su brazo:

-¡Hola, tía! – La mujer nos sonrió, contesto al saludo y pregunto que si era la famosa Emily de la que tanto había oído hablar. Daniel dijo que si y ella me dio dos besos diciendo:

-¡Vaya, que ojos! Eres preciosa, yo soy la tía Serena y los niños que has visto antes son mis pequeños. Tobías y Tom, son muy mimosos, ¿te gustan los niños?- Le dije que si, ella sonrió y dijo que eso le parecía muy bien. Entramos en el salón donde me esperaba una sorpresa, estaba toda su familia materna. Daniel me presento a todo el mundo, sus abuelos me acogieron enseguida diciendo:

-No hace falta que te aprendas los nombres, llámalos como Daniel, a nosotros llámanos abuelo y abuela. ¿Vale?- Dije que si con la cabeza estaba muy nerviosa con tanta gente nueva, una niña que seguramente tendría unos ocho meses me miraba y se reía. Estaba sentada al lado de Daniel mientras los demás charlaban, la madre de la niña me dijo:

-¿Quieres cogerla? Se llama Anaïs, parece que le has hecho gracia cosa que no es casual en ella.- Al decirle que si la cogí, me puse a jugar con ella mientras Daniel nos miraba, al cabo de una hora la niña estaba cansada. La recosté como hacia con mis primos pequeños y la acune un poco, sin darme cuenta la dormí. Su madre no salía de su asombro, me dijo:

-¿Cómo lo has hecho? En casa me da una guerra, no quiere dormir y ahora ¡mírala!- Iba a dársela pero me dijo que la pusiera en el cochecito para que durmiera más a gusto. Cuando la dejé, me giré y le dije sonriendo:

-No he hecho nada extraño, como soy la mayor de mis primos siempre he tenido niños con los que practicar. Simplemente juego con ellos hasta que se cansan y luego cuando no pueden más se duermen solos. Mi tía dice que soy una niñera muy buena, como me encantan los niños quiere que estudie para ser maestra de guardería.- Todos dijeron que seria una maestra muy buena, Daniel a mi oído dijo bajito:

-Y una buena madre, espero que lleguemos a eso en un futuro.- Me puse como un tomate, para disimular fingí un ataque de calor. Daniel me dijo de ir a su cuarto, su madre le recordó la norma de la puerta. Daniel asintió y subimos arriba, nos sentamos en la cama después de darle su cartera y encendimos el televisor de su cuarto. Al rato estábamos vigilados por sus primos, que estaban escondidos en el pasillo, Daniel me dijo:

-¿Quieres jugar con ellos? Van a estar aquí hasta después de cenar, mis tíos se quedan pero los demás se van.-Le dije en voz baja al ver que los niños se habían girado:

-¡Espera y verás!- Cogí un cojín y fui muy despacio hacia la puerta, sin hacer ruido los divisé a un paso de distancia de la esquina. Ellos no me vieron cuando les lance el cojín diciendo:

-¡Os pille!- Ellos echaron a correr muertos de risa por el susto, después no pudimos quitárnoslos de encima. Como parecía que ninguno de ellos se iba a cansar pronto le dije a Daniel:

-¡Dani! ¿Crees que sus padres nos dejarían llevárnoslos al parque?- Daniel dijo a los niños:

-¿Quién quiere ir al parque?- Los dos dijeron que querían venir, Daniel les dijo que pidieran permiso o que sino se quedaban en casa. Bajaron como una flecha, nosotros bajamos detrás de ellos. Cuando entramos al salón estaban ambos diciendo a su padre que querían ir al parque. Su padre dijo:

-¿Con quien iréis al parque?-Nos miro mientras hablábamos con la madre de Daniel diciendo que íbamos a salir. Si a ellos no les dejaban iríamos solos a dar una vuelta. Ellos nos señalaron y dijeron:

-¡Emi ha dicho que iba al parque!- Su padre dijo que podían ir pero con la condición de que nos harían caso, estaban dispuestos a salir de casa sin chaqueta, diciendo que no la querían. Daniel intentaba que se la pusieran, pero solo conseguía estar corriendo detrás de ellos. Me canse de tonterías y aunque estaba delante de todos dije con autoridad:

-¡Niños! ¡Quien no se ponga la chaqueta se queda! No voy a llevarme a nadie que no tenga chaqueta.- Rápidamente fueron hacia su madre a por las chaquetas, Daniel dijo sorprendido:

-¡Que mano! ¡Eres increíble!- Le explique que con los niños pequeños tenia que ser firme o no conseguiría nada. La madre de los pequeños estuvo de acuerdo, diciendo:

-¡Es verdad! Son tan revoltosos que sino te pones firme no te hacen caso.- Cuando tuvieron la chaqueta puesta nos fuimos al parque, fuimos a uno que tiene rejas para que los niños no se salgan sin ser vistos. Es una buena protección, porque cerca hay una carretera y da mucho miedo que se atropelle a un niño.Estuvimos un par de horas jugando a pillar, al escondite y a columpiarnos, hasta que se cansaron. De camino a casa Tobías le pidió a Daniel que lo llevara a caballito, Tom también quiso pero como no podía cargar con los dos le dije:

-¡Tom! ¿Quieres que te coja en brazos?- El rápidamente accedió, por el camino se nos durmieron. Una mujer nos vio y le comento a su marido:

-¡Mira que familia tan bonita!- Después nos dijo:

-¡Que niños tan guapos! ¿Cuántos años tienen?- Daniel les dijo que Tobías tenía 4 casi 5 y Tom 3 recien cumplidos, la mujer le dijo:

-Tienes mucha suerte, con una mujer y unos niños tan guapos serás la envidia del pueblo.- Después se fueron, Daniel me dijo riendose sorprendido:

-¡Madre mía! ¿Parecemos sus padres?- Estábamos riéndonos de eso cuando llegamos, su madre por curiosidad nos pregunto:

-¿Qué os hace tanta gracia?- Daniel se lo explico mientras dejaba a Tobías en el sofá grande. Su madre dijo que si que era gracioso, su tía Serena me dijo:

-No se como lo haces, me encantaría tenerte de niñera, me quitarías mucho trabajo.- Le dije que seria divertido pero Daniel dijo:

-¡No! Primero los estudios, ya trabajarás en un futuro.- Dejé a Tom en el sofá al otro lado, su madre les puso una manta por encima y los dejó dormir. Después me dijo:

-Tienes buena mano con los niños, estudias mucho, eres muy buena, ¿Qué defecto tienes?- Lo pensé un poco y le dije:

-No lo se seguro pero creo que soy algo celosa, no me gusta que otras chicas se le acerquen a Daniel. Eso me enfada mucho, otro de mis defectos es que no se enfadarme, siempre término llorando de pura rabia.- Su tía fue muy amable, cuando los demás se fueron solo se quedaron los padres de los dos pequeños.