"AHHHHHHHHHH"
Un grito distorsionado resonó en el bosque. Caster había llegado a donde su Master después de sentir que su conexión se había roto, pero cuando vio a Ryūnosuke tirado en el suelo, con la garganta cortada y sin una mano, lanzó un grito de dolor desgarrador mientras las lágrimas brotaban y caían por su pálido rostro.
"¡Master! ¡Mi Master! ¡La desgracia ha caído sobre ti! ¡Ahhhhhh!"
Se agarró la cabeza con ambas manos y cayó de rodillas sin parar de gritar.
"¡Ryūnosuke, incluso para ti, Dios fue incapaz de darte la salvación! ¡Qué desgracia! ¡Maldita desgracia! ¡¡Cómo a mi amada Jeanne, lo abandonaste!! ¡Lo dejaste sufrir!"
Extendió sus brazos y sintió como lentamente su cuerpo iba perdiendo maná. Sin un Master, él no puede mantenerse vivo en este mundo. Sin el maná suministrado por un Magus, es imposible para él continuar en esta guerra.
"Me asegurare de darte una despedida digna, Ryūnosuke"
Entonces sacó el grimorio maldito de su túnica y lo acarició con delicadeza. Para ese momento, su cuerpo estaba desapareciendo envuelto en partículas negras, pero cuando saco el grimorio, esto dejó de pasar.
"No me iré hasta cumplir eso. Sembraré lágrimas y dolor a todos en este mundo. Seré mucho más perverso que en el pasado y, entonces, Dios no tendrá otra opción más que soltar la pluma de su historia y mirarme a los ojos…"
Su grimorio, el cual tenía grandes reservas de maná, se había convertido en su nuevo Master…
-Zona suroeste de la ciudad de Fuyuki-
Alguien más cayó al suelo con un corte en la espalda. Había más cuerpos esparcidos a su alrededor, dónde la sangre decoraba las paredes y el suelo con su color rojo carmesí. Él miró al techo, suspirando pesadamente.
'¿Cuando se terminará todo esto?'
Pensó. La orden aún estaba surtiendo efecto. Toru ha matado cerca de cincuenta personas está noche. Son demasiados, pero no podía detenerse. Después de matar a Ryūnosuke, él no pudo controlar más su cuerpo y volvió a adentrarse en la ciudad, solo para seguir matando más.
Si, es cierto que Toru estaba disfrutando de la matanza, pero en el fondo quería detenerse. Él no quería sumergirse de lleno en el profundo océano de sangre que lo rodeaba. No podía permitirse regresar a ser el mismo de antes. Está vez él quería cambiar, para poder mirar su propio futuro y no atascarse en el pasado.
¿Pero cómo detenerse si desobedecer una orden del Sello de Comando es imposible? La orden no se efectuará hasta cumplir el requisito final, fortalecerse con el maná reunido. Sin embargo, con humanos comunes, eso tardaría demasiado. Aunque…
"¿Uh…?"
Cuando el último cadáver cayó, Toru sintió que había completado la orden del Sello. ¿A qué se debía esto? Toru se preguntó y rápidamente encontró la respuesta.
Se supone que él acababa de matar a Ryūnosuke, un Magus que, aunque mediocre, tenía una buena cantidad de maná. Entonces, al pensar en esto, Toru dedujo que al matar a ese tipo, tomó una gran parte de ese maná. Esa era la única explicación que logró encontrar.
Aún así, sea cierto o no, Toru ya podía actuar independiente en esta noche.
"Fue demasiado…"
La matanza fue demasiado, ciertamente. Ahora mismo la policía debería estar comenzando las investigaciones por los múltiples asesinatos en toda la ciudad.
[Bien hecho. Lo lograste…]
Escuchó la voz de Kirei en su mente.
"No gracias a ti, debo decir. Maté al Master de Caster. Ese Servant ya no debería estar vivo"
"Bien. Esas son buenas noticias. Ahora, con respecto a la última orden"
"Pensé que eso sería lo primero que dirías. Maté a toda esta gente. Me he fortalecido. Lo que quiero saber ahora son tus motivos, Kirei"
Kirei suspiró.
"Mis motivos son sencillos. Tú irás a pelear contra Rider ahora mismo. Ya deberías saber a dónde está él y a dónde se dirige"
"¿Rider? Hm…"
Levantó dos dedos y cerró los ojos. Cuando todos los clones desplegados regresaron, abrió los ojos y se percató de que algo extraño iba a pasar, pues Rider en este momento se dirige a la base de operaciones de Emiya Kiritsugu, es decir, el Castillo de los Einzbern, donde Toru estuvo a punto de matar a Saber junto a Kiritsugu.
"Irás a pelear con él ahora mismo…"
Toru frunció el ceño porque no entendía está orden tan irracional.
"Ir a pelear ahora no nos dará beneficios. Si Rider va al castillo de los Einzbern, eso quiere decir que muy seguramente Saber también estará allá. No puedo arriesgarme a pelear con dos Servants tan poderosas cuyos Noble Phantasm aún no conozco"
"Es tu trabajo averiguarlo"
"Kirei, no se que pasa por tu cabeza, pero no puedo seguir esa orden. Si voy allá, me matarán. No hay beneficios ni para ti ni para mí"
"..."
…
…
"¿Kirei?"
El repentino silencio de Kirei fue lo que alertó a Toru.
[El poder del Santo Grial te ordena…]
En aquella iglesia, Kirei activo su último Sello de Comando. Ni siquiera él se dió cuenta, pero cuando estaba dando la orden, tenía una leve sonrisa de satisfacción en la cara.
Toru no se tomó nada bien esto. Si va a pelear, no será igual que en el Puerto de la Ciudad.
"Tiene que ser una broma. ¡Kirei esto no es algo que yo pueda hacer! ¡La última vez sobreviví solo porque todos retiraron a sus Servants! ¡Si me envías moriré!"
[Sigue a Rider… y encargate de debilitarlo…]
"Kirei… tu…"
"Cumple con tu rol en esta guerra, Assassin"
La mirada de Toru se ensombreció después de escuchar eso. Su cuerpo comenzó a desaparecer envuelto en partículas negras. Entrando en su modo desmaterializado, Toru, en silencio, comenzó a moverse entre las sombras de camino al castillo de los Einzbern. Sus ojos brillaban con ira…
'Kirei… ¿Esa será la última orden que me darás?'
Con el tercer Sello de Comando usado, Kirei dejó de ser el Master de Toru. Sin embargo, él aún debía cumplir la última orden, pues un Sello de Comando para un Servant es igual a quitarle su libertad, no pueden negarse a los Sellos y eso fue lo que condenó a Toru.
Kirei lo había traicionado. Incluso si a Toru nunca se le pasó por la cabeza traicionar a Kirei, fue él quien terminó traicionando a él. Toru no se dió cuenta en ese momento, pero tenía una sonrisa muy irónica en la cara. Pensó que tal vez las personas piensan lo mismo de él, pues él nunca supo lo que pensaba Kirei por culpa de la misma cara inexpresiva de ese hombre junto a sus ojos vacíos.
Uno aprende de sus errores, pero Toru no iba a dejar que este sea su último error. Nuevamente la orden de Kirei no fue lo suficientemente específica. Él podía usar eso a su favor. De hecho, su brillante mente ya había pensado como salir de esta sin morir, sin embargo, su plan es una espada de doble filo.
"Debería ser más expresivo"
Para calmar sus nervios, cambió el tema dentro de su mente. Si debía ser más expresivo, eso quería decir que debía confiar más en sus propias emociones y dejar que su cuerpo las exprese como debe ser, como una persona normal. Pero eso era bastante difícil para él. Al final, solo le quedaba esperar lo mejor de su plan.
Con los ojos brillantes de la muerte, suspiró y avanzó sin dudar.
-Castillo de los Einzbern-
Saber miraba desde uno de los balcones en silencio. Miraba lo extraño en la oscuridad de la noche y como esa oscuridad le recordaba a Assassin. Aquel muchacho parecía volverse uno con la oscuridad, como una sombra perfecta nacida para arrebatar vidas.
Apretó el puño izquierdo con toda la fuerza que tenía, pero su tendón seguía en mal estado. Ella de pura suerte sobrevivió a él en las primeras dos ocasiones, pero ella sabía muy bien que la próxima que se encuentre con Assassin, la situación no será igual.
"Assassin… si tuvieras que responder una de mis preguntas… ¿lo harías sin mentir?"
Nuevamente ella se guió por el estereotipo de los Assassin. Si la arrogancia y excentricidad de Assassin son parte de su personalidad, ella quería saber si había algo más en aquel muchacho. El Assassin que la trató como una niña siendo que ambos posiblemente tengan la misma edad.
"Pero la expresión de su rostro me decía otra cosa…"
Aunque era una expresión algo afligida al principio, entre más lo miraba, más determinada parecía la expresión de ese chico.
"Es mi enemigo… ¿Entonces qué debo hacer?"
Pensar tanto en el enemigo como algo diferente solo la llevaría a la muerte. No tenía sentido seguir dándole vueltas al mismo asunto, pues no obtendría nada a cambio.
Esperando un poco, finalmente se dió la vuelta y volvió a adentrarse al castillo. Caminó por los pasillos destruidos por la batalla de Kiritsugu y Kayneth, acarició las paredes marcadas por la batalla hasta que llegó al lugar donde estuvo a punto de morir.
Miró la ventana por dónde Assassin desapareció, envuelto en el manto oscuro de la noche y recordó con claridad la escena.
"¿Quién eres, Assassin?"
Ella nunca se había sentido tan desesperada por conocer la verdad de alguien. Aún así, aquellas simples palabras fueron suficientes para que ella quisiera saber si Assassin es o no un mentiroso egoísta.
Ella siguió un camino espinoso como rey de Gran Bretaña. Fingiendo ser un hombre. Cargando con toda la responsabilidad ella sola. Incluso si a veces parecía que la carga de ser rey la aplastaría, ella usó toda su fuerza de voluntad para seguir avanzando.
Ella seguía su propio ideal de lo que es ser un rey. Un rey va por el camino de la verdad y el orden. Un rey se sacrifica por su nación. Un rey sufre por su nación. Todo sea por la nación que le dió todo lo que tiene.
Incluso si a veces sus propios súbditos se ponían en su contra.
"Yo… los salvaré a todos… lo prometo…"
Y esa era la gran diferencia que ella veía entre sí misma y Assassin. Mientras que ella luchaba por el bien de los demás, Assassin parecía luchar sólo por sí mismo. Una demostración de egoísmo extremo que de algún modo le hizo hervir la sangre de ira.
Assassin representaba todo lo que ella odiaba. Ni más ni menos. Pero en lugar de sentir más odio, ella solo quería saber.
"¿Saber?"
La escena típica que se le hacía graciosa a Saber volvió a efectuarse. Irisviel apareció nuevamente interrumpiendo los pesados sentimientos de esta chica que se hacía llamar rey.
Saber sonrió y negó con la cabeza.
"¿Qué ocurre?"
"Quería que me ayudes a ver unas cosas que Kiritsugu dejó"
Ella asintió con la cabeza y avanzó junto a la mujer. Irisviel abrazó el brazo de Saber y apoyó su cabeza en el hombro de la misma.
"Gracias…"
"No pasa nada. Haré lo que me pidas"
-En algún lugar al norte de Fuyuki-
Kiritsugu se encontraba solo en un apartamento lejano. Sentado en la esquina de la cama, miró a su costado. Tenía algo de comida que Maiya le trajo. Era una hamburguesa. Él la sacó del envoltorio y le dió una mordida.
En la pared frente a él había fotos pegadas sobre un mapa. Waver Velvet, Tōsaka Tokiomi, Kotomine Kirei, Kayneth El-Melloi Archibald…
También estaban Ryūnosuke y Kariya, quienes en ese momento se llevaron la atención de este hombre.
Primero Kariya por poseer a Berserker de Servant. Un Espíritu Heróico que convierte todo lo que toca en un Noble Phantasm.
El Segundo, Waver, cuyo Servant aún posee un poder desconocido.
"Assassin…"
Aunque su atención también se desvió hacia el Servant de Kirei. Él sospechaba que algo estaba pasando con él ya que, según lo que escuchó de Irisviel, Assassin parecía desobedecer las órdenes de Kirei.
"Tendré que mantenerme despierto…"
Con eso finalmente se recostó sobre la cama y siguió pensando en lo que debía hacer.
Para salvar al mundo, para salvar más vidas… Incluso él a veces piensa que la carga sobre sus hombros es demasiado grande como para llevarlo solo. Piensa en rendirse muy a menudo. Quiere huir… quiere irse lejos de aquí… pero si no lo hace, nadie más lo hará.
Se dice que los hombres no lloran, pero Kiritsugu suele llorar en silencio, pues tiene miedo de lo que pasará en el futuro, teme lo que podría pasar si pierde está guerra…
-Castillo de los Einzbern-
El galope de los toros resonó junto al estruendo de un rayo. En la entrada del castillo repentinamente se detuvo aquel hombre demás de dos metros de altura con una sonrisa de idiota junto a su pequeño y endeble Master.
Irisviel y Saber escucharon esto. De inmediato se acercaron a la entrada del castillo para saber qué estaba pasando.
"Rider… ¿Qué haces aquí?"
Usando su armadura para la batalla, frunció el ceño a punto de sacar su espada. Sin embargo, Rider sonrió calmado.
"Calma, Rey de los Caballeros, no vengo a pelear. Mira. Traje vino para un buen banquete"
"¿Banquete…?"
Dijo Saber confundida. Al mismo tiempo, Irisviel miró detrás de Rider y se encontró con Waver. Él la saludó con la mano y ella tímidamente le devolvió el saludo.
Con este extraño gesto, el banquete de los reyes estaba por comenzar.
***
Y mientras Saber y Rider se miraban entre sí, Toru por fin había logrado llegar.
Mirando el castillo en silencio, sacó las dagas y su cuerpo se materializó.
"No tengo otra opción…"
Continuará…