Irisviel esperó paciente, sentada en el suelo, donde Maiya descansaba. Las heridas que recibió Maiya no fueron tan graves como las de Irisviel, pero ella tenía algo que sanó sus heridas al instante. Se trata de la vaina de la espada Excalibur, Avalon, la cual cura las heridas del portador siempre y cuando el Servant, Saber, esté cerca.
Ella solo miró en silencio todo. Se sentía incómoda, pero trato de esconder esa incomodidad. Ella esperaba que Saber haya salvado a Kiritsugu.
Cuando ella menos lo esperaba, pasos resonaron cerca de allí. Ella se preparó para cualquier percance, pero rápidamente se dio cuenta que los pasos le pertenecían a Saber, pues ella salió de las sombras. Aunque ella no estaba sola. En su espalda cargaba al inconsciente Kiritsugu.
"¡Kiritsugu!"
Irisviel no perdió el tiempo y corrió a auxiliar al hombre. Aunque parecía que Kiritsugu, a diferencia de Saber, no tenía más que unos golpes aquí y allá.
"¿Qué pasó dentro de ese castillo?"
Al escucharla, Saber bajó la mirada y apretó los dientes como fuerza.
"Perdí…"
La mirada en el rostro de Saber… ella estaba decepcionada de sí misma. Ella no entendía cómo fue que pudo perder contra alguien como Assassin, alguien que solo piensa en sí mismo… No tenía sentido, o al menos ella veía la situación de esa manera. Su honor de caballero fue pisoteado por el poder de Assassin.
"Saber…"
Irisviel suspiró. Puso su mano sobre el hombro de Saber y la miró a los ojos. Ella quería hacerle saber a esta niña que ella estaba aquí para apoyarla.
Saber, entonces, levantó la mirada y observó la expresión determinada que Irisviel tenía. Ella entendió que no era momento para lamentarse, pero aún así…
'El deseo será mío… o eso quiero creer'
Las palabras del asesino resonaron en su mente. Cerró los ojos con fuerza, tratando de borrar la imagen de aquel muchacho mirándola con esos misteriosos ojos arcoiris.
'¿Qué quiso él decir con eso?'
Al principio, Assassin parecía tener confianza en que ganaría la guerra, pero en ese último momento…
'¿Estás dudando de tus palabras, Assassin? ¿Es que acaso todo lo que dijiste solo son estúpidas patrañas? Tu…'
Una gran confusión explotó en la mente de esta chica. ¿Qué es lo que hacía a Assassin tan especial? ¿Cómo es que él puede decir todo eso con una cara de poker y luego irse dudando de si mismo? Nada tenía sentido. ¿Él siquiera estaba diciendo la verdad? ¿No era un engaño para hacer que ella bajara la guardia? Tantas preguntas y ninguna respuesta.
El es un Assassin, Servants expertos en el arte del engaño. Si había alguien que podía apuñalarte por la espalda, definitivamente sería un Assassin.
"Tenemos que irnos…"
Repentinamente, Maiya se levanto del suelo con muchas dificultades, se acercó y les recomendó a estás dos mujeres lo obvio. Este lugar no es seguro, pues nadie sabe si Assassin realmente se fue. Sin embargo, pasará un tiempo hasta que Kiritsugu despierte, pues Irisviel no tiene la fuerza para cargar a Maiya, quien después de decir eso cayó de rodillas.
***
En las afueras del bosque, cerca de una parada de autobuses, Kirei esperó sentado y de brazos cruzados. Con su mirada vacía recordó lo que Assassin le había dicho. Luego de eso, pensó en lo que Archer le había mencionado la noche anterior. Lo que significa el placer y su lugar en el mundo.
Su mente estaba en constante caos. Kirei, aunque buscó una salvación, no la encontró. De alguna forma estaba vacilando ante las palabras de Archer. Pero es que en esas palabras había cierta verdad. Toda su vida fue un constante viaje de autodescubrimiento que no lo llevó a ningún lado. Es más, pareció hundirse más en la oscuridad. Se miró las manos y recordó al asesino de su esposa, es decir… él mismo. Pero antes de que su corazón se sintiera más vacío que de costumbre, Assassin repentinamente apareció delante de él.
Kirei entonces lo miró. Esa mirada vacía en su Servant había desaparecido. Eso quería decir que ambos ya no son parecidos. Desde su perspectiva, Assassin ya no es ese niño vacío y extraño que conoció hace dos años. Sin embargo, ¿eso que quería decir? ¿Eso fue lo que lo guió a lanzarse a pelear? Kirei decidió preguntarle:
"¿Por qué prefieres actuar por tu cuenta?'"
Toru escuchó esto con la misma cara inexpresiva de siempre. Miró la carretera en silencio. Han pasado dos años, solo dos años en este mundo y el ya se sentía atado a este lugar. Hay cosas que proteger, hay personas por las que vivir. Hay un pasado que superar. Kirei no lo entendería, pues su corazón siempre ha estado rodeado de una oscuridad que lo mantiene alejado de las emociones verdaderas.
Luego de eso, Toru lo miró a los ojos. Ambos ya no eran caras de la misma moneda. Ahora eran totalmente diferentes. Él entonces respondió con otra pregunta:
"¿Qué es lo que deseas, Kirei?"
La mirada del Ejecutor de la Santa Iglesia se ensombreció. Esa pregunta no tenía respuesta. Él lo pensó detenidamente. ¿Ganar la guerra para Tokiomi? ¿Alcanzar los registros Akáshicos y por consiguiente llegar a Dios? Una salvación. Es cierto. Se supone que él estaba buscando eso al principio.
Toru también buscaba una salvación, pero ahora… Esa salvación se le había presentado incluso antes de ganar la guerra. El mismo Assassin había descubierto su salvacion y eso lo estaba impulsando en su camino a la victoria en esa guerra. Aquí es donde los ideales de los dos, asesino y clérigo, comenzaron a chocar. Toru ya no busca el Santo Grial solo para morir. El ahora quería acaparar el deseo para revivir y regresar al Mundo Shinobi. Sin embargo, Kirei ya no sabía lo que quería. El estaba dudando, las circunstancias lo están haciendo dudar y Toru pudo notar eso porque en algún momento de su vida se sintió exactamente igual.
Toru imaginó que tenía un espejo en frente. En ese espejo se reflejaba su yo del pasado, y a la vez que la imagen de su yo del pasado se mostraba en el espejo, esta misma imagen se superpuso con el reflejo de Kirei.
Él reiteró la pregunta:
"¿Qué es lo que tú corazón desea, Kirei?"
Con una voz entrecortada, el clérigo bajo la mirada y respondió:
"No lo sé…"
"Ahí está tu respuesta"
La respuesta a la pregunta inicial. Un Master que no sabe lo que quiere no es digno de un Servant que realmente se aferra a sus deseos. Kirei entendió esto, pero de alguna forma se sintió molesto.
"Esto se trata tanto de mi como de ti. Yo quiero cumplir mi deseo y continuar con mi vida. Sé de dónde vengo y se a donde quiero ir, pero tú dudas de eso y lo entiendo. Sin embargo, eso no me es útil. Últimamente las órdenes que me das van contra lo que realmente quiero. Es por eso que cuando me invocaste te dije eso. Habrá órdenes tuyas que no podré seguir porque no van con lo que quiero"
"Pero eres un Servant, tu…"
"Lo soy, pero sigo estando vivo. Vivo para hacer lo que quiero, sin que nadie me tenga atado con una correa. Eso es algo que debí decirte desde el inicio, pero pensé que solo con lo que te dije antes bastaba. Pero ahora… impediste que matara a Emiya Kiritsugu. Debo suponer que tú eres quien desea matarlo, o al menos comprobar algo con el"
"Assassin…"
"Lo sé, Kirei. Soy Assassin. Observó todo y lo uso para mí beneficio. Eso es en lo que mi clase se basa"
Kirei se puso de pie y miró a Toru a los ojos. El era un poco más alto que el Servant, así que tuvo que mirar un poco hacia abajo y Toru tuvo que levantar un poco la cabeza.
"Aunque no importa lo que diga"
Toru continuó.
"Tienes los Sellos de Comando y puedes obligarme a hacer cosas que no quiero. Y esa es tu ventaja sobre mi"
Los ojos de Toru brillaron intensamente con el color del Shigan.
"Al final de todo, sigues siendo el Master que me invocó. Pelearé por tí, pero lo haré a mi manera"
El cuerpo de Toru comenzó a desaparecer en partículas negras.
"Pero no pienses mal de mí. No te estoy traicionando ni nada parecido. Toda la información que logre reunir será tuya, pues esta guerra no se gana en solitario"
Finalmente desapareció por completo, dejando a Kirei mirando al vacío, en silencio y pensativo. Él frunció el ceño al darse cuenta que un niño acababa de darle un sermón. Sin embargo, él dejó que esos pensamientos se perdieran en la oscuridad de la noche.
-Hogar de la Familia Zenjō-
Rin miró a través de la ventana, pensando en lo que está pasando mientras ella está encerrada en esta casa por las noches. Ella quería creer que todo estaría bien, pero eso era mucho pedir.
"Toru es fuerte y astuto… Otou-sama es un gran Magus. Ellos van a ganar…"
La niña tenía esperanza en eso. Aun así, otra preocupación surgió en el fondo de su corazón.
"Sakura…"
En donde sea que su hermanita esté, ella le deseaba lo mejor. La extrañaba demasiado, pero ahora no había nada que ella pudiera hacer. Además, todo esto de la guerra le impidió ir a visitarla. En este lugar, Rin se siente muy sola. Hay veces en las que ella quiere llorar, pero decide guardar todas esas emociones en secreto.
Rin quería seguir siendo la misma hermana mayor que Sakura conoció, es por eso que ella no va a llorar. Ella decidió seguir siendo la misma niña orgullosa y arrogante de siempre, todo para el día en que tenga que encarar a su hermana menor. No importa si duele, no importa si su corazón se derrumba.
'Así es como soy yo. Seguiré siendo la misma chica perfecta hasta que ese dia llegue'
***
Aoi miró a Rin desde la puerta de la habitación. Cerró los ojos y suspiró. Rin ha estado muy pensativa desde que llegaron a la casa de la familia Zenjō.
'Yo…'
…
…
…
'Debí haberme negado'
Ella pensaba constantemente que si hubiera insistido más, Tokiomi hubiera permitido que Sakura permaneciera en la familia Tōsaka. Sin embargo, por su debilidad, por su personalidad sumisa y el amor que le tenía a Tokiomi, ella simplemente se resignó a aceptar todo.
'Dime, Toru-chan. ¿Qué pensarías de mí si supieras la clase de persona que soy?'
Ella esperaría decepción por parte de Toru, pero si él realmente la entendiese, no diría nada al respecto, pues no tiene derecho a cuestionar las decisiones de los demás cuando sus propias decisiones han sido tan estúpidas y perjudiciales para todos los que le rodean.
'Si él estuviera aquí…'
Imaginó la sonrisa de Sakura al estar junto a Toru. Pensó en los momentos que pasó junto a sus hijas y ese muchacho. Ella en algún momento comenzó a ver al Assassin como si fuera su propio hijo, pues en el fondo sentía que debía cuidar a Toru.
'Me pregunto si podríamos volver a esos momentos…'
-Iglesia de Fuyuki, más tarde-
"Madre…"
La voz de un niño resonó en el interior de un gran océano de sangre que se proyectó en el sueño de Kirei. Aquel hombre, cruzado de brazos, dormido en una de las bancas de la iglesia, frunció el ceño y sudó frío.
"¿Por qué me odias?"
Aquel niño cuya voz parecía lejana y apagada hizo eco dentro del sueño. Y entonces…
"¿Qué haces aquí, Kirei?"
La voz de Toru resonó y el océano de sangre se distorsionó. Rápidamente los alrededores tomaron la forma de la iglesia y Kirei pareció haber despertado de golpe después de escuchar a alguien cerca de él.
Confundido miró todo y se percató de que Gilgamesh estaba sentado en la banca de atrás.
"Los humanos se aferran a algo tan mundano y patético como los sueños"
Dijo el hombre brillante. Kirei solo miró por las ventanas que aún era de noche y se relajó. Se tocó la cabeza con dolor, preguntándose qué fue lo que escuchó y vió. En ese último segundo…
"Assassin…"
"Ho…"
Gilgamesh vio algo interesante. El no sabía mucho de lo que pasaba con el Servant de Kirei, pero sin duda algo interesante pasó. Su diversión, su placer estaba en descubrir y desentrañar los deseos de este hombre abandonado por dios. Había algo repugnante dentro de Kirei, solo hacía falta despertar ese algo.
"¿Qué fue lo que Assassin hizo?"
Kirei, sin mirar a Gilgamesh, respondió:
"Él está actuando por su cuenta…"
"Así que el bufón está dejando el castillo"
…
"Assassin dijo que esto no era una traición, pues seguirá trabajando para mí, pero moviéndose por su cuenta"
Gilgamesh suspiró.
"¿Y le creíste?"
Kirei frunció el ceño. Se mantuvo en silencio después de esa pregunta, lo que le dió a entender a Gilgamesh que Kirei realmente creyó las palabras de Assassin.
"No pensé que fueras tan ingenuo. Assassin no es alguien tonto, es un perro inteligente. Si lo dejas ser inteligente, pronto se convertirá en una amenaza para ti"
"Entonces, ¿qué debería hacer?"
"Hm…"
Gilgamesh pensó.
"Veamos. Para que un perro obedezca primero debe ser entrenado adecuadamente. Cuando el perro hace algo bien, se le premia. Deberías comenzar por allí. Haz que el perro confíe en tí dándole lo que quiere"
-Centro de Fuyuki-
Cerró los ojos y esperó. Luego, juntó dos dedos frente a su rostro y dijo:
"Vuelvan"
Al instante, decenas de imágenes aparecieron en la mente de Toru, lo que le dió la información de la mayor parte de Fuyuki. Si alguien está indefenso en este momento, sería el Master de Rider. Matar al muchacho parecía ser lo más viable antes de ir por el Master de Caster.
"Continuemos"
Está vez esparció diez clones con el maná suficiente para moverse rápido por toda la ciudad.
'Ahora que lo pienso… hace un rato sentí que alguien me observaba, pero fueron unos pocos segundos. Ya no siento nada…'
-Iglesia de Fuyuki-
"En ti está la decisión, Kotomine Kirei"
Gilgamesh se levantó y caminó a la salida desvaneciéndose en partículas doradas. Kirei no lo vio, pues parecía desconcertado por el consejo que le dieron.
"Mi decisión, eh…"
Finalmente, se miró la mano, dónde solo quedaban dos Sellos de Comando. Sus ojos parecieron mostrar un índice de luz y una sonrisa extraña que nadie pudo ver se le mostró en la cara.
"Ya veo…"
Continuará…