—¿Dudas de mis palabras? —Ye Han arrugó las cejas. Evidentemente estaba disgustada por la reacción de Lin Fan.
Aquel era un asunto grave, uno que afectaba al bienestar de todo el Mundo Xuanhuang. ¿Cómo podría ese tipo no tener reacción alguna? ¿Pudo haber un problema con las cosas que había estado investigando?
—No es que dude de ellas. ¿Pero por qué intentas colaborar conmigo? —Lin Fan miró a Ye Han con desdén. Podría resultarle un poco difícil tener que trabajar con una mujer con delirios persecutorios.
Ye Han miró a Lin Fan. Esos ojos presurosos se oscurecieron poco a poco, como si se estuviera deleitando con sus recuerdos.
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