Emmelyn estaba toda oídos cuando los dos hombres fornidos hablaban. Pretendía dar sorbos a su vino pero su única atención se centraba en los dos hombres y sus palabras.
Sabía que debían estar hablando de ella. Eran casi las doce y parecían prepararse para recibir a alguien.
Puesto que le habían dicho que viniera al mediodía, estos dos matones debían pensar que ella estaría allí a las doce.
Ja. ¿Realmente pensaban que ella simplemente cumpliría con su demanda sin al menos intentar hacer algo? Antes de dejar el carruaje, también le dijo a Roshan que pidiera ayuda si no regresaba en dos horas.
—Son las doce —gruñó el primer hombre con el rostro marcado por cicatrices—. Esa perra está tardando.
—¿Crees que no vendría? —preguntó su amigo.
—Nuestra dama dijo que definitivamente vendría porque se trata de su hermano.
—Así que, solo está tardando. Esperemos un poco más.
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