Habían pasado horas desde que Atticus entró en este nuevo mundo, y se encontraba con una mirada fría en lo alto de una colina, observando hacia abajo el pueblo.
—¿Cuál es mi próximo curso de acción? —murmuró para sí mismo.
Durante estas horas, Atticus había estado extrayendo información del hombre que había capturado anteriormente. Era innegable que había sido una sesión valiosa, pero al mismo tiempo, había dejado a Atticus sintiéndose insatisfecho al final.
La primera pregunta que Atticus había hecho fue dónde estaba. La Sima Abisal parecía un mundo aparte del dominio humano, pero este espacio se sentía igual. Se sentía como un mundo distinto de la Sima Abisal.
Atticus dudaba que la Orden Obsidiana tuviera a alguien que pudiera crear mundos, y este hecho fue confirmado conforme el hombre explicaba.
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