Mo Lingtian leyó repetidamente esa línea en su teléfono y estudió esa imagen una y otra vez. Ese estilo de dibujo era claramente el de Tesorito, y la persona en el retrato debería ser Ning Tianxin, sin duda. Todas las cosas buenas deben terminar... ¿Qué significaba eso?
En ese momento, se dio cuenta de que Ning Xi estaba en el Aeropuerto Imperial. Cuando leyó bien la dirección de la ubicación, los dedos de Mo Lingtian temblaron. Antes de que su cabeza pudiera reaccionar, su cuerpo ya había salido corriendo.
—¿Eh? ¡Mo Lingtian! ¿Adónde vas?
—¿Qué le pasa a este tipo?
—¡No lo sé!
[…]
Todas las voces desaparecieron detrás de él. Mo Lingtian había bajado y subido a su coche a la velocidad más rápida posible. En el asiento del conductor, Mo Lingtian volvió a mirar el mensaje desde el rabillo del ojo. Estaba a punto de arrancar el motor cuando dudó. De repente dejó de hacer todo lo que estaba haciendo.
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