Estamos en 1901, en Londres,Inglaterra. En el interior de una habitación cuadrada con paredes y pisos de hormigón.
La habitación contaba con una lámpara de aceite que se encontraba bastante oxidada por el tiempo y el uso. La lámpara estaba ubicada en el techo de la habitación e iluminaba toda la habitación con una tenue luz amarillenta que parpadeaba de vez en cuando.
Además de la lámpara, la habitación tenía una cama de metal oxidado con colchas en mal estado y sábanas desgastadas con el tiempo. También había un cubo de metal oxidado que se usaba fundamentalmente para hacer las necesidades.
La habitación solo tenía una puerta hecha de metal oxidado. La puerta parecía estar especialmente diseñada para que la persona de afuera de la habitación pudiera ver el interior a través de unas rejas y también contaba con orificio para poder ingresar una bandeja.
Todo parecería indicar que nos encontramos en una cárcel, pero la cruel realidad es que esto era un manicomio en la década de 1900 . Aunque para ser más justos con la historia habría que detallar que esta era la habitación solitaria para pacientes histéricos o nerviosos que podían poner en riesgo al personal.
En la habitación exclusivamente había una persona muy vieja. El anciano tenía un pelo blanco muy desprolijo y escaso en su cabeza. En su rostro tenía una barba blanca bastante exuberante y desprolija que ocultaba su boca y su mentón. Los ojos del hombre eran celestes y el viejo estaba vistiendo una camisa blanca acolchada y unos pantalones blancos acolchados.
Por el lugar deprimente y solitario donde se encuentra el anciano, todos pensarían que el viejo debería estar triste. Pero una sonrisa muy amplia se encontraba formada en el rostro del anciano y eso era porque finalmente vivía feliz y sin preocupaciones.
A esta altura de la vida este anciano solo tenía una preocupación en su vida y era lastimar a sus familiares por error, pero en este sitio el viejo nunca más vería a sus familiares, por lo que finalmente había logrado sacarse un gran peso de encima.
El viejo siempre quiso abandonar a su familia para evitar esa posible tragedia, pero el dolor que le produciría abandonar a su esposa no le permitía escapar de su familia.
Cuando su esposa murió, ya nada retenía al anciano de escapar de sus temores, salvo una cuestión fundamental y es que cuando la esposa del anciano falleció, él ya era muy viejo y no tenía la misma fuerza que en su juventud para abandonar a su familia.
Por lo que el anciano había decidido confiar en que no ocurriría nada malo y planeó vivir con su hijo mayor los pocos años que le quedaban de vida. No obstante, sus hijos tenían otros planes y al notar lo mal que estaba viviendo su padre, sus hijos decidieron mandarlo a vivir a un manicomio a Inglaterra.
Al saber esta historia, las dudas surgen de inmediato y de forma natural: ¿Por qué los hijos mandaron a su padre a un manicomio que aparentaba ser una cárcel?
La respuesta es sorprendente, porque la realidad es que el viejo viviendo en esta celda era nada más y nada menos que el actual dueño del manicomio: sus hijos directamente le habían comprado todas las instalaciones a su padre y de esa forma se garantizarían que su padre se sienta como en casa en el manicomio. Porque la realidad es que esta era su nueva casa.
La razón por la que el viejo vivía en esta celda, era porque le agradaba esta habitación pequeña, cerrada, segura e inalterable. En esta habitación el anciano se sentía cómodo; en una habitación con los colchones rotos y las sábanas desgastadas,con las paredes de hormigón sin pintar y con la luz amarillenta de lámpara de aceite inundando toda la habitación.
Solo faltaba un único detalle para que la habitación fuera perfecta en la mente del anciano, pero ese detalle todavía estaba en construcción, por lo que el viejo tendría que esperar unos días más para poder ver la habitación que su mente consideraba perfecta.
En unos pocos días el manicomio sería unos de los pocos edificios de toda Inglaterra en contar con luz eléctrica, la cual era muy poco frecuente, ya que la iluminación a base de gas era la reina de estas eras. Cuando el manicomio del viejo cuente con electricidad, el viejo finalmente podría instalar una lámpara oxidada en el techo que ilumine con luz amarillenta las paredes de hormigón de este cuarto. De esa forma, el viejo finalmente lograría ser realmente feliz, extremadamente feliz, ya que el viejo viviría donde siempre deseó vivir: ¡¡El viejo viviría en la habitación de sus sueños!!
El abuelo actualmente se encontraba tarareando una canción con felicidad. En las manos del viejo se encontraba un trozo de carbón y sin mucha habilidad el anciano se encontraba realizando un dibujo en la pared de mármol.
El anciano tiró el trozo de carbón al piso y admiro el dibujo creado en la pared: era una puerta pequeña y algo torcida. La puerta estaba muy vagamente dibujada y no tenía ningún detalle más que un pomo dibujado en forma de círculo; que era lo único que servía para diferenciar la puerta de un cuadrado.
Tras admirar su creación, el viejo acercó su mano al círculo dibujado como si pudiera tomarlo, pero obviamente su mano se chocó con la pared.
No obstante, el viejo no se rindió y volvió a acercar su mano para tomar el pomo dibujado, pero la mano del viejo solo chocó con la fría pared de hormigón.
El viejo siguió intentando por un rato, parecía que había perdido la cabeza, pero en su intento número 12 la situación cambió: ¡¡La mano del viejo se hundió en la pared de hormigón!!
El viejo retiró su mano hundida en el hormigón con algo de esfuerzo y cuando logró sacar la mano completamente, el pomo de la puerta dibujado cutremente se veía atrapado en su mano. Con lentitud, el viejo tiró del pomo y la puerta dibujada en la pared comenzó a abrirse mostrando un pasillo de tierra infinitamente largo.
—Acá viene el sol, muchachos...—Murmuró, el viejo, parafraseando la canción que estaba tarareando mientras dibujaba—Veamos a qué pobres diablos me encuentro en esta ocasión...
Acto seguido,el viejo se agachó y se metió por la pequeña abertura creada en la pared de hormigón. Dentro del pasillo de tierra, el anciano cerró la puerta en sus espaldas y comenzó a gatear por el oscuro pasillo rumbo a lo desconocido.