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Capítulo 2: El Acreedor

Editor: Nyoi-Bo Studio

Pronto Lin Yun puso este asunto en el fondo de su mente y dirigió su atención al

estado de su cuerpo. Esto era lo que en realidad preocupaba a Lin Yun.

Sobrevivir 20 años en la recta final del deterioro gradual de Noscent le provocó

una sed casi fanática de maná. Si se le acabase el maná, el Lin Yun de aquel

entonces no hubiera podido sobrevivir ni una hora. Las feroces bestias de la

arena, la alta temperatura constante o la radiación mortal de la tormenta del

inframundo podrían matarle fácilmente.

Las cosas a las que Lin Yun solía sobrevivir no eran nada como una familia

poderosa o un futuro prometedor, sino su minucioso manejo de cuánto maná

poseía.

A Lin Yun no le importaba cómo de débil estuviese su cuerpo o cuánto dinero

adeudaba. Un Aprendiz de Mago nivel 9 no era lo suficientemente fuerte. Si Mafa

hubiese sido un Archimago y olvidado las 8000 unidades, ¿quién se atrevería a

exigirle devolver 80 000 unidades de oro? Incluso si estuviera dispuesto a

pagarlos, no hubieran sido tan audaces como para aceptarlos.

Después de una cuidadosa inspección, Lin Yun descubrió que este joven hombre

llamado Mafa Merlin no estaba tan mal. Aunque su estatus de Aprendiz de Mago

de nivel 9 no merecía ser mencionado, sus bases eran firmes, porque había sido

muy trabajador y su maná ya había llegado casi al límite de remolino. El único

motivo que le impedía avanzar era la falta de control sobre su maná.

Esto era mucho más fácil.

Durante esos 20 años, Lin Yun se había concentrado en extraer todo el maná

adicional posible, siempre calculando cómo usar cada partícula con el mayor

grado de eficiencia. Al cabo de tantos años, su control sobre el maná había

alcanzado un nivel impresionante.

En realidad, no era solo Lin Yun. En la era vacía de maná, cada mago era así.

Podían sobrevivir en la radiación mortal de la tormenta del inframundo y el

recalcitrante desierto durante días solo para extraer un poco de maná del vacío.

Al crecer en este entorno, el control de Lin Yun superaba ampliamente el de los

actuales hechiceros, al punto de que era incapaz de entender a Mafa Merlin.

Lin Yun pasó unos diez minutos analizando el potencial de este cuerpo para la

magia.

Transcurrido ese tiempo, se dijo a sí mismo que su entendimiento de este cuerpo

estaba a la par del mismo Mafa Merlin y, por ende, comenzó a juntar maná.

Guiado por su preciso control, el robusto maná parecía fluir como un río.

Al principio, la corriente aparentaba ser suave y relajante, como un arroyo

susurrante, pero con su instigación constante, el maná empezó a agitarse y se

convirtió en un río creciente. Con un silbido, el remolino de olas rompía contra su

nuevo cuerpo.

Este momento era crucial para un Aprendiz de Mago. Si el aprendiz perdiese el

control del maná surgente, la absorción sería interrumpida y no tendrían otra

opción más que empezar desde cero. Este contratiempo incluso podría llevar al

mago a perder la esperanza de lograr formar alguna vez un remolino de maná.

Era por esta razón que abundaban los aprendices, pero había muy pocos

Archimagos. Era también el motivo por el cual Mafa Merlin fue incapaz de

progresar más allá de un Aprendiz de Mago nivel 9 en tres años. De hecho, jamás

lo había intentado por miedo a fallar.

Pero Lin Yun no padecía ese problema.

Él tenía un nivel de control magnífico. No necesitaba concentrarse demasiado y,

en un instante, el maná brotaba con abundancia. A pesar del brusco aluvión de

maná, Lin Yun lo controlaba con facilidad. El maná fluía desaforado por el camino

que él guiaba.

Al remolino de maná solo le llevó un instante para formarse en su cuerpo.

Cuando un Aprendiz de Mago alcanza este punto, se considera que está calificado

para revestir al fin la túnica negra. Tras el paso de un tiempo, el remolino se

estabilizaría por completo y así se daría por concluido el logro, consagrándose

como mago.

Pero Lin Yun no iba a parar ahí. Como si no supiera que el maná ya había tomado

forma, lo forzó más allá, a pesar de que aparentaba estar al límite. Un débil

remolino de maná nuevo se formó dejando salir un sonido de estallido, como el de

una burbuja, y colapsó ante la presión de la erupción.

Lin Yun no estaba preocupado. Continuó juntando maná una vez más y procedió a

formar burdamente otro remolino, que colapsaba al igual que el anterior, volviendo

al brote de maná.

Repitió este circuito, que habría horrorizado a cualquier mago contemporáneo, no

menos de diez veces hasta que el remolino débil finalmente se estabilizó.

Una vez que el remolino se mantenía firme sin importar cuanto maná le introdujera

a la fuerza, Lin Yun estuvo satisfecho. Juntó algo de maná en el centro del

remolino.

Este comenzó a girar lentamente, sin parar. Lin Yun elevó su mano y varias runas

mágicas aparecieron en ella, seguidas de un gran cambio en la magia que llenaba

la habitación. Un pequeño zumbido se escuchaba en el aire.

Incluso si un mago exigente viera esta escena, no tendría más opción que admitir

que este remolino era casi perfecto, con una resistencia sorprendente y un flujo de

poder que se equiparaba al de un mago de primera clase. Lo increíble era que la

formación de este remolino solo llevó unos pocos minutos.

Nadie en esta era hubiera sido capaz de concretar tal hazaña.

Esto se debía a que, años después, cuando el poder de control sobre el maná de

los magos alcanzó otro nivel, se desarrolló un nuevo método para formar un

remolino. Habían descubierto que esta manera brusca y precaria no solo permitía

formar el remolino muy rápidamente, sino que también le daba una fortaleza y un

poder explosivo que era impensable en el pasado. Llevó cientos de años

perfeccionarla. Lin Yun había aprendido una técnica que esta era no podía

imaginar.

Lin Yun movía las runas dispersas con su mano y se preparaba para fortalecer

más su remolino de maná cuando escuchó una voz afuera.

—¡Estaba escrito con mucha claridad! Antes de que mi primo se embarcara, le di

prestadas 8000 unidades de oro como inversión. Mi negocio terminó siendo un

fracaso, así que debería recuperar mis 8000 unidades. Soy una persona razonable

y, naturalmente, sé que no tienes dinero en este momento. Así que sugiero esto:

esta casa todavía tiene algún valor. Aceptaré la pérdida de mi inversión y

compraré esta casa por 10 000 unidades de oro. De esta forma, puedes pagar tu

deuda y conservar 2000 unidades para gastar.

La voz a la distancia era ronca y quebrada, sonaba como un pato ruidoso. No

cabía duda sobre qué clase de reacción Lin Yun, que estaba ponderando como

mejorar su remolino de maná, tendría tras escuchar un sonido tan molesto.

—No hay necesidad de estar tan emocionado por cancelar una deuda —susurró

Lin Yun para sus adentros mientras rechinaba los dientes—. Ya estaba pensando

en romper el cuello de ese pato.

Inesperadamente, antes de que Lin Yun pudiera incorporarse, el pato entró por su

puerta y la abrió con un ruidoso estruendo. Un hombre corpulento que

seguramente pesaba más de 150 kilos se tambaleó hacia adentro, seguido por un

anciano que aparentaba tener unos 60 años. Ambos estaban empujándose, como

si estuviesen en desacuerdo por algo.

—¡Suéltame!, ¡te he dicho que me sueltes! ¿No me escuchas? Pavey, viejo, no

creas que puedes actuar irresponsablemente solo porque estoy siendo amable por

ahora. Debes tener una cosa en claro, eres solo el mayordomo. Este no es un

asunto que te competa.

—Fario, deberías saber que eran las 8000 unidades. Era un regalo que el Maestro

te ofreció generosamente de las ganancias del viaje ¿Siquiera le diste un centavo?

¿Ahora que el Maestro se ha ido, quieres apoderarte de los bienes que dejó atrás?

¿No tienes vergüenza?

El anciano tiraba de la manga de Fario y, por el esfuerzo o la ira, su cara arrugada

estaba completamente roja. —A menos que mi viejo cuerpo se muera, no pienses

en intentar reclamar esta casa —dijo tomando la cara de Fario a la fuerza.

—Viejo idiota, ¿eso es una amenaza? —el hombre gordo se llenó de furia cuando

escuchó las palabras del mayordomo—. Más te vale que aprendas tu lugar y dejes

de comportarte así enfrente de mí o...

—¿O qué? —Lin Yun irrumpió en medio de su pelea.

—O yo... —Fario estaba a mitad de su amenaza cuando tuvo que detenerse, un

poco confundido, al darse cuenta que quien estaba repitiendo sus palabras no era

el viejo mayordomo, sino su sobrino, que algunos creían que tenía potencial para

convertirse en un mago.

Fario siempre había despreciado esa fanfarronería. ¿Como podría ese niño

convertirse en mago? Eso sin mencionar en todo el oro que su padre había

malgastado en él todos estos años. Incluso después de todo eso, ¿aún no era un

mago?

No había necesidad de preocuparse por él. Después de la muerte de su padre,

Locke Merlin, el joven le había escrito una carta rogándole que extendiera el plazo

de pago unos días más. Si tuviera una verdadera oportunidad de ser un mago,

¿llegaría tan lejos?