Capítulo 28: El Enfrentamiento con el Brujo Goblin
Ian avanzaba rápidamente a través de la fortaleza goblin, sus pasos resonando en los oscuros pasillos de piedra. Sabía que no tenía tiempo que perder intentando atrapar las almas de los goblins caídos; su prioridad era derrotar al Brujo Goblin, el verdadero poder detrás de la fortaleza.
Con la Reina Avispa, el Guardián Avispa, el lobo, y el mono a su lado, Ian se adentraba cada vez más en la fortaleza, siguiendo los oscuros y sinuosos caminos que conducían a la sala del trono donde el Brujo residía. A medida que se acercaban, la atmósfera se volvía más densa, cargada de una energía oscura y opresiva que solo podía venir de la magia poderosa del Brujo.
Finalmente, llegaron a una gran cámara subterránea. Las paredes estaban cubiertas de inscripciones rúnicas que brillaban con una luz siniestra. En el centro de la sala, sobre un trono de piedra negra, se encontraba el Brujo Goblin. Era una figura imponente, más alto y corpulento que cualquier otro goblin que Ian hubiera visto. Sus ojos rojos brillaban con un odio profundo, y una mueca torcida se dibujaba en su rostro.
"Así que has llegado, intruso", siseó el Brujo, su voz resonando en la sala como un eco maligno. "¿Crees que puedes desafiarme en mi propio dominio? Te arrepentirás de haber cruzado mi camino."
Ian no respondió con palabras, sino con acción. Con un gesto, ordenó a sus esclavos del Alma atacar. La Reina Avispa y su Guardián se lanzaron hacia adelante, escupiendo veneno ácido en dirección al Brujo. Al mismo tiempo, el lobo corrió en zigzag, buscando un flanco débil, mientras el mono se desplazaba por las sombras, buscando una oportunidad para atacar desde arriba.
El Brujo Goblin levantó su bastón, y un escudo de energía oscura se materializó a su alrededor, bloqueando el ataque venenoso de las avispas. Con un gruñido, comenzó a conjurar un hechizo, y varias esferas de fuego oscuro surgieron de la punta de su bastón, disparándose hacia Ian y sus aliados.
Ian evadió las esferas con agilidad, mientras sus esclavos del Alma también esquivaban los ataques con movimientos precisos. La batalla se intensificó rápidamente, con el lobo atacando desde un lado y el mono lanzando proyectiles desde las alturas, tratando de desestabilizar al Brujo.
El Guardián Avispa, en un movimiento rápido, se lanzó hacia el Brujo, intentando romper su defensa con una estocada directa. Sin embargo, el Brujo, con un movimiento de su bastón, desvió el ataque y lanzó una ola de energía oscura que empujó al Guardián hacia atrás, haciéndolo chocar contra la pared.
La Reina Avispa aprovechó la distracción y liberó una ráfaga de veneno directo al rostro del Brujo. Aunque su escudo bloqueó parte del ataque, el veneno logró atravesar y quemó la piel del Brujo, provocándole un grito de ira y dolor.
Ian vio una apertura, y en lugar de usar un ataque de energía pura, canalizó el poder de la joya que llevaba consigo. Concentrando toda su fuerza, invocó una bola de fuego que crepitaba con una intensidad abrasadora. La lanzó directamente hacia el Brujo, y la explosión que generó fue devastadora. El impacto sacudió la cámara, lanzando escombros por doquier y rompiendo el escudo del Brujo en mil pedazos.
El lobo aprovechó la oportunidad y se lanzó al cuello del Brujo, derribándolo al suelo. Pero antes de que pudiera asestar un golpe mortal, el Brujo conjuró un círculo mágico bajo su cuerpo, liberando una explosión de energía que lanzó al lobo por los aires.
El mono, que había estado esperando su momento, descendió rápidamente y golpeó al Brujo en la cabeza con un golpe contundente, interrumpiendo otro de sus intentos de conjurar. El Brujo, aturdido, intentó ponerse de pie, pero la Reina Avispa y el Guardián ya estaban sobre él, lanzando ataques coordinados que finalmente rompieron su defensa por completo.
Ian vio el momento decisivo y, con un grito, dirigió su espada hacia el corazón del Brujo. El filo atravesó el pecho del goblin, quien soltó un último grito de dolor y frustración antes de desplomarse en el suelo, su cuerpo inmóvil.
Con el Brujo derrotado, la energía oscura que impregnaba la fortaleza comenzó a desvanecerse lentamente. Ian respiró hondo, sabiendo que la batalla había terminado, pero también que el verdadero desafío estaba apenas comenzando. Aún debía investigar el misterioso portal que el Brujo protegía.
Después de derrotar al Brujo Goblin, Ian se tomó un momento para recuperar el aliento. La batalla había sido intensa, pero sabía que su trabajo aún no había terminado. Con el cuerpo inerte del Brujo a sus pies, Ian decidió que era el momento de intentar esclavizar su alma.
Concentrándose, Ian comenzó a canalizar su poder mágico. Sabía que la habilidad de "Control del Alma" era peligrosa, especialmente con un ser tan poderoso como el Brujo Goblin, pero también comprendía el inmenso valor que podría tener un alma tan fuerte a su servicio. Mientras invocaba la técnica, la joya en su poder comenzó a brillar con una luz intensa, reflejando la energía que fluía a través de él.
Poco a poco, una niebla oscura comenzó a surgir del cuerpo del Brujo. La neblina se condensó hasta formar una figura espectral, una sombra de lo que una vez fue el temido Brujo Goblin. Sus ojos, aún llenos de odio y maldad, brillaban con una luz siniestra mientras flotaba frente a Ian.
El alma del Brujo intentó resistirse, consciente del destino que le esperaba. Las sombras alrededor de la cámara se agitaron como si la misma oscuridad conspirara para evitar que Ian tuviera éxito. Pero Ian, con su voluntad firme y su magia concentrada, no permitió que el Brujo escapara. Con un gesto firme, canalizó su energía directamente hacia el alma, envolviéndola en cadenas etéreas que la arrastraban hacia su control.
El Brujo emitió un grito agudo, un eco de desesperación y furia, mientras era arrastrado irremediablemente por el poder de Ian. Poco a poco, la resistencia del alma disminuyó hasta que finalmente, con un último gemido, fue completamente esclavizada.
La sombra espectral del Brujo flotó ante Ian, ahora en total sumisión. Aunque había perdido su cuerpo físico, su poder mágico seguía siendo impresionante, y su conocimiento de la magia avanzada podría ser una ventaja invaluable para Ian en los desafíos futuros.
Ian observó su nueva adquisición con satisfacción. Con el alma del Brujo bajo su control, sabía que su arsenal de esclavos del alma se había vuelto aún más formidable. Ahora tenía no solo la fuerza bruta de la Reina Avispa y su Guardián, sino también el poder arcano del Brujo Goblin. Este último movimiento podría ser decisivo en su misión, y aunque había arriesgado mucho, Ian sabía que había valido la pena.
Con una última mirada al cadáver del Brujo, Ian dirigió su atención hacia el misterioso portal que el goblin había estado protegiendo. Aún había mucho por descubrir en esta fortaleza, pero con su nuevo esclavo del alma, se sentía más preparado que nunca para enfrentar lo que fuera que se interpusiera en su camino.