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Defensa y Resistencia

Las mariposas mágicas continuaban atacando en oleadas interminables, su movimiento sincronizado creando un torbellino de viento y caos que amenazaba con superar a Ian y su equipo. Las ráfagas de viento cortante seguían golpeando la barrera de tierra, que se agrietaba cada vez más con cada impacto. Ian se dio cuenta de que no podían mantener este ritmo de lucha por mucho tiempo; eran demasiadas mariposas, y su capacidad de ataque parecía infinita.

Observando la situación con atención, Ian tomó una decisión rápida. Optar por una estrategia defensiva era la única opción viable. "¡Cambio de táctica! ¡Vamos a resistir y desgastarlas!" gritó a su equipo, sabiendo que una confrontación frontal directa sería suicida.

De inmediato, Ian ordenó al mono continuar levantando y reforzando las barreras de tierra. El mono, ser vei algo parecido a sudar pero determinado, golpeó el suelo de nuevo con ambas manos. Esta vez, en lugar de una sola barrera, múltiples muros de roca comenzaron a elevarse, creando capas defensivas que se superponían para proteger al grupo de las ráfagas de viento y los ataques de las mariposas.

Los árboles vivientes intensificaron su viento helado, concentrando el frío alrededor de la formación defensiva. La temperatura cayó aún más, hasta el punto de que la hierba bajo sus pies se cristalizó en hielo. El aire frío se extendió hacia las mariposas, ralentizando aún más sus movimientos. Sin embargo, Ian sabía que el viento helado solo podía ralentizar a las mariposas, no detenerlas por completo.

Mientras las mariposas mágicas seguían lanzando sus ataques de viento, Ian dirigió su atención a los magos. "¡Conserven su energía! ¡Usen hechizos de protección en lugar de ataques!" ordenó. Los magos, obedeciendo, cambiaron rápidamente de táctica, conjurando barreras mágicas de protección alrededor de la formación. Los escudos mágicos resplandecían con un brillo tenue, reforzando las murallas de tierra y reduciendo el impacto de los ataques de viento.

Ian observaba con cuidado cada movimiento, midiendo el ritmo de la batalla. Se dio cuenta de que las mariposas, aunque numerosas, tenían que mantenerse en movimiento para mantener sus ataques efectivos. Si podían prolongar la batalla el tiempo suficiente, las mariposas eventualmente se cansarían o debilitarían. Su resistencia a la magia y al frío no era ilimitada.

"¡Mantengan la defensa cerrada!" ordenó Ian. "¡No ataquen a menos que vean una apertura clara! ¡Aguanten!" Con esta táctica, Ian pretendía evitar cualquier desperdicio de energía. Sabía que mantener el control del terreno y aguantar los ataques sería crucial para que sus enemigos comenzaran a perder su sincronización.

Las avispas y las aves comenzaron a volar en círculos alrededor de la formación defensiva, actuando como una segunda línea de defensa para interceptar cualquier mariposa que se acercara demasiado. Sus aguijones brillaban con una luz ámbar, listos para picar si se daba la oportunidad.

Mientras tanto, Ian observaba con ojos atentos, buscando el más mínimo signo de debilidad en las filas de mariposas. Su táctica defensiva ya estaba comenzando a dar frutos; aunque los ataques de las mariposas eran implacables, la falta de éxito visible estaba haciendo que algunos de sus movimientos se volvieran erráticos. Las criaturas parecían comenzar a perder la sincronización perfecta que las hacía tan letales.

"Así es, siguen así…", murmuró Ian para sí mismo, sabiendo que cada minuto que pasara aumentaría sus posibilidades de victoria. El desgaste era lento, pero seguro. Las mariposas estaban comenzando a dispersarse un poco más, lo cual era exactamente lo que Ian estaba esperando.

Manteniéndose firme, Ian sabía que la clave sería resistir y esperar el momento oportuno para contraatacar con todo su poder. La batalla aún estaba lejos de decidirse, pero su táctica defensiva le estaba dando a su equipo una oportunidad real de sobrevivir y, eventualmente ganar.

Dos días después de haber adoptado una estrategia defensiva, la batalla con las mariposas mágicas continuaba. Durante ese tiempo, el equipo de Ian había soportado ataques constantes y agotadores, cada ráfaga de viento cortante más peligrosa que la anterior. Aun así, Ian mantuvo su táctica de resistencia, sabiendo que solo debían aguantar hasta que las mariposas perdieran interés o su energía se agotara.

Finalmente, después de un largo y tenso período de desgaste, Ian notó que las mariposas mágicas comenzaban a dispersarse. El aire alrededor se calmó, y el sonido de las alas que llenaban el cielo con su batir constante empezó a disminuir. Ian, con cautela, observó cómo los enjambres se desorganizaban y comenzaban a alejarse lentamente, hasta que, en cuestión de minutos, todas las mariposas desaparecieron por completo en la distancia.

Ian dejó escapar un suspiro de alivio y confusión. "¿Por qué se retiraron de repente?", pensó en voz alta. Fue entonces cuando, mirando los alrededores más detenidamente, se dio cuenta de lo que realmente había sucedido. Estaban en medio de la migración de las mariposas.

Las mariposas no los habían atacado específicamente a ellos; simplemente estaban atravesando su camino. Ian había subestimado la magnitud de la migración. Estas criaturas mágicas, al pasar de una región a otra, atacaban instintivamente cualquier cosa que se interpusiera en su trayectoria, utilizando sus poderosos ataques de viento para despejar el camino.

"Así que todo esto fue solo una coincidencia... una desafortunada coincidencia", murmuró Ian, dándose cuenta del error. Las mariposas no eran enemigas naturales del equipo; simplemente habían defendido su paso migratorio con su fuerza y número abrumador.

Al comprender la situación, Ian sintió una mezcla de alivio y frustración. Al menos, sabían ahora que no había más amenazas inminentes de esas criaturas en el área inmediata. "Bien hecho, todos", dijo a su equipo con una sonrisa agotada. "Sobrevivimos a una tormenta de mariposas. Creo que es algo que pocos pueden decir."

Mientras recogían los restos de su campamento y verificaban sus heridas, Ian no pudo evitar sonreír ligeramente ante lo irónico de la situación. Habían pasado dos días peleando contra una fuerza que, en realidad, no tenía ningún interés en ellos. Pero habían aprendido una valiosa lección: en el Bosque, las amenazas no siempre eran lo que parecían, y la naturaleza misma del lugar podía ser tanto un desafío como un enemigo.